Jue 14.10.2010

EL MUNDO  › MARIO SEPULVEDA, UNO DE LOS LIDERES

Minero y animador

› Por Emilio Ruchansky

Desde Mina San José, Atacama

Sacado de contexto, Mario Sepúlveda, de 41 años, parece una estrella de rock. El minero más carismático, a quien en el campamento le dicen “Supermario”, salió de la cápsula, abrazó a su esposa, al presidente Sebastián Piñera (tres veces), se sacó el casco antes de saludar a la primera dama y puso una bolsa dorada sobre el piso. Se agachó y de adentro sacó unas piedras con vetas de oro, del fondo de la mina, para repartirles a todos los presentes en la plataforma de rescate. Después fue hasta una valla, donde había otros rescatistas, los abrazó, alzó el puño y dirigió el canto: “¡Chi-Chi-Chi! ¡Le-Le! ¡Mineros de Chile!”.

Al rato, en el container destinado para juntarse con su familia, luego de llorar de emoción al reencontrarse con sus hijos, habló para las cámaras. “Por favor, no nos traten como artistas, como periodistas, yo quiero que me sigan tratando como Mario Sepúlveda, como el minero trabajador”, pidió, con la bandera chilena de fondo. “Estoy contento, la verdad estoy muy emocionado de estar acá arriba”, comentó Sepúlveda, quien aseguró haber enterrado 40 años de su vida para iniciar una nueva etapa. “Estuve con Dios, estuve con el diablo, me pelearon, me ganó Dios, me agarré de la mejor mano”, afirmó.

Sepúlveda es electricista, tiene dos hijos, está casado (aunque prometió hacerlo por iglesia una vez fuera de la mina) y nació en Parral, como el poeta Pablo Neruda. Trabajó casi tres años en la mina San José. Ayer a la madrugada se deshizo en elogios al presidente felicitándolo en su calidad de “exitoso empresario” y luego criticó a los mandos medios de la empresa San Esteban, dueña de la mina. “No pueden actuar como lo han hecho hasta ahora”, dijo Sepúlveda, ex dirigente minero, al tiempo que reclamó “cambios” en la seguridad laboral de la minería chilena.

Durante los 70 días que estuvo atrapado, Supermario se convirtió en el gran animador del grupo. Así se lo vio, chistoso y desenvuelto, entrevistando a sus compañeros para los videos que luego se verían en la mayoría de los noticieros del mundo. Es esta popularidad la que podría abrirle las puertas del mundo del espectáculo del que reniega. Ayer se supo que tiene una oferta laboral concreta. Increíblemente, el periodismo tuvo mucho que ver. Cuando estaba atrapado, Alejandro Pino, gerente de la Achs (la Sociedad Chilena de Seguridad), impartió cursos de oratoria para enfrentar a la prensa, una vez afuera.

“Cuando estaba haciendo la penúltima clase pedí que dijeran algunas palabras, como para evaluar la construcción del discurso, y Mario hizo un discurso extraordinario, refiriéndose a la prevención del riesgo en las minas, resaltando la necesidad de que el trabajador también sea responsable de respetar las reglas y cuidarse. Se entusiasmó, le nacía de adentro. Son los tipos de oradores que hablan con pasión los que sirven para determinados trabajos”, contó Pino.

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