EL MUNDO › LA CANDIDATA QUE SALIO TERCERA EN BRASIL NO APOYARA A NINGUN PRESIDENCIABLE EN EL BALLOTTAGE
La discípula de Lula, Dilma Rousseff, y su rival socialdemócrata, José Serra, tendrán que salir a buscar voto por voto los casi 20 millones de sufragios que logró la ex ministra de Medio Ambiente en la primera vuelta.
Marina Silva dijo que no se lavó las manos como Poncio Pilatos. Sin embargo, ayer la ecologista y su Partido Verde anunciaron que no apoyarán a ninguno de los dos candidatos del ballottage el 31 de octubre. De esta forma, Dilma Rousseff y al opositor José Serra tendrán que salir a buscar voto por voto los casi 20 millones de sufragios que logró Silva en la primera vuelta.
Silva y su formación, árbitros de la disputa presidencial, se mantendrán “independientes”. La ex ministra de Medio Ambiente del gobierno de Lula perteneció treinta años al hoy gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y, para algunos analistas, era impensable que apoyara al candidato de la derecha, José Serra. Y si bien los verdes han hecho alianzas con el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en estados como San Pablo o Minas Gerais, de apoyar al socialdemócrata habrían roto lanzas con su nueva y carismática líder. Fue ella quien captó la atención de un electorado desencantado, no su partido. Los datos hablan por sí solos: la bancada verde no creció y se mantendrá en 14 diputados.
Por otra parte, al propio Serra no le hubieran perdonado el apoyo explícito de los ecologistas. En estados como Mato Grosso, donde Serra ganó con comodidad, el negocio de la soja va de la mano de la desprotección de la amazonia –y el descontento verde–.
En un encuentro con la prensa, Marina explicó su decisión. “No me estoy lavando las manos. Puedo mirar a Dilma y a Serra y reconocer cualidades, comprometidas con los avances de los últimos 16 años en Brasil, comprometidas con mejorar al país.” Y agregó: “El hecho de no optar por ninguno (de los candidatos) no significa neutralidad, sino una posición de independencia, reafirmada en ideas y propuestas”, señaló Silva al leer una carta abierta dirigida a Rousseff y a su rival.
En el marco de una convención partidaria en San Pablo destinada a determinar si darían o no apoyo a alguno de los postulantes, la ex candidata ecologista sostuvo que su agrupación se mantendrá en la posición de mediadores para que el proceso electoral “tenga los mejores resultados”. “Esa independencia va a favorecer a la democracia” y no a uno u otro candidato, subrayó.
Marina Silva, que no especificó a quién votará el último domingo de octubre, se había posicionado como actor clave de la carrera presidencial con una inesperada votación en el primer turno, de 19,3 por ciento, que según los expertos forzó una segunda vuelta. Sus casi 20 millones de votantes desde ayer quedaron en libertad para pronunciarse el 31 de octubre.
“Seremos independientes”, enfatizó el presidente del Partido Verde, José Luiz Penna, tras una votación casi unánime de la convención nacional del grupo ecologista. “Quien se va a posicionar por Dilma (Rousseff) o por (José) Serra, se posiciona como elector y sin calificación partidaria”, señaló de su lado Alfredo Sirkis, vicepresidente del PV.
Durante el encuentro, los dirigentes del partido también detallaron que el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) tuvo una mejor receptividad a incluir en su programa las propuestas presentadas por ellos hace dos semanas, entre las cuales se destacan iniciativas sobre educación, cambio climático y la protección de la flora y fauna regionales.
“Ahora soy candidata para que este embrión de tercera vía pueda prosperar (...) para poner fin a una dualidad” entre el PT y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), explicó Silva. Esta evangélica de 52 años, consciente de que sus votos son cruciales para la definición del ballottage, no descartó que su partido acepte una eventual invitación a asumir cargos en el próximo gobierno, a partir del 1º de enero de 2011.
Silva fue fundadora del PT en el estado amazónico de Acre en los ’80, pero abandonó el partido de Lula en 2009, un año después de haber dejado el gobierno por diferencias con el propio presidente, que le quitó el control exclusivo del Plan Amazonia Sustentable.
La ex candidata verde condenó la “dualidad destructiva” entre el PT de Lula Da Silva y el PSDB del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y la comparó con la disputa entre republicanos y monarquistas del período imperial. “No hay democracia apenas con dos opciones; sólo existe con una tercera vía”, evaluó.
La campaña entre Rousseff y Serra cobró especial interés del público en tanto subió de voltaje con ataques entre ambos y se centró en temas como el aborto y la religión. Según las últimas encuestas, la delfín de Lula lidera las intenciones de voto con entre 6 y 9 puntos porcentuales por delante de su contendiente. La más reciente le dio 54 por ciento de preferencias contra 46 por ciento de Serra.
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