El presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció ayer en Londres la inminente presentación de un nuevo paquete de medidas legales para proteger a los mineros. Pareció responder así a los trabajadores de la empresa San Esteban, que protestaron el día anterior para exigir el pago de sus finiquitos mientras se celebraba una ceremonia frente a la mina San José, en Copiapó.

Al salir de la reunión con el premier británico David Cameron, Piñera dedicó unas palabras a los mineros. “Hemos aprendido la lección de lo que ocurrió en la mina San José. En los próximos días vamos a anunciar un verdadero nuevo trato, una cultura de la vida, del respeto y de la protección para nuestros trabajadores”. Según el mandatario conservador, el nuevo paquete de medidas será fruto de una “profunda revisión” de la legislación y de los estándares chilenos, así como de un estudio de los acuerdos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y “los mejores estándares y procedimientos de los países desarrollados”.

Horas antes, en una entrevista con la cadena de televisión BBC, Piñera se comprometió a ratificar el Convenio de la OIT sobre Seguridad y Salud de las Minas, que data de 1995, y define las prácticas de seguridad en las minas, además de permitir a los trabajadores denunciar las condiciones de seguridad sin temor a perder sus empleos. “Chile ha ratificado todos los convenios de la OIT y éste es uno de los que vamos a ratificar”, dijo sin precisar ninguna fecha.

“No podemos garantizar que no tendremos accidentes en el futuro, pero podemos garantizar que haremos todo lo necesario para tener una industria minera más segura”, afirmó en la entrevista.

El rescate la semana pasada de los 33 mineros atrapados durante casi 70 días en una mina del desierto de Atacama, retransmitido en directo por televisiones del mundo entero, está en el centro de la gira que Piñera comenzó el sábado y que lo llevará posteriormente a Francia y Alemania.

El presidente chileno insistió a lo largo de la jornada en que el potencial del país latinoamericano quedó claramente ilustrado con el “compromiso” y la “unidad” que mostró durante toda la crisis.

“Ahora sabemos que unidos podemos conseguir todo tipo de cosas”, declaró en la apertura de un seminario sobre oportunidades de inversión. Ante los empresarios, Piñera recordó que el país enfrenta grandes retos, especialmente en materia de infraestructura, tras el violento terremoto que lo golpeó en febrero pasado, pocos días antes de su toma de posesión. La reconstrucción, necesaria para cumplir con sus promesas de volver a tasas de crecimiento de alrededor de 6 por ciento en promedio y acabar con la pobreza, requerirá una inversión de 8500 millones de dólares en los cuatro próximos años.

“No nos asusta la inversión extranjera”, reiteró más tarde en la prestigiosa London School of Economics (LSE), donde lo esperaban las primeras protestas de una veintena de chilenos y estudiantes con pancartas con lemas como “Detengan la represión contra el pueblo mapuche”. Un asunto que quedó en segundo plano con la crisis de los mineros.