Desde Santiago

Bonito. La Moneda como sala de clases, los ministros como profesores, el presidente Sebastián Piñera como un director. Varios niños atrás correctamente vestidos para la foto de rigor y un viejo pizarrón anunciando con grandes letras escritas con tiza lo adelantado en cadena nacional la noche del domingo: “La reforma educacional más grande de las últimas décadas en Chile”. Todo emotivo, interesante, novedoso, pero también con mucha parafernalia, en el estilo de esta administración plagada de anuncios grandilocuentes.

En ese escenario, Piñera entregó ayer los detalles de la reforma –lanzada por los medios de comunicación en horario prime, justo cuando el polvo levantado por el rescate de los mineros comienza a disiparse– e insistió en que las medidas deben estar aprobadas antes de marzo de 2011.

“Los grandes protagonistas de la reforma son los niños, los jóvenes, nuestros estudiantes, esto es para ustedes, pero si no es con ustedes no vamos a llegar a ninguna parte. La buena educación abre las puertas del futuro, la mala educación conduce a la vida de frustraciones, se trata de su vida, de su realización personal”, sostuvo Piñera.

Destacó además que se mejorará la metodología de enseñanza, los contenidos curriculares y se aprovechará la tecnología en una tarea “de toda la sociedad”. En esa línea, destacó la labor que deberá llevar adelante el ministro de Educación, Joaquín Lavín (ex presidenciable de la derecha, derrotado por Piñera). “Va a tener que superar muchos obstáculos, pero conozco la capacidad y la experiencia y el amor por Chile del ministro de Educación, va a tener todo el apoyo no sólo del gobierno, sino que de tres millones y medio de jóvenes que van a tener una educación de calidad”, sostuvo Piñera.

Lavín es miembro de la Unión Demócrata Independiente (UDI), el derechista partido que junto a Renovación Nacional (RN), dan sustento al gobierno. Esta coalición ha reclamado soterradamente y en público que La Moneda no les da la relevancia que merecen. El gesto en apoyo al ministro puede también leerse como una manera de contrarrestar el “fenómeno” de popularidad en que se ha convertido el ministro de Minería, Laurence Golborne, luego del rescate de los 33 mineros de Atacama y que lo ha posicionado como el político más valorado y querido por la gente, situación que puede echar por la borda cualquier otra candidatura presidencial con miras al 2014.

Volviendo a la sala de clases, el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, calificó los anuncios como “más de lo mismo”. “Esto no es una revolución educacional, es una reforma falsa, mediática y de marketing. Todo esto se ha hecho disfrazado, para privatizar la educación, aquí no hay nada nuevo de lo que venía anunciando Lavín, en cuanto a los colegios de excelencia, más horas de matemática y menos de historia, becas, más atribuciones a los directores, modernización del estatuto docente.” “Nada de esto nos sorprende si tomamos todas estas cosas y las resumimos y se las sitúa en un contexto, esto es privatización de la educación”, sostuvo el dirigente.

Junto a ello, la presidenta del opositor Partido por la Democracia (PPD), Carolina Tohá, catalogó de unilateral la iniciativa, pues sólo se consultó a figuras cercanas al gobierno. “Los anuncios hechos por el presidente en el día no corresponden a la revolución que Chile necesita efectivamente.”

Si bien en el papel las medidas apuntan a reducir la brecha educacional, mejorar los rendimientos de alumnos y profesores e incentivar la carrera docente, Tohá insistió que “una vez más se optó por consultar a los que ven la educación como un mercado para hacer negocios y no dialogar con los otros actores”.

El también opositor presidente del Senado, el DC Jorge Pizarro, añadió que los anuncios “no son muy contundentes, donde se establecieron algunas metas interesantes, pero no es más de lo que se ha hecho”. “Es una lista de supermercado, la cual no es abordable sólo con recursos ya que se requiere de un acuerdo amplio con todos los actores del país.”

Por su parte, Joaquín Lavín rechazó las críticas al sostener que “queremos un gran acuerdo nacional. Sabemos que van a surgir críticas, pero aquí estamos jugándolas por los niños aquí no estamos para defender intereses políticos ni gremiales. Yo quiero pedirles especialmente a los parlamentarios de la Concertación que actúen con generosidad ya que esto no es un tema político”.

Finalmente, el vicepresidente de RN Manuel José Ossandón pidió a la ex presidenta Michelle Bachelet que ponga orden en el bloque opositor, pues “veo con preocupación que existe una ola de críticas a las reformas sin siquiera analizarlas en su fondo. Son disparos desde todos los sectores de la Concertación como si hubiera un acuerdo de lanzarse en picada contra el presidente. Creo sinceramente que la ex presidenta Bachelet debiera poner orden en su sector porque de lo contrario ella va a terminar pagándolo caro en la próxima elección presidencial, donde supongo será candidata”.