EL MUNDO › PRIMER PARO GENERAL EN VEINTIDóS AñOS EN PROTESTA POR LOS RECORTES
Las dos centrales de trabajadores convocaron para hoy a un paro que, según vaticinan los medios de comunicación y los propios gremios, podría ser el más grande de la historia del país. Lisboa aparece como el próximo blanco de los mercados.
Portugal amanece hoy paralizada por una huelga general convocada por las dos principales centrales de trabajadores de ese país. Será el primer paro de este tipo en 22 años y se produce en respuesta a los recortes decididos por el primer ministro, el socialista José Sócrates.
Primero fue el turno de Grecia, Francia y España de protestar contra el ajuste. Hoy le toca a Portugal. Los medios de comunicación locales y los gremios esperan ver el mayor paro de la historia del país. “La huelga reflejará la insatisfacción”, afirmó ayer el líder de la moderada Unión General de Trabajadores (UGT), Joao Proenca. “La movilización de los trabajadores es enorme”, sostuvo el secretario general de la mayoritaria Central General de Trabajadores (CGTP), Manuel Carvalho da Silva.
Lisboa aparece como el próximo blanco de los mercados, como ya sucedió meses atrás con Atenas y recientemente con Dublín. Aunque Sócrates dijo que Portugal no necesita ninguna ayuda externa, los analistas presagian que el país luso sería el próximo en reclamar el rescate de los organismos de crédito internacionales y de los socios de la Unión Europea. Frente a ese panorama, el dirigente de la CGTP reclamó al premier socialista que rechace el chantaje de los “usureros internacionales” y su receta de sacrificios, refiriéndose al plan de ajustes.
Sócrates resaltó el lunes que lo único que necesita Portugal es que se apruebe el presupuesto de austeridad, que será votado el viernes en el Parlamento. Con esa propuesta, el Ejecutivo portugués busca recortar el déficit del 7,3 al 4,6 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI). Para lograr ese objetivo, la receta ensayada por Sócrates combina una baja del cinco por ciento en los salarios de los empleados públicos, un aumento de impuestos y la disminución de las prestaciones sociales. El IVA va a trepar del 21 al 23 por ciento. La aplicación de este presupuesto reducirá fuertemente el poder adquisitivo de un país en el que el salario mínimo es inferior a mil dólares. “Los recortes al gasto y las reformas laborales que ha preparado el gobierno garantizarán la reducción de la deuda y el crecimiento económico”, se atrevió a decir el premier.
“Es inaceptable que los trabajadores hagan lo esencial de los sacrificios”, se quejó Proenca, referente del gremio vinculado con el socialismo. “No se puede aceptar que la primera, segunda y tercera prioridad de Portugal sea el déficit”, agregó el sindicalista y recordó que se debería prestar atención al índice de desempleo, que escala al diez por ciento.
Varios sindicatos se alinearon detrás de las dos centrales y están anunciadas huelgas en los bancos, la prensa, el sector petrolero y los transportes. Más de 500 vuelos ya fueron anulados. Los puertos de Lisboa y Setubal estarán paralizados y será muy complicado desplazarse hoy en la capital portuguesa, donde no hay ningún servicio mínimo garantizado en los transportes públicos. Los militares, que no pueden ir a la huelga, se solidarizarán con los trabajadores que ocupen las calles y realizarán un día de reflexión.
“A pesar del elevado nivel de pobreza y de la inseguridad en el empleo provocada por la gran precariedad, confiamos en que lograremos el apoyo de la mayor parte de la población”, se esperanzó Proenca. El líder sindical denunció que algunas empresas presionan a los trabajadores para que no participen del paro general, entre las que se encuentra la compañía pública de ferrocarriles. El líder de los sindicatos europeos, el británico John Monks, aterrizó el lunes en Portugal para ayudar a la preparación de la jornada de protesta. “Habrá mucha agitación y huelgas generales en Europa en los próximos meses”, predijo.
La última huelga que recuerda Lisboa se remonta a mayo de 2007. Esa medida había sido convocada únicamente por la CGTP, vinculada con el Partido Comunista. El eje de la protesta había sido similar: rechazar el plan de ajuste esbozado por Sócrates durante su primer mandato. El paso del tiempo empeoró la situación de la economía lusa. En 2009, el endeudamiento estatal llegaba al 109 por ciento del PBI. Los organizadores de la medida esperan que por su potencia replique a la de 1988 y obligue al gabinete de Sócrates a dar marcha atrás con el ajuste.
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