La crisis política de Haití podría contar con un nuevo protagonista. Es que el rumor del regreso del ex presidente Jean-Bertrand Aristide, que durante los últimos seis años se mantuvo exiliado en Sudáfrica, resuena con más fuerza en las calles del país caribeño. Si bien hasta ahora las autoridades gubernamentales se negaron a otorgar al ex mandatario un nuevo pasaporte y el permiso para poder regresar, el actual presidente René Préval alimentó el corrillo. Desde República Dominicana, aseguró que no se puede denegar la entrada al país a un haitiano y que la Constitución prohíbe formalmente el exilio.

Las intenciones de Aristide se oyeron a mediados de la semana pasada. Desde el exilio sudafricano, las expresó él mismo a través de un comunicado: “Desde mi llegada forzosa a Sudáfrica, seis años y medio atrás, el pueblo de Haití no ha cesado en el reclamo por mi regreso. Y, en lo que me compete, estoy listo. El propósito es muy claro: contribuir, como un simple ciudadano, con mis hermanos y hermanas haitianos en el campo de la educación”. Seguramente la noticia del regreso de Jean-Claude Duvalier habrá alimentado sus ansias por volver.

Aristide sigue siendo ciudadano de Haití y no cuenta allí con antecedentes penales ni investigaciones judiciales abiertas en su contra. Sin embargo, para poder ingresar a su país de manera legal necesita que las autoridades gubernamentales haitianas le concedan un nuevo pasaporte y un permiso, cosa que hasta ahora no ha logrado adquirir.

La opinión del gobierno de Haití al respecto llegó recién el sábado. En el marco de una visita sorpresa que Préval realizó a República Dominicana, y consultado por su par dominicano, Leonel Fernández, en relación con la inestable situación política del país, el actual mandatario se refirió a Aristide de manera obligada. Negó que se le pueda rechazar el permiso.

Sin embargo, medios de comunicación dominicanos como el diario Hoy deslizaron la posibilidad de que el verdadero motivo del viaje de Préval al país vecino habría sido la presencia fehaciente de Aristide en algún país de América latina.

En tanto, Fernández insistió en la posición de la comunidad internacional que exige un fin a la impasse electoral que vive Haití desde los criticados comicios del 28 de noviembre. En la reunión le recordó a su colega invitado: “Los plazos impuestos por la ley tienen que ser cumplidos para que pueda haber una transición de mando como está prevista”.

El clima de tensión en relación con la situación política de Haití se endureció aún más ayer. Un centenar de personas convocadas por 12 de los 18 candidatos que participaron de la primera vuelta electoral se movilizaron en repudio al proceso y exigieron la renuncia de Préval.

Aunque no fue masiva, la marcha se convirtió en un termómetro que indica el progresivo aumento del enojo del pueblo, en la dilatada espera para conocer los resultados electorales de la primera vuelta, que deberían ser publicados el 31 de este mes. La protesta estuvo encabezada por Charles Henry Baker, uno de los 12 candidatos que desde el 28 de noviembre, día de los comicios, reclaman la anulación de los resultados por considerar que son producto de un fraude masivo.

Según Barker aclaró a la prensa haitiana, los comicios deberían ser reorganizados por un gobierno provisional. Los plazos de gestión amparados por la Constitución indicarían que Préval debe abandonar el cargo el 7 de febrero. Sin embargo, el mandatario afirmó que solicitará una extensión de 90 días, hecho que también está contemplado por la ley de leyes.

Desde Pétionville hasta la Casa de Gobierno, en el centro de Puerto Príncipe, los manifestantes portaron pancartas contra Préval, acusándolo de corrupto y afirmando que los haitianos están cansados de elecciones falsas. Los carteles también criticaron a la Misión de Naciones Unidas (Minustah).