EL MUNDO › EN EL DISCURSO DE ESTADO DE LA UNIóN, OBAMA ANUNCIó REDUCCIóN DE GASTOS
El presidente norteamericano Barack Obama propuso congelar el gasto público por cinco años, aunque dijo que no perjudicará a los que menos tienen. También convocó a la mayoría legislativa republicana a trabajar con el gobierno.
La propuesta de Barack Obama es ostentosa: conquistar el futuro. ¿Cómo? Planteó una fórmula en la que la inversión en investigación y educación generará más industrialización y más trabajo, y el empuje necesario para volver al “liderazgo mundial”. Todo eso, claro, cuidando “que el déficit no nos entierre”. Explicó con detalles su iniciativa de congelar por completo los gastos domésticos durante cinco años, algo que “significará recortes dolorosos, pero nos permitiría ahorrar más de 400 billones de dólares en una década”. El fragmento más interesante de su discurso de Estado de la Unión, y también el más representativo de la situación que atraviesa como presidente de Estados Unidos, fue aquel en el que habló de apuestas. “La verdadera decisión es si nos jugamos a apostar por la creación de nuevos puestos de trabajo e industrias en este país; porque el trabajo duro de nuestro pueblo sea recompensado; por lograr mantener el liderazgo que hizo de Estados Unidos no sólo un lugar en el mapa sino una luz en el mundo, o lo dejamos caer”, remarcó, en código de provocación a la oposición. “Estamos listos para el progreso”, sentenció. Confirmó que en marzo viajará a Brasil, Chile y El Salvador “para generar nuevas alianzas para el progreso en América”, apuntó.
No todo es tan fácil. El desafío a sortear penderá sobre una delgada línea entre el fomento al empleo y el crecimiento del país en base a la educación y a la infraestructura, y el convencer a sus opositores más fervientes de su verdadero compromiso con la reducción del déficit. “Fue luego de invertir en un mejor nivel de educación e investigación que no sólo superamos a los soviéticos y su creación del satélite Sputnik, sino que desatamos una ola de innovación que creó nuevas industrias y millones de nuevos empleos”, ejemplificó. Solicitó al Congreso que traspase al desarrollo de producción de energía renovable los subsidios que da a las petroleras.
Obama hizo referencia a la última crisis mundial, a la que calificó como la peor recesión del país, pero sólo para contraponer una actualidad que está despertando. Y aclaró: “Nunca medimos el progreso en base a estos criterios solamente. Lo hacemos con el éxito de nuestra gente; con la cantidad de trabajo que pueden encontrar y la calidad de vida que esos trabajos pueden ofrecer. Con las oportunidades de una vida mejor que les heredamos a nuestros niños. Ese es el proyecto en el que nuestro pueblo quiere que trabajemos”, resolvió.
El presidente se basó en “los cambios que sufrió el mundo” para fundamentar la alta competitividad que se necesita para conseguir un trabajo calificado y, también, para sostenerse como potencia mundial. Pues muchas cosas cambiaron desde el último discurso del Estado de la Unión del presidente estadounidense. Cambió la opinión que de Obama tiene el pueblo, que mejoró tras la reacción del gobierno frente al atentado a la congresista Gabrielle Giffords. Pero también cambió el mapa legislativo del país. El cuerpo de congresistas que lo oyó en el Capitolio le plantea, desde fines de 2010, un panorama dividido en el que el equilibrio está roto por el reenvalentonado impulso que tomó el Partido Republicano, con aires ultraconservadores. No obstante, no se privaron anoche de fantochear saludos amorosos, sonrisas forzadas.
A ellos les habló directamente. “El pueblo americano decidió que las responsabilidades de gobierno serán compartidas entre ambos partidos. Las nuevas leyes sólo podrán nacer y funcionar con el apoyo de demócratas y republicanos. Avanzaremos juntos o no avanzaremos en absoluto”, aseguró. Mencionó al ataque de Tucson como “la pausa que las luchas entre facciones necesitaban para empezar a trabajar juntas”, aunque subrayó que eso no basta: “Lo que pase, de aquí en más, depende de nosotros”.
Obama pinceló el boceto del sendero que recorrerá durante los últimos dos años de su gestión, que estará signado por “la reforma de nuestras escuelas, el cambio en la manera de usar la energía y la reducción del déficit”. No obstante, la “lucha sin cuartel contra el terrorismo” no cesará. “Seguiremos derrotando a nuestros enemigos donde quiera que estén.” Sin embargo, y aunque haya intentando disimularlo con falsa modestia –“no nos interesa centrarnos en la elección. Acabamos de pasar por una”, deslizó–, su horizonte no es otro que el de la soñada reelección, su meta principal.
Pero no todo fue provocación para la oposición republicana. Obama también les regaló caramelos, como el plan de congelamiento de gastos durante cinco años. “Congelamos los salarios de trabajadores federales durante dos años, aplicamos recortes en programas de acción social. La Secretaría de Defensa contará con 78 billones de dólares menos. Y seguiremos achicándonos en aquellas áreas en las que acordemos con la oposición en que podemos hacerlo. pero esto quiero aclarar: no reduciremos el gasto a costa de los ciudadanos más pobres”, señaló.
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