El jefe de Inteligencia, Omar Suleimán, asumirá la vicepresidencia de Egipto con el beneplácito de Estados Unidos y de Israel, con lo que parece posicionarse como un posible sucesor del presidente que gobierna desde 1981. Suleimán ha sido director de los Servicios Generales de Inteligencia egipcios desde 1993. Según la revista Foreign Policy, es el jefe de Inteligencia más poderoso en Medio Oriente, incluso por delante del jefe del Mo-ssad israelí. Desde ese puesto ha jugado un importante papel diplomático, especialmente en las relaciones con Israel y el estancado proceso de paz palestino-israelí, y con su principal aliado occidental,

Estados Unidos. Como jefe de los servicios secretos, tiene bajo su responsabilidad los archivos de política de seguridad más importantes del país y ha sido el arquitecto detrás de la desintegración de los grupos islamistas que lideraron un alzamiento contra el Estado durante los años ’90.

Participó en la guerra en Yemen en 1962 y en los conflictos de 1967 y 1973 contra Israel. Experto en ciencias políticas, en 1992 encabezó la Autoridad de Operaciones Generales en las Fuerzas Armadas para luego convertirse al año siguiente en el jefe de inteligencia del país. El general Suleimán nació en la ciudad de Qena (sur), en el seno de una familia humilde, el 2 de julio de 1936. En 1954 se alistó en el ejército, donde estudió y recibió entrenamiento en la Academia Militar de El Cairo. Después viajó a la entonces Unión Soviética, donde completó su formación.

El último vicepresidente que tuvo Egipto fue el propio Mubarak, que ocupó ese cargo hasta la muerte de Anuar el Sadat en un atentado, a quien sucedió en el cargo el 14 de octubre de 1981. Casi 30 años después, Mubarak puso a un hombre de confianza para hacerse cargo de su legado.