EL MUNDO › EL SECRETARIO EUROPEO DE ENERGIA HABLO DE “APOCALIPSIS” Y ASEGURO QUE EN LOS PROXIMOS DIAS PUEDE PASAR “LO PEOR”
La autoridad francesa en materia nuclear aseguró que el accidente de Fukushima ya llegó al nivel 6, de una escala de 7. Japón insiste en que es de nivel 4. Los 27 países de la Unión Europea decidieron examinar la resistencia de todas sus centrales nucleares.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
La peor de las pesadillas se hace realidad con cada hora que pasa. Las estimaciones formuladas el lunes por el director de la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa, André-Claude Lacoste, se hicieron tangibles ayer. La catástrofe nuclear de la central de Fukushima está llegando al nivel más alto de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares, INES. André-Claude Lacoste aseguró en París que el accidente corresponde hoy “al nivel 6” (la escala INES tiene siete niveles) y que “el confinamiento del reactor número dos ya no es hermético”. Peor aún, en Bruselas, el secretario de Energía europeo, Günter Oettinger, dio una imagen sin ambigüedad de lo que está ocurriendo en Japón: “Se habló de apocalipsis y, en mi opción, la palabra ha sido perfectamente elegida”. Oettinger se reunió ayer con responsables gubernamentales, dirigentes del sector energético y un panel de expertos. Al cabo de ese encuentro, el comisario europeo de Energía terminó de ampliar su opinión sobre la situación de la planta nuclear de Fukushima: para el dirigente europeo, la central “está fuera de control”. El futuro tampoco se esboza promisorio. Oettinger dijo: “No excluyo lo peor para los próximos días”.
El nivel 6 en la escala INES corresponde a un “accidente importante”, muy lejos del 4, “accidente local”, definido por las autoridades de Tokio. El ministro japonés de Relaciones Exteriores, Takeaki Matsumoto, estaba ayer en París y también dejó trascender malas noticias. Matsumoto reconoció que los porcentajes de radiactividad alcanzados luego del incendio del reactor número 4 de la central de Fukushima podrían “afectar la salud de las personas”. A estos datos se les suman los problemas del reactor número dos. Según la Agencia Internacional de la Energía Atómica, AIEA, la protección primaria de este reactor podría haber sufrido daños importantes. Japón desmintió esa estimación, pero ésta fue evocada más tarde por la Agencia de Seguridad Nuclear francesa. Según este organismo, es muy probable que el reactor número dos esté ahora desprovisto de protecciones elementales. Sin ese dispositivo de contención, la radiactividad se expande cuando el núcleo entra en fusión. Los ingenieros franceses del Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear, IRSN, informaron a la prensa que las dosis elevadas de radiactividad que se constataron en la central sólo pueden explicarse por la ruptura del confinamiento del reactor número dos. La ministra francesa de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet, admitió que Japón se dirigía hacia una “catástrofe nuclear”, mientras que el titular de la cartera de Industria, Eric Besson, evocó “un escenario de lo peor” en lo que atañe a la central de Fukushima.
Europa está también en pleno alerta por los sucesos de la central japonesa. Los 27 países de la Unión Europea decidieron ayer llevar a cabo tests de resistencia en todas sus centrales nucleares. Las plantas serán sometidas a pruebas a fin de evaluar cómo resisten a los terremotos, a los maremotos y a los ataques terroristas. Alemania fue más lejos que sus socios europeos. La canciller Angela Merkel decidió que siete centrales nucleares dejaran de operar durante tres meses. Se trata de las centrales más viejas del país, que entraron en funcionamiento a finales de los años ’80. La temática de la energía nuclear entrará de lleno en la próxima cumbre del G-20 de mediados de año. El grupo está actualmente presidido por Francia. Nicolas Sarkozy había prometido organizar une reunión internacional sobre energía y seguridad nuclear dentro del G-20. La catástrofe japonesa tornó de pronto tan urgente como pertinente esa iniciativa. De las 62 centrales nucleares que se están construyendo hoy en el mundo, 42 de ellas se encuentran en Rusia, China e India. La cuenta regresiva que se puso a andar en Japón mostró los límites de la seguridad absoluta. En un planeta en donde el clima va cambiando desfavorablemente, nadie está salvo de una catástrofe.
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