Jue 31.03.2011

EL MUNDO  › RIBAL AL ASSAD, POLITóLOGO, EXILIADO, PRIMO DEL DICTADOR SIRIO

“El poder está en manos del aparato de seguridad”

Ribal Al Assad es el primo del presidente Bashar Al Assad, que ayer volvió a cerrarle la puerta a las reformas en Siria. Ribal partió al exilio en 1984. Para esa época, las diferencias políticas entre Rifaat, su padre, y el entonces presidente Hafez Al Assad se hicieron insostenibles. Después de la partida de Siria, Ribal estudió Política en la Universidad de Boston y hace un tiempo montó la Organización para la Democracia y la Libertad en Siria, que tiene base en Londres. “Mi padre decía que la democracia es la única que puede proteger a un país como Siria, que tiene tantas minorías”, recordó. En diálogo telefónico con Página/12 , este hombre de 35 años analizó el gobierno de su primo Bashar, que dirige el país desde 2000, tras la muerte de su padre Hafez. “El gobierno sirio no va a poder acallarme, voy a seguir denunciando”, prometió.

–¿Qué evaluación hace del mensaje que dio el presidente Bashar Al Assad?

–Pienso que el discurso no trajo lo que la gente estaba esperando. No contestó a la preocupación del pueblo. El gobierno dijo que hay una conspiración. Pero eso no es suficiente. Que haya renunciado el gabinete no cambia nada. El poder está en manos del presidente y del aparato de seguridad. Todo el mundo pensaba que se iban a anunciar cambios. Los mismos miembros del Parlamento sirio así lo habían anunciado. Habían dicho que cuando hablara, iba a quitar el estado de emergencia. No pasó eso. Salió y dijo que lo estaban estudiando. La gente no quiere escuchar más la palabra “estudiando”. ¿Qué estuvieron haciendo los últimos once años?

–¿Por qué Bashar no cumplió con las reformas que prometió al asumir?

–Todo el mundo sabe que cuando llegó al poder, en 2000, cambió la Constitución en menos de una hora para poder gobernar. Hace once años que Bashar está prometiendo a la gente que va a haber cambios, que va a tener partidos independientes del gobierno. Pero eso no llega. Todavía hay prisioneros políticos y estado de emergencia. La gente quiere prensa independiente e información transparente. Quiere todas sus libertades, que son sus derechos legítimos.

–¿Cómo operan las fuerzas de seguridad en Siria, mantienen autonomía con respecto al poder político?

–Hay muchos servicios secretos en Siria y hay competencia entre ellos. Seguro que hay algunos que no quieren cambios porque van a perder sus intereses. Son como una mafia. Si hay reformas, saben que la gente los va a acusar ante la Justicia.

–Pero hay gente que salió a apoyar al gobierno, ¿a qué se debe esto?

–Muchas de esas manifestaciones están siendo organizadas por el Estado. Todo el mundo lo sabe. Son empleados del Estado y miembros del partido oficialista Baaz. Pero también hubo gente que estuvo manifestando contra él y esa gente ya no puede más. Hay también sectores extremistas que quieren llevar la situación hacia una guerra sectaria en Siria y la población le tiene mucho miedo a esa posibilidad. Quiere cambios, que termine la corrupción, pero no quiere ninguna guerra civil, porque sería un desastre. Hay que aclarar que los islamistas se hicieron fuertes porque el gobierno se lo permitió.

–¿Qué rol puede jugar Irán en el conflicto, dado que es un aliado de las autoridades de Damasco?

–Hay gente en el gobierno que quiere una guerra sectaria porque va a pedir al gobierno iraní que entre a ayudarlos. Seguro que Irán no va a abandonar a Siria por cuestiones estratégicas y porque está dentro de la zona de influencia de Teherán. Si pierden Siria, pierden su llegada al Líbano. Pero, por otro lado, después de la guerra de Irak, el gobierno sirio quiso mostrar a los Estados Unidos y al Occidente que si se iba, llegarían los extremistas. Están jugando con fuego.

Entrevista: Luciana Bertoia.

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