EL MUNDO › KOUSSA USO SUS BUENOS CONTACTOS DE INTELIGENCIA EN LONDRES
› Por Cahal Milmo y
Kim Sengupta *
Mientras el jet privado registrado en Suiza con Moussa Koussa y miembros de su familia abordo hacía su acercamiento final al aeropuerto de Farnborough, el miércoles a la tarde, el régimen de Khadafi insistía en que todo estaba bien, como de costumbre. Mientras Koussa saludaba a los funcionarios británicos en Hamp-shire, su vice decía a los periodistas que debía reunirse con su jefe en Trípoli.
La confusión en el corazón del liderazgo libio sobre el paradero del hombre, descripto por los diplomáticos británicos como “un pilar del templo de Khadafi”, era evidencia del éxito de la operación clandestina que había comenzado el lunes por la noche, cuando un convoy de vehículos oficiales rugió a través de la frontera con Túnez en Ras Jdir. Irónicamente, era el mismo paso usado semanas antes por miles de trabajadores migrantes que huían de la brutal opresión del levantamiento de Libia.
En el convoy estaban Koussa y por lo menos uno de sus hijos, camino a la capital de Túnez. Para los medios, era un “viaje privado” del funcionario. La noticia de la presencia del canciller en una capital vecina sugirió –algo negado en Trípoli– que su deserción era inminente. Un nervioso vocero del gobierno dijo que Koussa estaba en una “misión diplomática”.
Lo que aparentemente escapó a la atención de los burócratas del coronel Khadafi es que Koussa, en una época jefe de la inteligencia libia y uno de los más temidos y sangrientos miembros del régimen, sí estaba en una misión: poner los últimos toques a un trato supervisado por el MI6 que involucraba a una cantidad de jugadores, incluyendo un ex jihadista libio, para que finalmente se abrieran del régimen de Trípoli. Su destino era Gran Bretaña, un país del cual una vez fue expulsado después de una entrevista extraordinaria en la que se jactaba de que su gobierno intentaba matar a dos disidentes libios.
Koussa tiene trato con la inteligencia británica desde hace mucho tiempo y le resultó comparativamente fácil establecer canales de comunicaciones una vez que decidió desertar. Fuentes de seguridad insisten en que fue el libio el que hizo el acercamiento, a través de una “tercera persona” diplomática, para ir al Reino Unido. En 2003, Koussa voló a Londres y se reunió con funcionarios del MI6 en el Travellers Club del Pall Mall para las discusiones iniciales que comenzarían a traer a Libia del aislamiento.
A cambio de pagar compensaciones a las desconsoladas familias de la bomba de Lockerbie –que muchos funcionarios de inteligencia creen que él planeó personalmente–, entregar a los sospechosos del ataque para que los juzguen y brindar información vital sobre los mercados negros nucleares dirigidos por un científico paquistaní, Estados Unidos y el Reino Unido levantarían con el tiempo las sanciones contra Libia. Como jefe del servicio de inteligencia exterior del país, el interlocutor era una firme fuente de datos sobre el terrorismo islamista.
Según los diplomáticos occidentales, Koussa jugó un papel en los duras sentencias dictadas contra los islamistas libios en 2003, para mostrar a Occidente que Trípoli seguía firme en la guerra contra el terrorismo islamista. Algunos de esos ex prisioneros están ahora combatiendo en el lado rebelde, apoyados por el Reino Unido y Occidente.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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