EL MUNDO › LA GUERRA CIVIL DESTRUYE LA CAPITAL ECONóMICA DE COSTA DE MARFIL
En lo que parece el acto final para el presidente Gbagbo, las tropas leales a quien le ganó las elecciones llegaron a su último reducto. Generales y caudillos se pasan de bando mientras crece la violencia.
› Por John Lichfield *
La disputa por el poder en Costa de Marfil parece aproximarse a un desenlace sangriento y caótico. Anoche había información encontrada acerca del paradero de Laurent Gbagbo, el presidente que se negó a aceptar que había perdido las elecciones de noviembre. Sus seguidores dijeron que el ex profesor estaba preparando la última batalla en el palacio residencial de Abidjan. Mientras tanto hubo un avance relámpago de las fuerzas leales a Alassane Quattara, el presidente reconocido por la comunidad internacional.
“Irá hasta el final por sus ideas”, vaticinó desde París el embajador europeo de Gbagbo y uno de sus consejeros, Toussaint Alain. “No tiene ninguna intención de renunciar o de abandonar el poder”, agregó. Funcionarios franceses afirmaron que se creía que Gbagbo y su influyente esposa Simone estaban en la residencia presidencial, en la parte de la ciudad que todavía no fue capturada por las unidades pro Quattara que integran el dividido ejército marfileño. Otros informes sugerían que había huido hasta una ubicación segura, en otra parte del país del oeste africano. Alain dijo que pronto Gbagbo emitirá un mensaje televisado a la nación. Sin embargo, la televisión estatal, que fue escenario de los más violentos combates en Abidjan, dejó de transmitir ayer por la mañana.
De acuerdo con la información brindada en los medios franceses, las últimas transmisiones fueron una mezcla bizarra de la serie Desesperate Housewives y de videos caseros que mostraban a Gbagbo charlando amablemente con su mujer y con sus adherentes. Sin embargo, nada sucedió en calma. Hubo disparos de armas pequeñas y de artillería cerca de la residencia oficial. Se dijo que dos bases militares estaban sufriendo ataques, por lo que la principal ciudad marfileña y capital comercial se volvió un campo de batalla. “Podemos ver los tiroteos y a los soldados moviéndose. También hay civiles armados corriendo por las calles”, relató Camara Arnold, un residente del distrito Cocody, donde están ubicados el canal estatal y el palacio de Gbagbo. Dos helicópteros de la misión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobrevolaron la ciudad, pero no hicieron ningún ademán por intervenir.
Gbagbo se negó a renunciar después de las elecciones del 28 de noviembre, en las que la ONU y los observadores internacionales dijeron que Quattara había ganado claramente. El ex académico de la Sorbona, que en algún momento tuvo un considerable apoyo de la izquierda francesa, denunció ser víctima de un “golpe de Estado francés”. Gbagbo estaba en el poder desde 2000 y en 2005 debería haber convocado a elecciones. Retrasó los comicios hasta 2010, diciendo que el país era demasiado inestable para atravesar una campaña electoral. Después de semanas de confrontación, en los últimos días colapsó su poder político y militar. Varias figuras de importancia lo abandonaron y las unidades castrenses leales a Quattara se movieron desde el sur hasta Abidjan casi sin oposición.
La ONU, que antes había criticado las violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas de Gbagbo, alertó ayer que tenía informes de abusos cometidos por los leales a Quattara en el oeste. Si se confirman las denuncias de desapariciones, ataques y asesinatos a partidarios de Gbagbo, se profundizarán los miedos de la comunidad internacional de que Costa de Marfil reviva su prolongada guerra civil de 2002-2003.
La misión de paz de la ONU denunció ayer que sus cuarteles habían sido atacados el jueves por las fuerzas especiales de Gbagbo. Los soldados de la ONU respondieron al fuego durante de tres horas. Cientos de extranjeros, la mayoría franceses, se refugiaron en un campo militar francés después de que se registraran violentos saqueos en el suburbio de Deux Plateux. Corinne Dufka, una de las principales investigadoras de Human Rights Watch en el norte de Africa, comentó que testigos habían afirmado que hubo varios civiles heridos por francotiradores y por las fuerzas de Gbagbo. Al menos dos extranjeros, una trabajadora sueca de la ONU y un académico francés, resultaron muertos por el fuego cruzado. Amnistía Internacional remarcó que la ciudad “está al borde del caos total”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
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