EL MUNDO › GRAN BRETAÑA CRITICO EL POCO RESPALDO DE SUS ALIADOS EN LIBIA Y PIDIO AYUDA A EE.UU.
Los rebeldes ocuparon un puesto fronterizo con Túnez y resistían en Misrata, mientras Gran Bretaña pedía más ayuda a Estados Unidos y los generales rebeldes reclamaban que la OTAN se involucre aún más en el conflicto.
› Por Kim Sengupta *
Crecientemente frustrado por la poca ayuda de algunos de sus aliados europeos, el gobierno británico le está pidiendo apoyo militar a Estados Unidos, en sus esfuerzos por echar a las soldados de Muammar Khadafi fuera de la asediada ciudad libia de Misrata. A pesar de las ocho semanas de ataques, los rebeldes en Misrata –la única ciudad occidental importante todavía en sus manos– han expresado su escepticismo sobre el nivel del compromiso occidental. Un comandante rebelde en la ciudad, Amar Ahmed Husseini, dijo que “la OTAN sigue diciendo que harán más, pero los hombres de Khadafi siguen disparando cohetes todos los días y nuestra gente está muriendo”.
Mientras las fuerzas leales renovaban sus ataques a la ciudad –donde ayer murieron por lo menos 17 personas, incluyendo mujeres y niños–, las fuentes de Whitehall expresaron su frustración por el bajo nivel de compromiso de los miembros de la OTAN en Europa. Dijeron que algunos países no habían cumplido sus promesas.
El presidente Nicolas Sarkozy, sin embargo, insistió en que la alianza estaba lista para intensificar las operaciones en Misrata. Sarkozy, quien ganó la aprobación en Benghazi por su temprano apoyo, le dijo al jefe del gobierno provisional de la oposición, Mustafá Abdel Jalil: “Vamos a intensificar los ataques y responder al pedido. Los vamos a ayudar”. Pero en Bruselas, un funcionario de la OTAN, el brigadier general Mark van Uhm, relativizó esa promesa pues, dijo, “hay un límite a lo que se puede lograr por poder aéreo para detener la lucha en la ciudad”.
Después de una semana de gira por las capitales europeas para conseguir apoyo, el secretario de Defensa, Liam Fox, está preparándose para ir a Washington DC el lunes para persuadir a los funcionarios estadounidenses que deben relajar sus estrictas limitaciones sobre el nivel de compromiso en Libia para fortalecer el ataque sobre las fuerzas de Khadafi.
A medida que los cuerpos se apilaban en las morgues de Misrata y los hospitales ya muy presionados de la ciudad luchaban para hacer frente a otra tanda de heridos, las potencias occidentales insistían en que su decisión de enviar asesores militares para reforzar la debilitada campaña estaba logrando una diferencia. Pero el plan fue duramente criticado por Rusia, que afirmó que esto excedía en mucho el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU. El canciller Sergei Lavrov advirtió que el paso podría empeorar la violencia, resultando en “cientos de personas muertas en ambos lados”.
Las 17 bajas de ayer siguieron a las muertes 24 horas antes del fotógrafo y periodista británico Tim Hetherington –quien había sido nominado para un Oscar por Restrepo, un documental sobre la guerra afgana– y del fotógrafo estadounidense Chris Hondros, ganador de la prestigiosa Medalla de Oro Robert Capa, quien había estado cubriendo la crisis humanitaria en la ciudad. Los restos de los dos periodistas fueron sacados de la ciudad por un barco de asistencia, junto con los cientos que trataban de escapar a la violencia, incluyendo trabajadores emigrantes que se encontraban atrapados en la ciudad desde el comienzo del conflicto.
Los cuerpos serán llevados a Benghazi, donde funcionarios del Reino Unido y de Estados Unidos se ocuparán de la repatriación. Hetherington, de 41 años, fue muerto un día después de que escribiera en Twitter: “En la asediada ciudad libia de Misrata. Bombardeos indiscriminados por parte de las fuerzas de Khadafi. Sin señales de la OTAN”.
Los rebeldes parecen haber hecho un inesperado y raro avance en la frontera occidental de Libia, donde tomaron un puesto de control en Wazin después de días de refriegas. A continuación, tropas de Khadafi, incluyendo a un general, se entregaron a las autoridades tunecinas. Un capitán de la policía de frontera tunecina dijo que “los rebeldes tienen el control en Wazin, aunque no sabemos cuánto va a durar eso. Han capturado algunos camiones y autos y también destruyeron otros. Tienen algunas armas del gobierno, aunque no sabemos si algunas de ellas fueron entregadas por los soldados que se rindieron a nosotros”.
Los rebeldes afirmaban que los levantamientos estaban teniendo lugar en localidades donde se habían producido protestas y luego habían sido invadidas por las fuerzas del gobierno. El vocero Abdulrahman Ali dijo: “Los choques están sucediendo actualmente en Nlut y lo han estado haciendo desde el lunes. Las fuerzas de Khadafi están usando misiles Grad y salvas de morteros para atacar Lanut. No es ni siquiera una batalla: los rebeldes no están bien armados”.
Anoche hubo informes acerca de que las fuerzas gubernamentales se estaban moviendo hacia la frontera. A pesar de que pasó un mes desde la acción de la OTAN, el coronel Khadafi ha recuperado virtualmente toda la parte occidental del país, salvo Misrata, y se espera que haga lo imposible para asegurarse ese control.
Mientras tanto, Misrata estaba sufriendo el costo del desafío. En una clínica dirigida por la Medialuna Roja, el médico Ibrahim Mahmoudi, que había regresado de su trabajo en un hospital de Toronto para ayudar durante la crisis, explicó que “recibimos heridos, algunos de gravedad, todos los días y esto ha sido el patrón durante bastante tiempo. Aun el mejor equipado de los hospitales encontraría extremadamente difícil hacer frente a esto, de manera que un lugar así está bajo intensa presión. Lo realmente triste es que los pacientes que se pueden salvar en otra parte, no pueden salvarse aquí porque carecemos de los medicamentos, equipos y personal”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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