EL MUNDO › FUERTE REVéS ELECTORAL DE LOS LIBERAL DEMóCRATAS EN LAS MUNICIPALES INGLESAS
Tambalea la coalición conservador-liberal demócrata. El viceprimer ministro británico, el liberal demócrata Nick Clegg, quedó contra las cuerdas con el contundente No en el referendo por el cambio del sistema de votación.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
Los resultados del superjueves electoral británico abrieron un interrogante sobre la supervivencia de la coalición conservador-liberal demócrata. El viceprimer ministro británico, el liberal demócrata Nick Clegg, sufrió un duro golpe en las municipales inglesas y quedó contra las cuerdas con el contundente No en el referendo por el cambio del sistema de votación: su liderazgo está en entredicho. El laborismo de Ed Milliband fue el gran ganador en los municipios ingleses y en la Asamblea Autónoma de Gales, pero perdió en la elección parlamentaria escocesa a manos del Partido Nacionalista Escocés, que podría ahora convocar a un referendo para la independencia de Escocia de acá a 2015. Los conservadores del primer ministro David Cameron deberían estar satisfechos porque sufrieron pérdidas mínimas y los laboristas no pueden proclamar una victoria contundente, pero se quedan con un fuerte dolor de cabeza: ¿cómo mantener en pie durante otros cuatro años la coalición?
Los liberal demócratas perdieron casi la mitad de los concejales que tenían en Inglaterra y se quedaron sin la razón decisiva que los llevó a formar una coalición con los conservadores en mayo del año pasado: un sistema de votación más proporcional que el actual, que favorece el bipartidismo conservador-laborista. Nick Clegg admitió a la BBC que los votantes habían castigado especialmente a su partido por los “recortes presupuestarios” que a mucha gente le había recordado “lo sucedido con Margaret Thatcher”. Los recortes son draconianos y la economía está luchando por no caer en su segunda recesión en dos años, pero en el caso de Clegg y los liberal-demócratas hay un segundo factor que ha sido tan devastador como la crisis: las promesas traicionadas. En abril del año pasado, Clegg se presentó como la alternativa al laborismo. En un giro de 180 grados, terminó sellando un pacto de gobierno con los conservadores que lo llevó a defender un drástico programa de ajuste equivalente a 130 mil millones de dólares en cuatro años y la triplicación de la matrículas universitarias: el electorado no se lo ha perdonado. La derrota en la elección municipal de Sheffield, terruño político de Clegg, lo simboliza a la perfección.
El laborismo tuvo una jornada de luces y sombras. En Inglaterra obtuvo una resonante victoria, recuperando 25 municipios, y en Gales se alzó con la mitad de los 60 escaños en juego, con lo que puede gobernar solo. En Escocia sufrió un golpe demoledor. El Partido Nacionalista Escocés de Alex Salmond podrá gobernar con mayoría propia gracias a la debacle conjunta de laboristas (perdieron siete escaños), conservadores (perdieron cinco escaños) y liberal demócratas (perdieron 12). Zonas tradicionales del laborismo en el centro de Escocia y Glasgow, que habían votado durante generaciones por el partido, se inclinaron por los nacionalistas. Esta nueva hegemonía acerca mucho la posibilidad de que su carismático líder, Alex Salmond, convoque un referéndum por la independencia en su período de gobierno, una promesa que ha hecho, pero que no ha cumplido porque por el momento sólo un tercio de los escoceses quiere terminar con la unión con Inglaterra y Gales, consagrada a principios del siglo XVIII.
En el caso de los conservadores, el superjueves tuvo números relativamente positivos, que muestran una fuerte lealtad de sus votantes a pesar de los recortes presupuestarios y la crisis. En Inglaterra, los tories se dieron el lujo de ganar en 144 municipios, dos más que en los últimos comicios, mientras que en Gales también mejoraron con dos escaños adicionales su cosecha previa: solo en Escocia sufrieron una derrota considerable, perdiendo un cuarto de sus votos. Su gran victoria fue, sin embargo, el referendo. A diferencia del Partido Laborista, que estaba dividido por el tema, el conservador estaba a favor de mantener el statu quo. La victoria del No al cambio al sistema de votación fue un triunfo de la estrategia de David Cameron, que no dudó en concederles ese referendo a los liberal-demócratas para poder formar gobierno en mayo pasado. Ayer Cameron se apuró a declarar que el resultado de este superjueves no significaba el fin de la coalición.
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