EL MUNDO › EL PREMIER ITALIANO APUESTA A LA DERROTA DEL SI PROMOVIENDO EL ABSTENCIONISMO
Los cuatro referéndum, convocados por la oposición, cuestionan la política nuclear del gobierno y la ley de impunidad para proteger a Berlusconi, además de declarar al agua un bien público que no puede ser privatizado.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Si se logra el quórum, es decir que vaya a votar el 50 por ciento + 1 de los 50 millones de italianos residentes en Italia y en el exterior llamados este domingo y lunes a las urnas, buena parte del trabajo podría estar hecho. Los defensores del SI –el centroizquierda pero no sólo ellos– a los cuatro referéndum que pretenden abrogar sendas normas hoy vigentes, creen que lo conseguirán, aun si muchos exponentes del gobierno de Silvio Berlusconi, incluso él mismo, han dicho que no se presentarán a votar. Aunque no lo aclare, las razones de su ausencia son conocidas. Primero: la batalla-referéndum ha sido montada por la oposición. Segundo: al menos dos de los referéndum se refieren a cuestiones que el gobierno defiende abiertamente, la energía nuclear –aunque desde Fukushima son más cautos– y el legítimo impedimento, ley de cuatro artículos inventada por el Parlamento italiano en 2010 para proteger a Il Cavaliere, de sus procesos.
Pero a decir verdad, tampoco los otros dos referéndum referidos a la privatización del agua le han caído bien al gobierno, ya que en este caso hasta la Iglesia Católica ha llamado a votar SI para evitar que el agua –un derecho público, se argumenta– pueda ser privatizada.
Pero, el domingo y el lunes se decidirá mucho más que cuatro referéndum. Lo sabe bien el gobierno y también la oposición. Por eso el centroizquierda insiste en el quórum, en la necesidad de que la gente vaya a votar, sin importar en principio cuál sea su voto. La oposición piensa en efecto que la mayoría de su gente irá a votar por el sí, pero no bastan. Se requieren votantes del centroderecha, jóvenes sin partido, italianos residentes en el exterior, para alcanzar el 50 por ciento + 1, cuenta que a su vez se deberá hacer para cada uno de los temas.
Sobre el voto de los italianos en el exterior hay otra polémica. Hay quien sostiene que existe la posibilidad de que ellos no sean tenidos en cuenta para el quórum, lo que haría disminuir el número de personas con derecho a voto de poco más de 50 a poco más de 47 millones. Este sería el argumento que sostendría el abogado de los parlamentarios del Partido Democrático el jueves próximo, cuando la Corte Suprema deba expresar su sentencia sobre el resultado de las urnas.
Los resultados del voto se conocerán de todas maneras el lunes, después de las tres de la tarde hora italiana, momento del cierre de las urnas.
Si algo puede influir además negativamente es que la pregunta planteada en cada tarjeta de voto es incomprensible para un común mortal que no se haya informado con antelación. Una de las preguntas fue cambiada por la Corte Constitucional pocos días antes del voto, pero en este caso no fue por estar escrita en “chino básico”, sino porque el gobierno de Berlusconi, mientras tanto, cambió la ley con el objetivo de hacer no válido el referéndum. La decisión de la Corte se produjo cuando los italianos residentes en el exterior, que votan antes, ya lo habían hecho. Pero se aclaró que el voto será válido igualmente.
Si se consigue el quórum por ejemplo para el nuclear y para el legítimo impedimento, Berlusconi podría perder buena parte de la credibilidad que le queda, aunque la esperanza del centroizquierda es que se consiga para todos, y así someter al gobierno a la presión definitiva que provoque su caída.
Pero no todo está dicho. Si la mayoría de los italianos vota SI a las dos preguntas sobre el agua solamente, no faltará quien lo interprete como una manifestación del peso que la Iglesia tiene en Italia más que como una debilidad del gobierno de Berlusconi.
La campaña electoral terminó el viernes con cartelones gigantes colocados por Greenpeace contra la energía nuclear en monumentos históricos de toda Italia, como el Coliseo de Roma,
el campanil de la Piazza San Marco de Venecia y el Ponte Vecchio de Florencia. Otra de las manifestaciones a favor del SI y que había sido prohibida, logró hacerse en torno de la medianoche. Decenas de jóvenes desnudos o semidesnudos corrieron desde Villa Borghese –el parque más central de Roma– hasta Piazza del Popolo, donde varios de ellos fueron arrestados. Partidarios del SI se dieron cita asimismo en la Piazza Maggiore de Bolonia, en la Piazza del Duomo de Milán y en la Piazza del Gesú de Nápoles. En Roma, un concierto en la Piazza del Popolo que duró desde la tarde hasta entradas horas de la noche, tituló sus cartelones simplemente “Yo voto”, quitándole todo tipo de color político, tratando de invitar y convencer a la nueva generación de jóvenes votantes a dirigirse a las urnas.
En un país donde no existe energía nuclear, porque otro referéndum en 1987 eliminó los proyectos que había en danza, es posible que la mayoría de los italianos estén en contra de las centrales nucleares, especialmente después de la triste experiencia japonesa. Si en una nación como Japón, donde todo funciona como un reloj, ocurrió Fukushima, qué se puede esperar del caos italiano, un país que además tiene la amenaza constante de los terremotos, se dice. Pero no basta este pensamiento, hay que ir a votar para cambiar la ley. Esta es la cuestión.
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