EL MUNDO › LA LIGA NORTE PRESIONA A BERLUSCONI
La continuidad del gobierno del premier está atada a su alianza con la Liga. Esta le reclama que Italia se vaya de Libia y que motorice dos reformas: fiscal y electoral.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
En manos de la Liga Norte está la posibilidad de que Silvio Berlusconi continúe o no en el gobierno. Por eso la principal aliada del primer ministro dicta ahora sus condiciones. Las derrotas en los cuatro referéndum del pasado fin de semana y en las elecciones administrativas de mayo han sido un duro golpe. Ahora hay que sacar las conclusiones. Y algunas de ellas podrían tener no pocas repercusiones internacionales.
Una de las condiciones de la Liga precisamente es terminar con los bombardeos sobre Trípoli porque cuestan demasiado al Estado italiano. De tomarse una decisión así podría tener importantes repercusiones internacionales, tanto en el seno de la Unión Europea como de la OTAN (Organización del Atlántico Norte), integrada por buena parte de los países europeos y Estados Unidos y que hoy tiene a cargo la estrategia militar que se está llevando a cabo en Libia.
“La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha rechazado el pedido de nuevos fondos para la guerra en Libia, realizado por el presidente Obama. Yo quisiera entender bien. ¿Quién pondrá ese dinero que los Estados Unidos no pondrán más, nosotros?”, dice el ministro del Interior, Roberto Maroni, dirigente de la Liga Norte. El gobierno no debe seguir gastando dinero en esos bombardeos, dice la Liga, y recuerda que hasta ahora, esa guerra le ha costado a Italia 1000 millones de euros. Por eso su líder, Umberto Bossi, insiste en que los aviones italianos deben retirarse de Libia “en pocas semanas, no en meses”.
Otro tema que interesa especialmente a la Liga es la reforma fiscal, prometida hace tiempo y que podría ayudar, disminuyendo los impuestos, al despegue económico de los pequeños productores y comerciantes del norte de Italia, todavía maltratados por la crisis económica. Si el Estado italiano está en déficit, como dice el ministro de Economía, Giulio Tremonti, quien argumenta que este déficit es lo que hace difícil la reforma fiscal, es mejor cortar gastos como los de la guerra en Libia, subraya la Liga. También se habla del retiro de las tropas en Afganistán, de las que forman parte los italianos desde que Naciones Unidas decidió invadir aquel país luego del atentado a las Torres Gemelas, en 2001. La tercera condición de Bossi es la reforma electoral, un tema muy sentido también por la oposición.
Berlusconi repite que la alianza es sólida y que continuará hasta la terminación del período parlamentario, en 2013. Pero Bossi y sus colegas no piensan exactamente lo mismo. “¿Cuánto podrá durar el gobierno? No sé, no tengo la bola de cristal. Esperen a ver lo que sucede en Pontida”, responde Maroni a la prensa. El domingo en Pontida se realizará el tradicional encuentro de los liguistas y hablará Bossi. Pero la Liga aclara que si Berlusconi asume como suyas las condiciones de la Liga y las lleva al Parlamento como parte del nuevo programa que defenderá ante las Cámaras el 22 de junio, y si además las transforma en decisiones del Consejo de Ministros antes de que comience el verano (europeo), entonces podrán continuar juntos tranquilamente.
La oposición, mientras tanto, en particular el líder de Italia de los Valores, el ex fiscal Antonio Di Pietro –verdadero motor de los referendos–, y su portavoz Leoluca Orlando, conversando ayer con la prensa extranjera de Roma, dijeron que el triunfo del SI en los referéndum fue una “auténtica revolución pacífica” y que pensar que todos los que votaron eran de centroizquierda “es una ilusión”. “Los indignados de Italia han encontrado un camino institucional para expresarse”, señalaron.
¿El gobierno durará? Según Di Pietro, “Berlusconi no renunciará jamás. Porque para él, hacer política ha sido una alternativa procesal. O estaba en el gobierno o estaba sometido a juicios. Ahora no hay más obstáculos para que los procesos en su contra vayan adelante”. Pero si se inventan nuevas leyes para protegerlo, “se corre el riesgo de que las manifestaciones populares en su contra se transformen en una revuelta. Las cosas pueden precipitar”. Lo importante ahora es concretar el programa del centroizquierda, que tiene que afinar propuestas en materia de política económica, reforma de las instituciones y política exterior, subrayó.
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