EL MUNDO › ANUNCIó UNA NUEVA CONSTITUCIóN MáS PARTICIPATIVA
El rey de Marruecos, Mohamed VI, anunció ayer en un discurso televisado los lineamientos de la nueva Constitución, un texto que contempla ciertos recortes de sus poderes y un incremento de los del gobierno y el Parlamento y que deberá ser votado en referendo el 1º de julio.
Mohamed VI anunció la esperada reforma constitucional que encaminará a Marruecos hacia el modelo de una monarquía constitucional, con mayores poderes para el gobierno electo y menores para el monarca mismo, pero sin llegar a ser una democracia representativa en sentido pleno. “Vamos a reducir los poderes del rey”, fue uno de los primeros puntos leídos en la comparecencia televisada por el monarca, que dejará de ser considerado “sagrado” en la nueva Carta Magna, aunque mantendrá su liderazgo religioso como “Comandante de los Creyentes”, es decir, el jefe espiritual de los musulmanes.
La reforma constitucional, que fue aprobada ayer por el Consejo de Ministros de Marruecos, llega tras afrontar las mayores protestas contra la elite gobernante en décadas. “Hemos logrado, tres meses después de haber iniciado un proceso de revisión constitucional, desarrollar una nueva carta constitucional democrática”, dijo en un discurso televisado a la nación.
Tras afrontar las mayores protestas contra la elite gobernante en décadas, Mohamed VI ordenó en marzo a un comité elegido a dedo llevar a cabo consultas con los partidos políticos, sindicatos y grupos de la sociedad civil sobre una reforma de la Carta Magna. La reforma de la Constitución, que sustituirá a las de 1996, prevé que el rey deberá elegir al primer ministro, que se llamará presidente del gobierno, en el seno de la mayoría parlamentaria. Este nombrará a partir de ahora a los ministros, los altos funcionarios, los directores de empresas públicas y los embajadores, aunque para algunos de estos cargos necesitará el aval del rey.
Los asuntos religiosos continuarán siendo de su exclusiva incumbencia. Aunque “el Islam es religión de Estado”, el artículo 41 de la Constitución estipula que el rey “es el garante de la libertad de la práctica religiosa”. Así Marruecos confirma su reconocimiento de la libertad de culto, pero no así de la libertad de conciencia, es decir, la posibilidad para un musulmán de cambiar de religión.
El rey mantendrá además bajo su autoridad a las FF.AA. y la política exterior y seguirá presidiendo el Consejo de Ministros, excepto cuando delegue esa tarea en el presidente y un Consejo Nacional de Seguridad de nueva creación.
En cuanto al papel del Parlamento, éste resulta reforzado, ya que podrá tomar la iniciativa de revisar la Constitución, promulgar amnistías, crear comisiones de investigación y algunos altos cargos, como el presidente del Tribunal de Cuentas, deberán comparecer en el hemiclo una vez al año.
En el Preámbulo de la Carta Magna se resaltan, además del carácter árabe de Marruecos, sus raíces judías y andaluzas. Parte de su población emigró en el siglo XV de Andalucía a Marruecos. Otro aspecto importante de la reforma constitucional es que además del árabe como idioma oficial se suma el idioma de los bereberes, la población con raíces judías y andaluzas que emigró en el siglo XV de Andalucía a Marruecos.
Los partidos dispondrán de diez días para hacer campaña a favor o en contra de la nueva Constitución, que sustituirá a la de 1996.
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