EL MUNDO › DEJA LAS MEDIDAS MáS DURAS PARA DESPUéS DEL 2013, CUANDO HABRá NUEVO GOBIERNO
La llamada “maniobra fiscal” aprobada por el gobierno italiano por 47.000 millones de euros no contempla medidas particularmente duras para los años 2011 y 2012.
› Por Elena Llorente
Desde Italia
El gobierno de Silvio Berlusconi aprobó una serie de reformas fiscales que se irán aplicando en los próximos tres años y que teóricamente permitirán emparejar el balance del Estado en 2014. El programa propuesto por el ministro de Economía, Giulio Tremonti, debe ser aprobado por el Parlamento y es posible que lo sea, porque Il Cavaliere y sus aliados de centroderecha tienen mayoría parlamentaria. Pero la discusión dentro y fuera de las Cámaras no será fácil.
La deuda pública, que llega en 2011 a casi 1,9 billón de euros, es el verdadero problema de Italia. Algunas agencias de rating financiero internacionales, como Moody’s y Standard and Poors, tienen bajo observación a Italia y dicen que si sus cuentas no mejoran y si no se apuntala el crecimiento económico, podrían degradar la calificación de su deuda, lo que significaría una verdadera debacle para el país. Hay quienes temen que la situación italiana pueda desembocar en una crisis como la española o, peor aún, como la griega.
La llamada “maniobra fiscal” aprobada por el gobierno italiano por valor de 47.000 millones de euros no contempla medidas particularmente duras para los años 2011 y 2012, dijo un comunicado de prensa del Consejo de Ministros. Esto hace suponer que las medidas más drásticas se aplicarán entre 2013 y 2014, prácticamente cuando un nuevo gobierno se haga cargo de los destinos de Italia, ya que las próximas elecciones políticas están programadas para 2013. Un modo de descargar en las espaldas de otros las medidas dolorosas que pueden tener un alto costo político, piensan algunos. “Es una maniobra desleal porque descarga el peso de las medidas en el futuro”, comentó Pier Ferdinando Casini, dirigente de la Unión de Centro. “Se trata de una verdadera bomba de tiempo”, dijo por su parte el jefe del opositor Partido Democrático, Pier Luigi Bersani.
Otros, en cambio, especialmente los partidarios de la Liga Norte aliada de Berlusconi, están contentos de haber conseguido escalonar en el tiempo las medidas, sobre todo en este momento político en el que la coalición necesita ganar simpatías luego de las dos derrotas en las elecciones de mayo y en los referendos de junio. De hecho, si las medidas más duras se aplican después de las elecciones, ellos tienen más posibilidades de conseguir votos. La Liga además está satisfecha porque se reducirán algunos impuestos y porque los recortes a nivel municipal no serán hechos de forma indiscriminada, sino premiando a los municipios virtuosos y castigando a aquellos gastadores.
Berlusconi al parecer no estuvo muy contento con el plan Tremonti, sobre todo por la falta de medidas destinadas a hacerle ganar consenso rápidamente. “Parece un plan hecho por un contador. No lo siento mío. Le falta una cierta cuota de sueño”, habría comentado el premier según la prensa italiana.
Entre las muchas medidas contempladas por el plan Tremonti se encuentran los llamados “recortes al mundo de la política” –parlamentarios, ministros y otros funcionarios–, que se refieren tanto al uso de automóviles y de aviones como a salarios y otros beneficios y a la financiación de los partidos políticos. Un tema sobre el que ha insistido la Liga que acusa al mundo político romano de ladrón.
Otras iniciativas se refieren al aumento del impuesto sobre la nafta –y por ende del precio del litro de nafta– y del ticket que se paga sobre las visitas médicas especializadas en los hospitales y de ciertas visitas en la guardia médica, así como del ticket, ya existente, sobre los medicamentos. Según estimaciones realizadas por la Universidad Tor Vergata de Roma, la reforma fiscal supondrá un recorte de 10.000 millones de euros en tres años del presupuesto destinado a la salud pública.
El otro tema muy discutido, y sobre el que el gobierno insiste para demostrar que cumple lo que promete, es la reducción de una tasa, el impuesto a las ganancias de las personas (Irpef). De acuerdo con cálculos publicados por la prensa, permitirán ahorrar anualmente a los contribuyentes de 60 euros (quien gana 28.000 euros por año) a 3500 euros (los que ganan 110.00 euros al año). Pero la mayoría de los contribuyentes en realidad está comprendida en una franja que gana 28.000/30.000 euros al año y para ellos la reducción significa sólo un ahorro de 60/220 euros.
Un punto que está dando que hablar porque ya se están tomando medidas en toda Europa, donde la población es cada vez más vieja y hay pocos nacimientos, es el aumento de la edad de la jubilación. El Plan Tremonti lo establece para los hombres a partir de 2014 y dice que aumentará tres meses cada año. Esto quiere decir que si debía jubilarse en enero de 2016, sólo podrá hacerlo en octubre del mismo año. Para las mujeres el aumento será de dos meses por año desde 2020 y hasta 2032. Los empleados públicos también pagarán su precio, no sólo porque los salarios quedarán congelados sino porque se harán estrictos controles fiscales y sobre las ausencias y muchos de ellos no serán sustituidos cuando se jubilen.
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