EL MUNDO › LAS úLTIMAS INVESTIGACIONES PONEN EN DUDA LA VERACIDAD DE LA ACUSACIóN CONTRA STRAUSS-KAHN
Juzgado por los medios de su país y del mundo como un perverso sexual, Strauss-Kahn está renaciendo bajo la influencia de las investigaciones que ponen en tela de juicio los dichos de la denunciante, la mucama del Sofitel Nafissatu Dialo.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Dominique Strauss-Kahn está cada vez más lejos del infierno. Las sucesivas revelaciones sobre el dudoso testimonio de la presunta víctima de la agresión sexual, Nafissatu Dialo, su probable implicación con la mafia y la prostitución, las acusaciones explícitas sobre el papel que desempeñó en esta trama el grupo francés propietario del hotel Sofitel de Nueva York, Accor, y el cambio de posición de la Justicia norteamericana diseñan un desenlace insólito.
Enterrado vivo, acusado formalmente de un crimen horrendo, vilipendiado, despojado de su condición de candidato preferido para ser el próximo presidente de Francia, arrestado en el aeropuerto de Nueva York, detenido en una comisaría de Harlem, encarcelado en el complejo penitenciario de Ricker Island, obligado a renunciar a la dirección del FMI, juzgado por los medios de su país y del mundo como un perverso sexual y, por último, refugiado en una lujosa mansión de Nueva York pagada por su esposa, la periodista Anne Sinclair, Dominique Strauss-Kahn está renaciendo bajo la influencia de las investigaciones que ponen en tela de juicio la veracidad de la agresión sexual, así como el pasado y el presente de la denunciante, la mucama del hotel Sofitel Nafissatu Dialo.
Una historia alucinante que puso de rodillas a uno de los hombres más poderosos del planeta y que ahora se da vuelta de forma espectacular: las primeras denuncias de “complot” y “trampa” se oyen con nombre y apellido en los labios de los dirigentes socialistas al mismo tiempo que llueven detalles escabrosos sobre la mucama. Cada capítulo de la trama que empezó en la habitación 2806 del hotel es una película en sí.
Quienes se comieron literalmente a la mujer que lo acusó de haberla forzado a efectuar dos felaciones fueron las investigaciones policiales, gran parte de ellas adelantadas por la prensa. Ello condujo a la Fiscalía de Nueva York a dejar a Strauss-Kahn en libertad bajo palabra y con ello se cae en pedazos el argumento de la acusación. Según reveló en sus ediciones del fin de semana el diario The New York Post, que cita fuentes ligadas a la investigación, la mucama no es la inocente y piadosa inmigrada violada por un lobo. El Post indica que la mujer “cobraba propinas muy importantes”, entiéndase, que era una “prostituta”. Un detective reveló al diario que la mujer se hacía pagar peluquerías y salones de belleza “por personas que no eran de su círculo”.
El mismo diario alega que Nafissatu Dialo integra una red de prostitución que trabaja con mujeres de Guinea, de donde es oriunda. El diario sostiene que la mucama entró a la habitación 2806 sabiendo quién la ocupaba y que negoció con Strauss-Kahn una relación sexual que el economista francés se negó a pagar. La discusión entre ambos ocurrió después. El base a informaciones suministradas por los investigadores el Post sostiene que la humillación de la situación incitó a la mujer a denunciarlo.
Sin embargo, la revelación más contundente la completó otro diario norteamericano, el New York Times. Este fin de semana, el Times adelantó una pieza clave que demuele el testimonio de Nafissatu Dialo. Se trata de una conversación telefónica entre la mucama y un contrabandista y traficante de marihuana (lo arrestaron con 180 kilos de marihuana) que estaba bajo supervisión policial. La conversación entre ambos fue 24 horas después de la denuncia de agresión sexual. La policía tuvo que traducirla del peul, uno de los idiomas que se hablan en Guinea. En ella ambos evocan el caso de Strauss-Kahn y la mujer le dice, en sustancia: “No te preocupes, ese tipo tiene mucha plata, yo sé lo que estoy haciendo”.
El diario francés Le Journal du Dimanche adelantó en su edición de ayer que el traficante con quien habló la mucama no es otro que su segundo marido, con quien se casó hace un año. Esa traducción recién fue entregada el miércoles a la fiscalía de Manhattan y ello explica, entre otras cosas, su rotundo cambio de posición. Lo que se desprende en filigrana es la actitud del fiscal Cyrus Vance (h.), quien se empecinó en exponer a Strauss-Kahn como culpable sin redención pese a las advertencias de su entorno sobre la poca fiabilidad de la denunciante.
En un extenso artículo aparecido ayer, el New York Times retrata sin piedad el pésimo ambiente que reina en la fiscalía, las malas relaciones del fiscal Vance con sus allegados y la curiosa decisión tomada por Vance cuando optó por sacarle el caso Strauss-Kahn a la unidad de crímenes sexuales de la policía de Nueva York, lo que de-sembocó en la renuncia de la responsable de la unidad, Lisa Friel.
Al ya denso fajo de dudas se le suma otro capítulo más, el del escenario de los hechos, el hotel. El propietario del Sofitel es el grupo hotelero francés Accor, cercano a la derecha. El diputado socialista François Loncle evocó ayer “conexiones” entre el grupo Accor y “ciertas oficinas francesas”, o sea, servicios de inteligencia y allegados. “Todo no está claro en el comportamiento de los dirigentes del Sofitel y pudo haber conexiones entre el grupo Accor, antes o después del caso”, dijo el diputado.
Hoy se sabe que el grupo Accor informó directamente a la presidencia francesa del arresto de Strauss-Kahn una hora después de que éste ocurriera. El grupo Accor negó el domingo cualquier intervención de sus dirigentes en el escándalo DSK. Pero varios dirigentes socialistas se preguntaban ayer si la mucama pudo actuar realmente por su cuenta.
Los adeptos a las teorías complotistas tienen en este escándalo un amplio terreno de proyecciones. Dominique Strauss-Kahn predijo él mismo lo que iba a ocurrir. El pasado 28 y 29 de abril, o sea, dos semanas antes de los hechos, Strauss-Kahn se reunió en París con sus lugartenientes para preparar su ingreso en la campaña electoral. Strauss-Kahn obligó a los miembros de la asistencia a sacar la batería de los teléfonos móviles. Entonces les dijo: “El ruso del FMI quiere que caiga antes que renuncie. Putin está detrás de la maniobra”. En esos dos días Strauss-Kahn multiplicó advertencias semejantes. El 28 de abril el economista francés relató lo que le ocurría 15 días más tarde. En el curso de un almuerzo con periodistas del diario Libération, Strauss-Kahn dijo que el actual ministro francés de Interior, Claude Guian, lo espiaba por teléfono. Luego, en voz alta, imaginó una historia de “mujer violada en un parking a la cual se le prometería medio millón o un millón de euros para inventar una historia así”.
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