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› EL DIARIO FRANCES RESPONDE CON ARTILLERIA PESADA
Culebrón Le Monde, parte II
Quince días atrás, dos autores franceses publicaron un libro contra el diario “Le Monde” acusándolo de casi todo, desde connivencia con la CIA hasta corrupción institucional. Ahora el diario contraataca.
Por Joaquín Prieto *
Desde París
El diario Le Monde publicó tres páginas de réplica al libro La face cachée de Le Monde (“La cara oculta de Le Monde”), firmado por Pierre Péan y Philippe Cohen, en el que se critica la línea editorial y la profesionalidad de algunos de sus periodistas, además de cuestionar gravemente la gestión económica de la empresa editora y la realidad de sus cuentas. En una conferencia de prensa celebrada, los autores mantuvieron cuanto han escrito, mientras Le Monde ha encontrado “mil y un errores” en lo publicado y denuncia un ataque calumnioso, destinado a “ensuciar y destruir” un diario de calidad.
A despecho del éxito fulgurante alcanzado por el libro –la tirada va por los 300.000 ejemplares, según los autores–, el director de Le Monde, Jean-Marie Colombani, firmó un artículo en el que recordó que se han vendido “centenares de miles de ejemplares” de una obra que niega la realidad del atentado terrorista contra el Pentágono, el 11 de septiembre de 2001. Para Le Monde, el libro está lleno de falsedades e inexactitudes de datos, fechas, nombres y situaciones. Estos son algunos de los puntos de la controversia.
- La razón de Estado. Los autores acusan a Le Monde de haberse convertido en un periódico “antifrancés”. Reiteraron que el periódico se dedica a campañas sistemáticas, como “aludir continuamente a Vichy” o a las torturas practicadas por el ejército francés en Argelia, “una deformación de la imagen de Francia”, según ellos. Le Monde se pregunta si esto significa que el periodismo debe acatar “la razón de Estado, los intereses superiores de la nación y los secretos de sus gobernantes” y concluye que los autores no pretenden atacar sólo a Le Monde, sino también “al periodismo en su esencia misma”.
- Relaciones con Vivendi. El libro contra Le Monde asegura que su cobertura de la crisis de Vivendi-Universal no pretendía informar honestamente a los lectores, sino alabar o criticar a su ex presidente, Jean-Marie Messier, a medida que evolucionaban las conversaciones entre la empresa editora y el grupo encabezado por Messier, por ejemplo cuando éste quería vender la prensa propiedad de Vivendi. Los autores se escandalizan en especial de una información publicada el 15 de mayo de 2002, en la que se revelaba que Vivendi-Universal había estado “al borde de la suspensión de pagos”, que presentan como un abuso periodístico. Le Monde replica con la cita de los informes en ese sentido de la agencia Moody’s y de Citigroup y Goldman Sachs avalando esa tesis. Los autores de las informaciones testimonian la total independencia con la que llevaron a cabo su trabajo.
- Dependencia de la publicidad. El libro niega independencia al periódico por depender crecientemente de intereses económicos. Pero el diario aporta datos para probar que Le Monde depende ahora de la publicidad menos que en períodos anteriores, y desde luego, que en la época del fundador, Hubert Beuve-Méry, cuyo nombre enarbolan aquéllos contra el director actual. De 1964 a 1976, los ingresos publicitarios de Le Monde suponían más del 50 por ciento de la cifra de negocio –alcanzó el 59 por ciento en 1970–, mientras que la media de ingresos publicitarios de los últimos años ha retrocedido al 30 por ciento del total. Por el contrario, el número de compradores del periódico no ha dejado de aumentar en la etapa dirigida por Colombani.
- Independencia. La única redacción de Francia en que los periodistas poseen una minoría de bloqueo en el seno del capital, además del derecho a vetar la elección del presidente del directorio (el máximo cargo, en el caso de la empresa de Le Monde), ironiza sobre la afirmación contenida en el libro en cuestión, según la cual Le Monde ha entrado en “un régimen predemocrático, próximo al que está en vigor en numerosas semidictaduras”. Asimismo, Le Monde se asombra de ver escrito que su sistema editorialHermès-Unisys reserva al director “la posición de un Gran Hermano”, cuando el acceso es idéntico para otros 150 usuarios.
- La prensa gratuita. Los autores acusan de duplicidad al director de Le Monde, porque el diario se manifestó editorialmente contra la implantación de la prensa gratuita, mientras la empresa editora mantenía contactos con el grupo noruego que intentaba introducir en Francia el gratuito 20 Minutos. Tras recordar su condición de editor e impresor, Le Monde explica que su filial de imprenta contrató con el editor de 20 Minutos la impresión de su periódico una noche por semana, “mientras la redacción de Le Monde, en un editorial, se manifestó inquieta por las consecuencias de la gratuidad de la prensa para la profesión periodística”.
- El sueldo del director. Le Monde publica el monto del sueldo atribuido a su director, Jean-Marie Colombani: 28.495,45 euros/dólares mensuales en bruto (doce pagos anuales), una cantidad inferior a la publicada por los autores del libro en cuestión. Esa retribución se fija en el consejo de vigilancia de la empresa, donde están representados todos los estamentos que participan en aquélla, desde el principal accionista –la Sociedad de Redactores– al comité de empresa. Le Monde puntualiza que ese sueldo implica hoy 25 veces el salario mínimo, mientras que el fundador del periódico, Hubert-Beuve Méry, recibió 45 veces el salario mínimo de finales de los ‘70.
- Investigación / inquisición. El corazón de la polémica, en suma, es si el libro en cuestión es el fruto de una investigación, como afirman sus autores, o de un “proceso inquisitorial, propio de otros tiempos, cuya puesta en escena está llena de adjetivos peyorativos, de comentarios desfavorables y de juicios asesinos”, como sostiene el vespertino, para el que “la parcialidad no sería más que pecado venial si no fuera, en este caso, la coartada de la ligereza”. El periódico ataca la credibilidad de un trabajo sin contraste, con “ausencia total de seriedad en la investigación”, “flagrante animosidad personal” y “falta de escrúpulos”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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