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Si la economía lo permite
La semana pasada, algunas encuestas indicaron que los norteamericanos estaban preocupados por la economía tanto como por la eventual guerra en Irak. En su primera conferencia de prensa oficial desde noviembre, George Bush evitó responder sobre los costos económicos de la guerra, mientras sigue la discusión sobre los intereses petroleros en Irak.
Mother Jones
Para Estados Unidos, la clave de la seguridad nacional es la hegemonía global: el dominio sobre cualquier rival potencial. Para ello, Estados Unidos no sólo debe proyectar sus fuerzas militares en cualquier lugar yen cualquier momento. También debe controlar recursos claves como el petróleo. Para la Casa Blanca, el Golfo es crucial no sólo por la porción que le tocaría a Estados Unidos, sino porque le permitiría trabar el recurso energético más importante del mundo y negarles el acceso a sus competidores globales. Según esta visión, Irak es un premio estratégico. A diferencia del crudo de la congelada tundra de Alaska, el de Irak es muy accesible y, a 1,50 dólar el barril, uno de los más baratos del mundo.
(Robert Dreyfuss)
The Washington Times
“No a la sangre por petróleo”, cantan los manifestantes contra la guerra. Las petroleras norteamericanas y sus supuestos títeres en la Casa Blanca son acusados de organizar el show. Desde la guerra en Vietnam, el gobierno estadounidense ha sido acusado por causa del petróleo. Si Estados Unidos estaba tan preocupado por los pozos de Irak, ¿por qué no lo ocupamos en 1991? ¿Por qué nos arriesgaríamos ahora a ir a la guerra sabiendo que es posible que Saddam queme sus pozos? En vez de concentrarnos en los intereses de Estados Unidos, fijémonos en los intereses comerciales de los miembros del Consejo de Seguridad que se oponen a la guerra. Francia controla el 22,5 por ciento de las importaciones de Irak.
(Helle Dale)
Los Angeles Times
En su presupuesto de enero, Bush propuso el aumento más alto en dos décadas de asistencia financiera para el extranjero. Las nuevas condiciones para recibir esta ayuda reflejan que ésta funciona como un instrumento de desarrollo cuando se entrega a países que siguen políticas económicas saludables. Bush insistió con que los países que reciban ayuda deberán reunir requisitos estrictos en derechos humanos. La verdad es que la mayor parte de la ayuda no va a los países que más la necesitan. De hecho, el principal beneficiario de la ayuda norteamericana es Israel, una democracia adinerada que recibe más de 25.000 millones de dólares al año.
(Scott B. Lasensky)