EL MUNDO › SESENTA MIL MANIFESTANTES RECLAMAN JUSTICIA SOCIAL EN TEL AVIV Y JERUSALEN
En sintonía con el hastío popular expresado en las calles de Europa y el mundo árabe, 60.000 israelíes marcharon anoche por mayor justicia social. Los organizadores de las manifestaciones a lo largo y ancho de Israel intentaron descentralizar el epicentro de las protestas de Tel Aviv y Jerusalén, y esparcir las manifestaciones a ciudades periféricas.
Los indignados israelíes quieren canalizar demandas sobre el gobierno del premier conservador Benjamin Netanyahu, quien designó al doctorado de Harvard argentino Manuel Trajtenberg como puente entre las comisiones especiales de los indignados y el gobierno.
Las protestas comenzaron hace un mes en Tel Aviv y Jerusalén, pero ayer se esparcieron a ciudades más pequeñas como Haifa, Beersheba, Dimona y Eilat. El neuquino Martín Papini vive en Israel desde hace once años y, en diálogo con Página/12, afirma que las protestas fueron creciendo gradualmente.
“Yo vivo a cien metros de donde se originó todo, y es el lugar desde donde salen las manifestaciones. Las protestas comenzaron con un acampe en una de las avenidas más céntricas de Tel Aviv. En un primer momento fueron dirigidas a los altos precios de los departamentos, no sólo de esta ciudad, sino en todo el país”, dice el argentino.
Si bien el motivo de los acampes y la gente volcada masivamente a las calles originalmente fue por los precios prohibitivos de las viviendas, se fueron agregando mayores demandas concisas. “A lo largo de todo este tiempo el costo de vida se ha elevado gradualmente, llevando las casas a precios increíbles. Yo pago 3100 shekels (pesos en hebreo) –800 dólares– por 18 metros cuadrados en pleno centro de Tel Aviv. El costo de los alimentos se ha elevado, así como el transporte público. El pueblo pide que el Estado regule el mercado de alquileres y compra-venta de departamentos, y que cree leyes que en este momento no existen. También se acoplan a esta columna otros grupos pacifistas en diferentes grupos y consignas. Tenemos desde agrupaciones de izquierda a derecha, de ateos a religiosos extremos que sólo están predicando, o grupos que exponen temas como educación gratis para todos y liberación de la gilad (Franja de Gaza)”, dice el argentino.
En el Boulevard Ben Gurion de la ciudad de Haifa, 30.000 personas se congregaron ayer y al cierre de esta edición se esperaba que el número de gente aumentara a 50.000. Decenas de autobuses atiborrados de estudiantes partieron del centro del país hacia distintas ciudades en la periferia para activar las protestas en lugares postergados social y económicamente que hasta ahora no se habían manifestado. Los organizadores quieren demostrarle al gobierno que el fenómeno no es burgués ni localista.
Hace una semana, más de 300.000 personas se manifestaron en Tel Aviv.
Según una encuesta difundida el martes pasado, el 88 por ciento de la población israelí apoya el movimiento de protesta social, el primero de este tipo de semejante magnitud en Israel, en tanto que sólo un 53 por ciento de ellos afirman estar dispuestos a participar en las manifestaciones.
Benjamin Netanyahu dijo que podría flexibilizar sus políticas ultraconservadoras para responder a las exigencias de los manifestantes. En un guiño hacia ellos, el premier de derecha designó a un cordobés que emigró a Israel para negociar entre los comités de independientes y funcionarios y el gobierno. El phd en economía Manuel Trajtenberg es el encargado de transmitirle al gabinete de Netanyahu las demandas que tienen en las asambleas para con el gobierno.
Informe: Juan Nicenboim.
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