EL MUNDO › BREIVIK, EL ASESINO DE OSLO, NO MOSTRó ARREPENTIMIENTO
El asesino de Oslo regresó al lugar del crimen, sólo que esta vez lo hizo escoltado por la policía noruega en medio de un fuerte dispositivo de seguridad. Anders Behring Breivik, responsable de la masacre perpetrada el 22 de julio donde 69 personas murieron a causa de sus disparos, fue trasladado a la isla de Utoya con un chaleco antibalas para reconstruir su maratón de asesinatos. Sin ningún tipo de arrepentimiento, el nazi les mostró a los investigadores los puntos desde donde abrió fuego contra los jóvenes que disfrutaban de un apacible y bucólico día de campo, organizado por el oficialista Partido Laborista, imitando incluso el gesto de sus disparos. Según la cadena BBC, Breivik arribó a la isla a las 14 (hora local) para indicar sus últimos movimientos y recorrer la zona de la masacre. El diario noruego Verdens Gang publicó una serie de fotografías y videos que muestran, a lo lejos, a un Breivik frío e introspectivo que camina esposado junto a algunos agentes.
Durante una puesta en escena que duró cerca de ocho horas, el atacante no mostró ningún atisbo de emoción o remordimiento. Paal-Fredrik Hjort Kraby, el policía noruego que lo acompañó, reveló que Breivik estaba calmo y cooperativo, que no había sido tocado a nivel emocional y que tampoco mostraba algún tipo de arrepentimiento cuando llegó a Utoya. Hjort Kraby agregó que en la isla surgieron nuevos detalles que podrían sacar a la luz algunas claves sobre ese dramático hecho. “Toda la investigación demuestra que volver a la escena del crimen ayuda a recordar. Behring Breivik nos dio mucha más información de la que teníamos antes, pese a las 50 horas de interrogación (previas)”, afirmó Hjort Kraby. “Sentimos que ahora tenemos una perspectiva general bastante buena de cómo murió o fue disparada cada persona, pese a que sigue habiendo detalles por conocer”, añadió.
El abogado de Breivik dijo que su cliente reivindicó los asesinatos en Utoya y en la capital noruega, pero negó haber tenido una intención criminal, porque está convencido de que la matanza fue necesaria para salvar a Noruega y a Europa de los musulmanes.
El traslado de Breivik a la isla, situada a 40 kilómetros de Oslo, se llevó a cabo en la tarde del sábado, primero en coche y luego utilizando el mismo barco que el detenido usó el día de la matanza. El viaje se realizó bajo fuertes medidas de seguridad, con Breivik esposado dentro del barco y controlando constantemente sus movimientos en la isla. El asesino, su abogado y los agentes de la policía llevaron chalecos antibalas, mientras varios helicópteros sobrevolaron la zona por miedo a un intento de ataque para vengarse. Desde su arresto, el asesino noruego fue sometido aproximadamente a unas 70 horas de interrogatorio. El gobierno ya creó una comisión independiente para investigar el episodio. Hace dos días Breivik reconoció que había llamado a la policía varias veces mientras perpetraba los atentados y que no había recibido respuesta de las fuerzas de seguridad.
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