Vie 14.03.2003

EL MUNDO

El General Tiempo, decisor mayor de la inminente Guerra del Golfo II

Por Miguel Angel
Ballesteros *

La temperatura media mensual en el sur de Irak es de 25ºC en el mes de marzo, 27ºC en abril, 35ºC en mayo, 38ºC en junio y 40ºC en julio y agosto. Esto indica que en las horas del mediodía se pueden alcanzar temperaturas de hasta 50ºC en los meses de julio y agosto. Con esas temperaturas los circuitos electrónicos de uso civil, como son los ordenadores, no funcionan correctamente. No están preparados para soportar temperaturas superiores a los 40ºC.
La mayoría de los equipos militares se construyen cumpliendo unas normas llamadas MIL STD (estándar militar) que les permiten trabajar en condiciones extremas. A estos equipos se los denomina ruggedized, que podemos traducir como robustecidos. Hay diversas normas MIL que establecen, entre otras características, el margen de temperatura en el que deben funcionar, la capacidad de absorción de choques y vibraciones, la resistencia a las interferencias electromagnéticas y la capacidad para evitar las emisiones indeseadas. Hay equipos con normas MIL poco exigentes que permiten trabajar entre -20º y +50ºC y hay equipos con alto nivel de exigencia que pueden funcionar desde -55º a + 70ºC. La diferencia está en el precio. “Ruggedizar” los equipos los encarece enormemente, pudiendo llegar a multiplicar su precio varias veces. Pero no todos los equipos que se utilizan en las operaciones militares tienen condiciones MIL. Son muchos los que se utilizan en el apoyo logístico y en los puestos de mando que no están robustecidos, obligando a climatizar los lugares de uso, siempre que sea posible.
Las altas temperaturas afectan a los combatientes de uno y otro lado, si bien les corresponde en esta ocasión a los estadounidenses, como atacantes, hacer el mayor esfuerzo. Su aclimatación a la zona siempre será menor que la de los iraquíes. Si se llegara a combatir en los meses de verano, el esfuerzo logístico tendría que ser mucho mayor para mantener los equipos y los hombres en condiciones de combate y esto, para un ejército que está a miles de kilómetros de sus bases de suministro, complica la operación. Para el éxito de la guerra es necesario que la corriente logística, que abastece a los combatientes desde las fábricas en EE.UU. hasta el teatro de operaciones, se mantenga sin interrupción, proporcionando el material necesario, en el lugar oportuno para los 200.000 combatientes y sus equipos.
El estratega chino Sun Tzu era partidario de llevar a cabo operaciones breves en el tiempo para evitar el agotamiento de las tropas y el quebrantamiento de los suministros. Lo resumía en una frase: “Un ejército es como el fuego, si no lo apagas se consumirá por sí mismo”. Si la guerra es corta, 30 o 40 días, el abastecimiento logístico no debe ser un grave problema para Estados Unidos. En todo caso, el número de averías en los equipos y vehículos será menor si no se someten a una climatología extrema. La diferencia de temperatura entre marzo y abril no es muy grande, pero a mediados del mes de mayo las temperaturas son bastante más altas. Hay 10º de diferencia de temperatura media entre abril y mayo. Desde el punto de vista meteorológico, las operaciones de gran envergadura deberían estar terminadas antes de la segunda quincena de mayo.
Por otro lado, militarmente, el tiempo corre a favor de Saddam Hussein, que dispondrá de un período más amplio para planificar y llevar a cabo la organización defensiva del terreno y tendrá un conocimiento más preciso de la estrategia a aplicar por las FF.AA. estadounidenses. Si se mantiene la negativa del Parlamento turco al despliegue de los norteamericanos en Turquía, como base de partida para el ataque desde el Norte, obligaría a que el esfuerzo principal se realizara desde Kuwait, donde las temperaturas son más altas que en el Kurdistán, lo que aconseja no demorar el ataque.
Una de las muchas capacidades de que disponen los ejércitos estadounidenses es la de combatir de noche gracias a los equipos de visión nocturna, con los que están dotados los combatientes y los vehículos como el Abrams. Los nuevos modelos de Abrams M1/A2 han sido dotados de un nuevo visor infrarrojo de segunda generación (FLIR) con un 70 por ciento más de alcance que el que tenían los carros norteamericanos en 1991, durante la anterior Guerra del Golfo. Los visores nocturnos permiten apreciar los objetos por la diferencia de temperatura respecto a su entorno. Antes de disponer de estos equipos, las unidades buscaban combatir en noches de cielos despejados y luna llena. Dada la ventaja tecnológica de los soldados estadounidenses, éstos preferirán combatir en noches con poca luna, por lo que las actividades terrestres podrían iniciarse en cuarto menguante para disponer de más noches con poca luz de luna. El 25 de marzo la luna estará en cuarto menguante. Por otro lado, la espera juega en contra de la moral de los soldados estadounidenses desplegados en la zona.
Si la guerra resulta inevitable, lo ideal es que terminara no más tarde de la segunda quincena de mayo. ¿De cuánto tiempo dispone EE.UU. para iniciarla? Hay que prever cuánto tiempo durará el conflicto bélico y eso no es fácil. Si tenemos en cuenta las operaciones anteriores, la última guerra del Golfo fue básicamente de bombardeo aéreo, donde las operaciones terrestres duraron apenas 100 horas. Pero esta guerra previsiblemente no va a ser igual. Si no se logra doblegar la voluntad de Saddam antes, los combates llegarán a Bagdad, núcleo duro del sistema defensivo de Saddam y donde quiere plantear una defensa numantina que obligue a una lucha de guerrilla urbana, donde las bajas estadounidenses serán inevitables y donde la población civil será utilizada como escudos humanos por el presidente iraquí, buscando las bajas civiles que movilicen aún más a la opinión pública internacional.
Es previsible que Saddam plantee una defensiva en profundidad para desgastar a las fuerzas estadounidenses en su avance hacia Bagdad. Este avance se realizará a caballo de alguna o de varias vías de comunicación que llegan a la capital iraquí. Desde el sur, el avance previsiblemente se producirá siguiendo el río Eufrates o el río Tigris y, ante esta posibilidad, el ejército de Saddam estará sembrando de obstáculos estas zonas y, probablemente, desplegará una parte importante del ejército regular iraquí para realizar esta maniobra defensiva, que vaya desgastando a los estadounidenses en su avance hacia Bagdad. Estos estarán frente a un ejército peor equipado y entrenado que en 1991. El avance hacia la capital iraquí no podrá ser impedido y sólo podrá ser retrasado empleando una estrategia de “tierra quemada”. En todo caso, es previsible que alcancen las líneas exteriores de la defensa de Bagdad en no más de una semana, después de iniciado el ataque terrestre. El peligro estará en que Saddam Hussein haga uso de agresivos químicos o bacteriológicos, lo que cambiaría el escenario y las condiciones de la guerra.
Si el régimen iraquí plantea una defensa a ultranza de Bagdad, ¿cuánto tiempo se tardaría en doblegar su voluntad con los condicionantes de pocas bajas propias y pocas bajas civiles? Estaríamos hablando de varias semanas, como mínimo. Siguiendo las mencionadas teorías de Sun Tzu y teniendo en cuenta la opinión pública internacional, tampoco debe durar mucho más de dos meses. De acuerdo con esto, el calendario de posibilidades se está quedando sin hojas que quitar. Las acciones militares no deberían empezar más tarde de los primeros días de abril.

* Teniente coronel jefe del Departamento de Estrategia de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas españolas.
De El País de Madrid. Especial para Página/12.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux