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› BUSH, BLAIR Y AZNAR SE REUNEN MAÑANA EN PLAN DE DIPLOMACIA
Ultima parada antes de ir a Bagdad
La Casa Blanca anunció sorpresivamente ayer que George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar se reunirán mañana en Portugal para dar una última oportunidad a la diplomacia. Es para bajar la presión interna a Blair y Aznar. Hoy habrá marchas por la paz en todo el mundo.
Con miles de manifestantes antiguerra esperados hoy en las calles del mundo, el despliegue militar estadounidense en el Golfo Pérsico básicamente completo y la diplomacia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en estado de parálisis, la Casa Blanca anunció ayer una cumbre para el domingo en las Islas Azores entre los principales partidarios de la guerra a Irak en el Consejo de Seguridad: el presidente estadounidense George W. Bush, el primer ministro británico Tony Blair y el primer ministro español José María Aznar. Ari Fleisher, vocero de Bush, dijo que los tres –a quienes se sumará, como anfitrión, el premier portugués José Manuel Durao Barroso– darán una “última y final oportunidad” a la diplomacia para solucionar de manera pacífica la crisis de Irak. Fleisher negó que de la cumbre de Azores vayan a salir una declaración de guerra o un ultimátum. Y admitió que el tiempo extra concedido a la diplomacia tiene que ver con las necesidades políticas de Blair y Aznar, que enfrentan vigorosas oposiciones internas a participar de la guerra.
“El presidente todavía está comprometido con el proceso diplomático, y a impulsarlo a través de Naciones Unidas –dijo Fleisher–. Si el Consejo de Seguridad es capaz de aprobar una resolución similar a la que están discutiendo Estados Unidos, España y Gran Bretaña, aún es posible que Saddam Hussein comprenda el mensaje y se vaya de Irak –agregó–. Pero si otras naciones hacen confuso el mensaje, eso hace menos probable que Saddam Hussein se vaya y que esto pueda ser resuelto pacíficamente”. Esta insistencia del vocero de Bush en el camino de la ONU sonó, en sí misma, confusa: también ayer, el mismo vocero rechazó un plan transaccional de Chile –uno de los miembros no permanentes del Consejo–, que ponía más exigencias sobre Saddam Hussein pero le daba tres semanas para cumplirlas. Sobre esta propuesta, un funcionario del Departamento de Estado que pidió el anonimato ironizó: “Suena en gran parte como un comité en Nueva York que está tratando de diseñar un caballo y obtiene un camello”. Y Francia y Rusia, dos de los miembros permanentes, han anticipado que vetarán cualquier resolución en la línea buscada por Washington, que consiste básicamente en una autorización de guerra. Pero Washington mostró que sigue empeñado en comprar el voto del Consejo, por una medida en que Bush levantó las sanciones económicas que había impuesto a Pakistán –otro miembro no permanente del Consejo– en respuesta al golpe militar de 1999.
Fleisher dijo que la cumbre de Azores tratará “las opciones diplomáticas finales”. “Creo que se puede ver esta reunión como una señal de la decisión del presidente (Bush) de ir un poco más allá” en la vía diplomática”, agregó. La noticia de la reunión se produjo al final de una semana de incesantes gestiones, en que Bush se embarcó en una intensa diplomacia telefónica para tratar de conseguir apoyos a la nueva resolución presentada en la ONU por estos tres países. Francia, Rusia y China –miembros del Consejo con derecho a veto– además de Siria y Alemania, han expresado su oposición al texto, que sólo cuenta con el respaldo decidido de sus redactores y Bulgaria. En los últimos días, la administración estadounidense aseguró que estaba a tan sólo un voto de conseguir los nueve necesarios, después de convencer a Pakistán y los tres países africanos, y apuntó a “los latinoamericanos” –Chile y México– como la clave de la votación. Washington también aseguró que consideraría una victoria “moral” conseguir una mayoría cualificada de nueve votos, incluso en el caso de que el proyecto de resolución fuera vetado. Pero la votación podría no llegar a celebrarse, como dijo ayer el secretario de Estado, Colin Powell, en contra de lo manifestado hasta ese momento por Bush, partidario de votar “cualesquiera que sean las circunstancias”.
En este contexto, la decisión final podría adoptarse en la reunión de las Islas Azores, en la que, según subrayó el portavoz de la Casa Blanca, se hablará sólo de diplomacia. Y Fleisher tiró otras frases que también parecen apuntar a una dilación. “Si el presidente toma la decisión (...) de usar la fuerza, desde luego lo compartirá con el pueblo estadounidense”, dijo el vocero, quien aseguró en los últimos días que Bush se dirigirá a la nación y al mundo por televisión si decide plantear un ultimátum militar. Fuentes de la administración estadounidense adelantaron que, en este caso, el presidente dará un plazo aproximado de una semana antes de desatar las hostilidades para dar suficiente tiempo a los inspectores de la ONU, los periodistas y los trabajadores de organizaciones humanitarias a abandonar Irak, si lo desean.
El adjetivo “final” fue el más repetido ayer por el entorno de Bush para referirse al espíritu de la cumbre en las Azores, donde, para la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, “se dará la oportunidad de calibrar dónde nos encontramos exactamente”. “Llega el momento final de la verdad”, manifestó Rice, quien subrayó que “ha llegado la hora de decir a Saddam Hussein que se tiene que desarmar o será desarmado, que debe cumplir la resolución 1441”, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en noviembre pasado.
La Casa Blanca reconoció que la convocatoria de la cumbre responde también en parte a una petición de Blair y Aznar, que quieren demostrar ante sus respectivas opiniones públicas, reacias a la guerra, que el interés en agotar la vía diplomática es verdadero. “Ir un poco más allá en la vía diplomática es importante para nuestros amigos y nuestros aliados, y si es importante para ellos es importante para el presidente Bush”, dijo el portavoz presidencial.
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