Los hermanos Pérez, condenados a tres años de prisión, después de conocerse el fallo.
Imagen: AFP.

En Ecuador, un tribunal de apelaciones de Guayaquil ratificó la condena de tres años de cárcel y el pago de una multa de 40 millones de dólares a tres directivos del diario El Universo y su ahora ex columnista, Emilio Palacio, hoy refugiado en Miami. El presidente Rafael Correa demandó al periódico por “injurias calumniosas”, en concreto, por un artículo de opinión que publicó en el que Palacio llama unas diez veces “dictador” al jefe de Estado y lo acusa de haber ordenado disparar contra civiles en el intento de golpe del 30 de septiembre de 2010. El presidente dejó abierta la posibilidad de que el juicio se frene ante una rectificación del medio. “Merecen que se haga justicia, pero en esta clase de juicios se puede perdonar en cualquier instancia”, dijo.

Correa, que cuestionó el papel de la Asociación de Editores de Periódicos (Aedep) de Ecuador por estar a favor de los acusados, pidió que “nunca más agachemos la cabeza ante estos abusos” de la prensa. La sentencia conocida ayer señala que el columnista Palacio mintió e injurió en el artículo titulado “No a las mentiras”, publicado el 6 de febrero de 2011. En su columna, Palacio había acusado al presidente de crímenes de lesa humanidad, culpándolo de haber ordenado disparar contra un hospital lleno de civiles, donde estuvo secuestrado por policías sublevados durante más de diez horas y debió ser rescatado por su custodia.

“El dictador debería recordar, por último, y esto es muy importante, que con el indulto en el futuro un nuevo presidente, quizás enemigo suyo, podría llevarlo ante una Corte penal por haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente. Los crímenes de lesa humanidad, que no lo olvide, no prescriben.”

En esa jornada, que gran parte de la prensa ecuatoriana aún no califica de intento de golpe, al levantamiento policial se sumaron efectivos de la fuerza aérea que tomaron el aeropuerto internacional de Quito, así como partidarios del ex presidente y ex coronel Lucio Gutiérrez que intentaron ocupar el canal de televisión estatal.

En una conferencia de prensa, Correa subrayó que algunos medios ecuatorianos, vinculados con banqueros, “se creían por encima de la ley” y por eso, por sentirse impunes, no aceptaron que cometieron un error. Dijo que “el juicio puede detenerse en cualquier momento si reconocen el error”. Además, al ser preguntado si está satisfecho con que vayan a la cárcel los directivos del diario, dijo: “Merecen que se haga justicia, pero en esta clase de juicios se puede perdonar en cualquier instancia”.

Ante ese posible “perdón” expresado por Correa, Nicolás Pérez, uno de los condenados dueños de El Universo, lo descartó. “Para mí no es digno ser disculpado después de haber sido sentenciado. El caso es que ha habido una sentencia injusta, bastarda, ilegal; haga lo que quiera el presidente, la sentencia va a quedar.”

En concreto, la sentencia de la Segunda Sala Penal de la provincia de Guayas condena a César, Carlos y Nicolás Pérez, hermanos y propietarios del periódico, así como a Palacio, a tres años de prisión y a un pago de 40 millones de dólares. Más temprano, los directivos y abogados del medio de comunicación ya adelantaban que la resolución, emitida el 20 de julio por el juez Juan Paredes, en primera instancia, iba a ser ratificada.

Después del fallo, los involucrados analizan los pasos a seguir, dijo el abogado del diario. “Tendremos algunas opciones como la Corte Constitucional y la demanda internacional”, dijo Xavier Zavala, representante legal del rotativo. Zavala aseguró que los condenados no iban a abandonar el país, como sí lo hizo el ex jefe de opinión. Palacio dijo ayer a agencias internacionales, en Miami, que fue Correa quien provocó los incidentes del 30 de septiembre y la violencia que se desató.

Correa, al conocer la condena en segunda instancia, exclamó en su cuenta de Twitter: “Se ratifica la sentencia! Ganamos!”, e insistió en que “humillar y calumniar” también se llama corrupción.