Vie 21.03.2003

EL MUNDO  › TECNOLOGIA QUE LA ARGENTINA NO PRECISARIA

Una bomba para causar apagones

Por L. P.

La revolución tecnológica experimentada por el arsenal norteamericano en la última década recibirá en este conflicto, como nunca antes, su bautismo de fuego. Internet y las tácticas de ciberguerra son ahora piezas clave de las operaciones de desinformación y propaganda. EE.UU. ya ha bombardeado los móviles y los correos electrónicos de la cúpula militar iraquí animándoles a rendirse y dispone de medios para interferir los radares del enemigo sembrando el caos en sus sistemas de defensa.
El medio más sofisticado para este fin son los seis aviones llamados EC130E Commando Solo, capaces de controlar el espectro electrónico de radio y televisión de un área concreta y, lo que es más importante, capaces no sólo de interferir, sino de sustituir la señal de las transmisiones del enemigo. Por ejemplo, podrían servir a los iraquíes falsas imágenes en televisión de Saddam capturado. Otra posibilidad es el empleo de “armas no letales”, eufemismo con el que el Pentágono se refiere a ese secreto a voces bautizado como E-Bomba. Un artefacto que crea un campo electromagnético a su alrededor que anula todo tipo de aparato eléctrico civil y militar de un país. Una bomba de esta clase de 900 kilos puede producir un apagón total en un área de 12 hectáreas.
Otra bomba más convecional, pero que también puede debutar en el campo de batalla, es la MOAB (munición de golpe de aire masivo), la más grande construida nunca. Esta madre de toda las bombas contiene 9,5 toneladas de explosivos de alta potencia y es guiada por satélite para garantizar su precisión. Sus efectos han sido comparados a los de una pequeña bomba nuclear.
EE.UU. estrenará también la última versión de los misiles Patriot que se hicieron famosos en 1991. Los nuevos, más rápidos, con mayor maniobrabilidad y con el doble de alcance, llevan incorporados pequeños radares que les permiten distinguir ahora entre las diferentes secciones del misil que es su blanco; es decir, atacar su ojiva y no el resto del cohete.
Los vehículos aéreos no tripulados armados con cámaras infrarrojas y de televisión como el Predator, estrenado en Afganistán, también han sido mejorados. Ya no son sólo aviones espía. El Predator, que hace unos meses abatió con un misil a seis sospechosos de pertenecer a Al-Qaeda en Yemen, puede llevar ahora 14 misiles Hellfire o seis bombas guiadas de 225 kilos. Además tiene un hermano mayor, el Global Hawk, que vuela más rápido (560 kilómetros por hora), más alto (20.000 metros) y tiene mayor autonomía (más de 24 horas).
A todo este arsenal hay que sumar los cazabombarderos F-18 A Superhornet con mayor envergadura y radio de acción (un 41 por ciento más) que los viejos F-18; las mejoras introducidas en los invisibles F-117 y B-2; los vehículos de detección de agentes químicos, fabricados en Alemania, que pueden identificar cien sustancias diferentes a cinco kilómetros de distancia, y todas las nuevas medidas adoptadas para minimizar el fuego amigo y los daños colaterales.
También será nuevo el equipo de las tropas. Algunas unidades, además de intercomunicadores individuales y gafas de visión nocturna, dispondrán del aparato SoldierVision. Un sistema que emite pulsos de radio de baja potencia que permite ver a través de las paredes y emite pautas únicas cuando rebotan en cemento, madera o piel humana.

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