EL MUNDO › EN LIBIA ENCUENTRAN DECENAS DE CADáVERES CON TIROS EN LA CABEZA
Mientras el mundo observó las imágenes de las muertes de Muammar Khadafi y su hijo Mutassim, poco se dijo del destino de los leales al coronel. En un hotel que estuvo en manos rebeldes se pudo ver una escena dantesca.
› Por Kim Sengupta *
Desde Misrata
Los muertos habían sido tirados en los jardines de un hotel abandonado. Muchos de los asesinatos habían sido llevados a cabo con tiros a la cabeza; algunos ya estaban heridos cuando tuvieron lugar las ejecuciones: algunos tenían las manos atadas en la espalda. Casquillos de balas y de bombas y charcos de agua de las cañerías rotas completaban la escena de venganza contra los leales al régimen.
Mientras el foco internacional se situó en las muertes de Muammar Khadafi y su hijo Mutassim y el despliegue de sus cadáveres, poco se sabe del destino de aquellos que estaban con el dictador libio en su último refugio, su ciudad natal de Sirte. El descubrimiento de 53 cadáveres en el hotel Mahari y otros diez tirados en una represa cerca revelan una idea de lo sangriento de la situación.
No ha sido posible asegurar quién fue responsable de las muertes en la represa. Pero el hotel había estado en manos de los rebeldes, para entonces las fuerzas del nuevo gobierno, cuando se cree que tuvo lugar la masacre entre el 14 y el 19 de octubre. Los charcos de sangre habían manchado el suelo debajo de los cuerpos, había cartuchos usados desparramados alrededor sugiriendo que un escuadrón de fusilamiento había estado trabajando.
Ayer, Mustafa Abdul Jali, el jefe actuante del gobierno del país, el Consejo Nacional de Transición (CNT), cedió a la creciente presión desde el exterior y ordenó una investigación de los disparos de Muammar y Mutassim Khadafi después de que se hubieran rendido. Las autoridades en Misrata, donde sus restos fueron exhibidos durante cuatro días, anunciaron ayer que el show finalmente había terminado.
Human Rights Watch, que descubrió la evidencia de la masacre del hotel en Sirte, ayer pidió una investigación más amplia. El director, Peter Bouckaert, dijo: “Lo que sucedió fue bastante malo. Si el CNT no examina a fondo este crimen incitará a creer que aquellos que lucharon contra Khadafi pueden hacer cualquier cosa sin temor a ser procesados. Existe la evidencia para sugerir que algunos de los fusilados eran prisioneros”.
El CNT pudo sacar a Khadafi del poder, en gran parte con la ayuda de las fuerzas extranjeras, incluyendo Gran Bretaña. Una vocera de la cancillería británica dijo anoche de las matanzas de Mahari: “Condenamos las violaciones a los derechos humanos perpetrados por cualquiera de los lados y esperamos que el CNT investigue a fondo todas las acusaciones de abuso cometidas por sus fuerzas, y que lleva a los responsables a que den cuenta de sus actos”.
Los rebeldes que estuvieron en el Mahari querían ser recordados. En la entrada, en las habitaciones y en las paredes exteriores estaban escritos los nombres de muchos de ellos. No se sabe si los combatientes de esos grupos estaban presentes cuando tuvieron lugar las matanzas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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