Mar 25.03.2003

EL MUNDO

Una médica argentina, a punto de irse a la guerra

Silvia Quadrelli, integrante de Médicos del Mundo, se prepara para partir hacia los campos de refugiados en la frontera con Irak. Ya estuvo en Afganistán y en Kosovo.

› Por Mariana Carbajal

De la tranquilidad de su consultorio en Barrio Norte, la neumonóloga argentina Silvia Quadrelli pasará en pocos días al borde del infierno: como integrante de Médicos del Mundo, volará a la frontera con Irak, donde el Acnur empezó a habilitar campos de refugiados. No será su primera guerra. Hace un año estuvo en Afganistán, tras los bombardeos norteamericanos, y antes en Kosovo, donde escuchó y recolectó testimonios de violaciones de los derechos humanos perpetradas contra la población civil, que luego constituyeron la base de la acusación del tribunal internacional que condenó a los militares serbios y serbiobosnios. “La crueldad de los militares no tiene nacionalidad. Son todos iguales”, subrayó, en una entrevista con Página/12.
Hace cinco años, Quadrelli fundó Médicos del Mundo Argentina. Antes había trabajado más de 15 años en la delegación francesa. Hoy además es una de las tres personas a cargo de la coordinación internacional de la organización humanitaria. Por esa función será convocada en los próximos días a la zona de la guerra. Tendrá a su cargo articular los esfuerzos de las distintas delegaciones de Médicos del Mundo en los campos de refugiados y tomar contacto con las autoridades gubernamentales. “No voy a hacer acción directa sino coordinación logística”, explicó a este diario.
Especializada en medicina respiratoria, Quadrelli trabaja en Buenos Aires en el Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari de la UBA y en el Hospital Británico. Tiene 46 años, es soltera y no tiene hijos.
–¿Por qué se unió a Médicos del Mundo?
–Porque tenía la sensación de que había que hacer algo para defender el derecho de las personas a la salud. Toda mi vida pensé que la Medicina es una alianza entre las personas que adquieren las habilidades para mejorar y curar y quien las necesita. La Medicina de nuestros días desvirtuó esa alianza, llenándola de intermediarios y factores económicos. El trabajo humanitario me permite recuperar eso, la cercanía de esa alianza.
Ante cada nueva guerra, Quadrelli no puede entender que seres humanos voluntariamente les infrinjan daño a otros. “Cuesta creerlo, más cuando sos médico”, dice. En su pequeño bolso de viaje pondrá una linterna, una navaja –aunque seguramente tendrá dificultades para pasar los controles de los aeropuertos–, pequeños manuales de procedimiento de la organización y la ropa que “llevarías a un campamento”.
“Nuestra base está en Ammán, la capital de Jordania. Aunque todavía no salieron refugiados de Irak, cuatro delegaciones de Médicos del Mundo se han posicionado en el último mes en países limítrofes a Irak, donde el Acnur empezó a habilitar campos de refugiados”, precisó. “Hoy, nuestra preocupación principal es que los países lindantes respeten las normas internacionales y acepten la entrada de refugiados. En el conflicto anterior, ni Pakistán, ni Irán lo permitieron”, comentó.
Médicos del Mundo se maneja con total autonomía de los gobiernos en los lugares de conflicto, donde brinda el primero y segundo nivel de atención médica a la población civil que huye de la guerra. “En los campamentos primero aparecen los piojos y la sarna. Después, diarrea si es verano y neumonía, si es invierno.” Como parte de su mandato, Médicos del Mundo se ocupa además de recibir de la población civil denuncias de violaciones de los derechos humanos por parte de los ejércitos en guerra. “Este punto nos diferencia de la Cruz Roja Internacional que asisten a las dos partes por igual, pero su principio es la confidencialidad. Nosotros también somos neutrales, pero si vemos alguna violación, nuestra obligación es denunciarla”, aclaró Quadrelli.
No es el trabajo en la zona de guerra lo que más le cuesta enfrentar sino el regreso a Buenos Aires después de aquella experiencia. Le lleva un par de meses adaptarse. “Allá, igual que en un acto médico convencional, te resulta más fácil poner distancia. El problema es la vuelta. Con el paso de los días, la guerra y sus consecuencias va a ocupando menos lugaren los medios y cuando llegás, no podés sacarte de la cabeza que allá se sigue muriendo gente y acá, casi nadie se acuerda.”

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