EL MUNDO
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Ser neutral es dejar hacer
Por Martín Prieto *
El presidente Eduardo Duhalde ha dicho que quiere la paz y que no apoya la guerra. Por eso aquí le presentamos una propuesta concreta para dejar las palabras y pasar a los hechos. Muchas organizaciones de todo el mundo estamos promoviendo que se utilice un mecanismo de las Naciones Unidas para detener la guerra y que se reasuma la acción diplomática en torno de este conflicto. Ya diversos países se han hecho eco de esta demanda. Es decir: hay todavía una oportunidad de parar la guerra y reconstruir la confianza en las Naciones Unidas.
En 1950, Naciones Unidas adoptó un mecanismo para enfrentar situaciones como la que estamos viviendo en las que la labor del Consejo de Seguridad está bloqueada y la paz ha sido quebrada. La resolución “Uniting for Peace” (Unidos por la Paz, resolución 377A) fue diseñada para convocar de manera urgente a la Asamblea General de la ONU para enfrentar “una amenaza contra la paz, una violación a la paz, o un acto de agresión” cuando el Consejo de Seguridad fallase en llegar a un acuerdo.
Este mecanismo ya fue empleado en diez oportunidades. Estados Unidos lo utilizó para detener el fuego y el retiro de fuerzas de Francia e Inglaterra que habían invadido el canal de Suez en 1956. Pero ahora Washington está buscando desalentar a aquellos países que están proponiendo reunir a la Asamblea General de la ONU. Duhalde debería ejercer la “diplomacia pacifista” y exigir que la ONU sea convocada.
Debemos defender la paz y el sistema de negociaciones multilaterales que nos ofrece la ONU. No hay otro mecanismo mejor a mano. Por eso hay que exigir al gobierno argentino que abandone su política de “neutralidad”, y que se una a quienes ya están reclamando que la resolución Uniting for Peace sea utilizada. Ser neutral en este contexto es un “dejar hacer” a los Estados Unidos, que ha violado toda legalidad internacional.
Duhalde debe unirse a las voces que claman por una sesión de emergencia de la Asamblea General, que sea convocada para condenar este acto de agresión y recomiende medidas colectivas para mantener y restaurar la paz y seguridad internacional deteniendo esta guerra.
Millones de personas han salido a las calles para decir “no” a esta guerra, la más ilegal, injustificada e ilegítima que hayamos conocido en toda la historia. Una guerra que busca apropiarse, a través de la fuerza, de los recursos petroleros de Medio Oriente por parte de las empresas estadounidenses.
Más de la mitad de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU han objetado esta agresión y votarían en contra de ella si tuviesen que hacerlo, lo mismo que la abrumadora mayoría de los miembros de la Asamblea General de la ONU. Pero el Consejo de Seguridad ha fallado y el mecanismo de veto interno ha bloqueado su accionar. Es tiempo de que la Asamblea General de la ONU, quien mejor representa a la voz de los pueblos del mundo, sea convocada y demande el cese de las acciones militares, que se retome el trabajo de los inspectores de armas de la ONU y que la masacre de inocentes cese inmediatamente. Y es tiempo de que la diplomacia argentina deje las palabras y pase a los hechos.
* Director ejecutivo de Greenpeace Argentina.