EL MUNDO
› AUMENTAN LA REPRESION Y EL ALINEAMIENTO DE AMMAN CON BUSH
Jordania, próxima parada de EE.UU.
El reino hachemita podría ser el punto de destino de los 100.000 soldados adicionales que el Pentágono moviliza hacia el Golfo.
Por Eduardo Febbro
Desde Rueished y Ammán, Jordania
La ruta es larga y culmina en una extensa planicie negra. Aquí, a 350 kilómetros de Ammán, el desierto es una interminable superficie de piedras negras que, a lo lejos, parecen arena. La ruta que va de Ammán a la frontera iraquí está vacía. Hay más autos de periodistas que vehículos de carga. La interminable fila de camiones cisterna que transportaban el petróleo hacia Irak es un recuerdo. En principio, desde Irak, la frontera está abierta. La realidad es distinta. Los vehículos que la atraviesan son escasos. Desde Jordania, el acceso también es dificultoso. La travesía se interrumpe en Rueished, a unos 60 kilómetros del paso fronterizo de Karama. Entre Ammán y Rueished hay no menos de cinco barreras militares. Entre Rueished y Karama hay tres y sólo se puede llegar debidamente acompañado. Desde Rueished hasta la frontera iraquí se ingresa en una de esas zonas impenetrables, llamadas “zonas militares”. A nadie le caben dudas de que las tropas estadounidenses llevan a cabo operativos puntuales desde Jordania. El teatro de operaciones concierne al sector occidental de Irak. En los últimas 48 horas, no menos de 300 miembros de las “fuerzas especiales” norteamericanas penetraron en territorio iraquí desde Jordania para completar el dispositivo iniciado a principios de la semana.
La ruta entre Jordania y Bagdad lleva las huellas de esas acciones. Los escasos periodistas que pudieron atravesarla y los conductores de los micros que salen de Ammán repletos de iraquíes que regresan a sus pueblos describieron un paisaje lunar con tanques destruidos, autos calcinados y camiones bombardeados. Las escaramuzas norteamericanas tenían un objetivo estratégico: tomar el control de los sectores H1 y H2 en pleno territorio iraquí. Se trata de dos bases aéreas iraquíes: el aeropuerto de Rutba, situado a 120 kilómetros al interior de Irak, y una base ubicada más cerca de la frontera. En contra de lo que afirman las autoridades jordanas, las fuerzas de la Casa Blanca operan en territorio iraquí a partir de Jordania. La presencia de los soldados estadounidenses es discreta pero visible. Los habitantes de las zonas donde se encuentran las bases estadounidenses, particularmente en Rueished y Safaui, describen cotidianamente el ballet ininterrumpido de los helicópteros y los aviones de la coalición anglonorteamericana. Aunque suene increíble, versiones de prensa jordanas revelaron que hasta hace unas semanas una unidad especial del ejército israelí “trabajó” en la zona con los norteamericanos. El fin de semana pasado, el primer ministro jordano Ali Abou Al-Ragheb desmintió la existencia de operaciones lanzadas desde Jordania. Versiones oficiales evalúan en 2000 o 3000 los soldados norteamericanos instalados en esas bases. Otras fuentes cercanas a la información elevan la cifra a 10.000. Menor o mayor, esa presencia estratégica explica las restricciones impuestas para acceder a esas regiones y, según Peter Kessler, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ACNUR, no puede excluirse que el tránsito de los refugiados iraquíes haya sido “dificultado” para permitir el trabajo militar.
Los campos instalados por la Cruz Roja Internacional en medio del desierto están prácticamente vacíos. Previstos para 20.000 personas, hoy no hay más que 500 refugiados, en su gran mayoría ciudadanos que residían en Irak y que son oriundos de Sudán, Egipto, Yemen o Somalia. Lo mismo ocurre con el campo construido por el ACNUR destinado exclusivamente a los iraquíes. Vacío. En la primera Guerra del Golfo, 60.000 mil iraquíes se refugiaron en Jordania. Hoy no hay prácticamente ninguno. Las dificultades “operativas” que enfrenta la coalición anglonorteamericana para tomar el control de Irak hacen que hoy Jordania sea un país clave. El anuncio hecho hace 48 horas por la Casa Blanca sobre el envío de 100.000 soldados suplementarios plantea el enigma del lugar a donde esas tropas seránenviadas. ¿Kuwait, Arabia Saudita, Jordania? Especulaciones locales evocaron un posible viaje a Jordania de George Bush en el curso de su próximo viaje a Qatar. Esa versión fue finalmente descartada para ser remplazada por otra. Estrategas regionales destacaron que el desplazamiento de 100.000 nuevos soldados hacia Kuwait no resulta viable en las condiciones actuales mientras que, como ya lo hicieron saber desde el principio, Arabia Saudita, que sería el punto ideal, se negó a intervenir directamente en el conflicto. Los estrategas señalaron entonces un posible desembarco de las tropas en el puerto jordano de Aqaba, en el Mar Rojo, a partir de donde serían desplazadas hacia la frontera iraquí. Sin embargo, informaciones convergentes y hechos concretos permiten conjeturar otra opción. El próximo contingente militar podría llegar a un puerto chipriota o saudita y desde allí las tropas serían trasladadas a una “región clave”. Dicha región es precisamente la zona donde, a partir de Jordania, están operando las fuerzas especiales norteamericanas. Los militares podrían dirigirse a los sectores H1 y H2, es decir, los dos aeropuertos iraquíes controlados actualmente por los angloamericanos.
Los comentaristas locales vaticinan una intervención más directa de Jordania. En las últimas 48 horas, el gobierno endureció su política frente a la sociedad civil, opuesta en más del 80 por ciento a la guerra contra Irak. Lo ocurrido ayer al final de la tradicional plegaria musulmana de los viernes ilustra ese cambio. 800 periodistas, 1000 policías, apenas 700 u 800 manifestantes, discursos más que conciliadores de los imanes de las mezquitas, el viernes candente fue perfectamente enfriado mediante un hábil dispositivo policial. La actitud de los líderes religiosos es ilustrativa. El viernes pasado, los imanes de las mezquitas perdían la voz con la ferocidad de sus discursos contra George Bush. Ayer, la rudeza desapareció. Los jefes espirituales se refirieron en términos conciliadores a la guerra en Irak, evocaron la unidad de la nación árabe e invocaron la solidaridad y el sufrimiento de los iraquíes. Sin más. Paralelamente, el gobierno jordano organizó ayer el paso hacia Irak de una caravana humanitaria compuesta por siete camiones cargados con material médico, principalmente anestésicos, antibióticos, analgésicos, sangre, vacunas y vendas. Según declaró el ministro jordano de Comercio, el reino hachemita “cumple así con su deber frente a sus hermanos iraquíes”.
Ammán intenta por todos los medios salir al paso de las numerosas críticas que recibió por su “pasividad” y su total falta de responsabilidad ante la evidente crisis humanitaria que golpea a Irak. Pese a haber recibido importantes sumas de dinero provenientes de los organismos multilaterales de ayuda para que Jordania administrara parte de la ayuda humanitaria, Ammán se mostró poco activa hasta el momento. Su papel es determinante, tanto más cuanto que la ruta que une la capital jordana con Bagdad es la única vía por la cual pueden enviarse abastecimientos humanitarios hasta la capital iraquí, doblemente asediada por la Guardia Republicana de Saddam Hussein y los bombardeos anglonorteamericanos. Los suministros son únicamente posibles a través de las escasas zonas controladas por las tropas de Estados Unidos y Gran Bretaña. Para las ONG y las agencias humanitarias de la ONU, el eje Bagdad-Ammán es el único pulmón que queda para que Bagdad pueda respirar.