El gobierno británico decretó el cierre de la Embajada de Irán en Londres y lanzó un ultimátum para que los diplomáticos iraníes abandonen el lugar lo antes posible. La medida adoptada por la administración del primer ministro David Cameron se produjo en respuesta al ataque perpetrado anteayer por un grupo de enfurecidos estudiantes, contra dos edificios del Reino Unido en Teherán, con motivo de las sanciones aplicadas al gobierno de Mahmud Ahmadinejad por el desarrollo de su programa nuclear. El cortocircuito diplomático iniciado el martes encendió los ánimos de ambos países y continuó ayer con una nueva escalada, cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán ordenó la expulsión de todo el personal de la embajada británica que prestaba servicio en la capital iraní.

Durante su intervención en el Parlamento, el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, señaló que él mismo dio la orden de cerrar la embajada iraní en Londres y determinó la salida del país de todo el personal diplomático de la República Islámica en un plazo máximo de 48 horas. Asimismo, Hague anunció el cierre de la embajada británica en Teherán. Señaló que el asalto sufrido sólo pudo ocurrir con algún grado de connivencia de las autoridades locales. “Un país que nos hace imposible operar en su territorio no puede esperar que le permitamos tener una embajada operativa”, argumentó el jefe de la diplomacia británica.

Más allá de lo contundente de la medida –considerada una de las mayores represalias diplomáticas de Occidente contra Irán, desde la toma de la embajada estadounidense en Teherán, en 1979–, Hague señaló que el Reino Unido no está rompiendo las relaciones diplomáticas con Teherán, sino que las está rebajando al mínimo nivel.

Cameron afirmó ante la Cámara de los Comunes que el Reino Unido tiene pensado llevar adelante “acciones muy contundentes en respuesta a este comportamiento de los iraníes completamente inaceptable y desgraciado”. Poco después de la orden británica de desalojar a la diplomacia iraní de Londres, la agencia de noticias Fars informó que Teherán había ordenado también la expulsión de todos los diplomáticos británicos en el país “dentro de las próximas horas”, aunque no citó fuentes y la información no fue confirmada oficialmente.

Por su parte, las autoridades iraníes afirmaron que iniciaron una investigación por el asalto a la embajada británica. Según el subcomandante de la policía iraní, Ahmaz Reza Radan, citado por la agencia oficial IRNA, las investigaciones arrojaron como resultado parcial el arresto de doce personas. “Se han tomado medidas para detener a todos los que participaron en el ataque”, insistió Reza Radan.

Asimismo, los jefes de las misiones diplomáticas de la Unión Europea abordaron en detalle lo sucedido en la embajada británica y evaluaron una retirada de los embajadores europeos de Irán. El gobierno alemán tomó ayer la iniciativa y llamó a consultas a su representante diplomático en la República Islámica, luego de que el ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westwerwelle, advirtiera que Teherán “tiene la obligación de cumplir con el derecho internacional y proteger a los diplomáticos extranjeros”.

El ministro de Exteriores de Italia, Giulio Terzi, informó que su país no descarta cerrar su embajada en Irán, aunque estudiará el tema con sus socios comunitarios, en busca de una posición común, antes de tomar una decisión al respecto. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, elevó ayer un pedido formal ante Irán para que proteja a los diplomáticos extranjeros destinados en Teherán. También se sumó a las voces internacionales y rechazó el asalto de la embajada británica. “Washington condena el ataque a la embajada británica ocurrido ayer (por el martes), que constituye una afrenta no sólo contra el pueblo británico, sino contra toda la comunidad internacional”, apuntó la funcionaria norteamericana, desde Corea del Sur, durante una conferencia de prensa. El secretario general de la ONU, Ban Kimoon, pidió a Irán que investigue las condiciones que permitieron el incidente. “El secretario general quedó horrorizado y conmocionado al saber del incidente en Teherán, en el que manifestantes entraron a la embajada británica, secuestraron brevemente al personal diplomático y causaron daños en la propiedad”, manifestó Eduardo del Buey, vocero de Ban, en la sede central de la ONU.

El portavoz aseguró que Ban había transmitido a las autoridades británicas su preocupación sobre lo ocurrido. “Teherán debería tomar medidas para evitar que se repitan incidentes de este tipo en esa o en cualquier otra misión diplomática”, consideró el máximo responsable de la ONU, quien agradeció al Consejo de Seguridad del organismo que emitiera el martes una declaración sobre el ataque.

“Ban agradece el rápido comunicado de condena y comparte su mensaje”, agregó el vocero, en relación con la enérgica condena expresada por los quince miembros del Consejo de Seguridad, que además recordaron a Irán que debe cumplir con sus obligaciones internacionales y proteger al personal y las dependencias diplomáticas en su territorio.