EL MUNDO › AMBOS IMPULSARáN UNA NUEVA UNIóN FISCAL
La canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés impulsarán una nueva unión fiscal durante su reunión hoy en París, pocos días antes de la cumbre europea del 8 y 9 de diciembre que se anuncia como la definitiva para salvar o hundir al euro.
Los dirigentes de las dos mayores economías de la Eurozona negociarán un arsenal de medidas para reforzar la disciplina fiscal que presentarán en la cumbre europea y que se sumarán a nuevas exigencias de austeridad a países como Grecia o Italia, y un fortalecimiento de los mecanismos financieros para impedir el contagio de la crisis de deuda.
Las nuevas reglas de juego contemplan una supervisión estricta y sanciones más duras para los socios del euro que incumplan con el compromiso del déficit comunitario, con la posibilidad de penas automáticas a los infractores.
Tras los escasos avances de las cumbres de julio y octubre, la presión ha aumentado para que los dirigentes europeos adopten medidas efectivas para salir de la crisis que se ha agravado mes a mes desde principios de 2010, amenazando a países como Italia y España, e incluso a Francia y Bélgica.
La gravedad de la situación ha sido reconocida por todos. “No hay otra opción”, advirtió el jueves pasado el presidente francés en un discurso en Toulon (sudeste de Francia). “No hay más alternativa que un cambio de los tratados” o al menos modificar aquéllos de la Eurozona, formada por 17 de los 27 países que integran la Unión Europea (UE), explicó al día siguiente la canciller alemana al Bundestag (Parlamento).
A cambio de apoyar este plan de unión fiscal, que incluye la posibilidad de que los países incumplidores sean llevados al Tribunal de Justicia Europeo, Sarkozy aspira a soluciones urgentes a la crisis, entre ellas una mayor intervención del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados de deuda y una mayor solidaridad de Alemania con los países con problemas.
El BCE dio a entender que está dispuesto a una mayor intervención en los mercados, si los gobiernos de Europa acuerdan un “pacto fiscal”, considerado por el presidente de la entidad, Mario Draghi, como el “elemento principal para restaurar la credibilidad”. De hecho el Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó este viernes un llamado velado al BCE para que aporte a sus arcas, en momentos en que varios gobiernos de la Zona Euro instan a la institución a contribuir a los fondos del organismo de Washington para facilitar ayudas a países en crisis.
Alemania se opuso categóricamente hasta ahora a una mayor intervención del BCE e incluso Merkel, en su discurso del viernes, insistió en que la entidad europea tiene un mandato distinto al de la Fed o el Banco de Inglaterra, por lo que no puede comprar deuda masivamente.
En este contexto, los países de la Eurozona negocian con el FMI un acuerdo para reforzar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para que acuda al rescate de los países amenazados.
En una carrera vertiginosa para salvar al euro, desde Roma, pasando por Grecia, Francfort y, claro está, Bruselas, la semana está cargada de reuniones. El gobierno de Mario Monti ya presentó su plan de acción con el que el tecnócrata pretende evitar que Italia se vea arrastrada por la crisis. El miércoles, el Parlamento griego debe aprobar los presupuestos para 2012. Ese mismo día, el tándem Sarkozy-Merkel asistirá a una reunión de líderes conservadores en Marsella, en la que el próximo presidente del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, hará su estreno en la escena internacional. Para el jueves se prevé la reunión de consejo de gobernadores del BCE en Francfort, el mismo día en que iniciará la cumbre de los veintisiete países de la UE en Bruselas.
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