EL MUNDO › MURIERON AL MENOS 62 PERSONAS Y RESULTARON HERIDAS UNAS CIENTO CINCUENTA
El atentado más letal tuvo lugar en Kabul durante la festividad chiíta de Ashura. Esto agrega un elemento religioso a la situación de violencia que vive el país desde que comenzó la guerra.
› Por Kim Sengupta *
Al menos 62 personas murieron y 150 resultaron heridas ayer en dos atentados en Afganistán, de los cuales el más letal fue perpetrado en Kabul por un kamikaze que mató entre otros a varios niños en una procesión chiíta del Ashura, una de las fiestas más sagradas de esta rama del Islam. “Sesenta y dos personas murieron y 150 quedaron heridas”, declaró Ghulam Sakhi Kargar Noorughli, portavoz del Ministerio de la Salud, indicando que tenía como base el recuento de cifras dadas por los diferentes hospitales de la capital.
El presidente afgano, Hamid Karzai, estimó que las explosiones eran el primer ataque “terrorista de esta magnitud durante una fiesta religiosa”. “Es la primera vez que con motivo de una fiesta religiosa tan importante en Afganistán tiene lugar un acto terrorista tan horrible”, declaró Karzai durante una conferencia de prensa en Berlín, luego de un almuerzo de trabajo con la canciller alemana, Angela Merkel.
“Muerte a los talibán, muerte a Al Qaida”, gritaban los fieles chiítas después de la explosión. El segundo atentado mató al menos a cuatro personas en Mazar i Shari, cerca del principal santuario de la ciudad, pero por el momento se ignoraba si estaba dirigido contra los chiítas, que son minoritarios en Afganistán pero muy representados.
No fue, quizás, una total sorpresa que los insurgentes quisieran demostrar el alcance y las posibilidades de su poder al llevar a cabo ataques mortales el día después de que las potencias internacionales se reunieran en Bonn para planear el futuro de Afganistán. Los ataques mostraron la relativa impotencia de Occidente en Afganistán cuando se enfrenta con terroristas decididos, y la escala de la matanza fue terrible. Lo que convierte esto en un asunto muy preocupante es que la comunidad chiíta fuera blanco específico, abriendo quizás un nuevo frente en el conflicto.
La mayor población chiíta del país, los hazaras, han sufrido masacres a manos de los talibán sunnitas durante la guerra civil. El talibán argumentó en su momento que las muertes no se debían al sectarismo, sino a que los hazaras estaban apoyando a la Alianza del Norte con el régimen del mulá Omar. Pero esas excusas no sirven para la masacre de ayer, con las víctimas en Kabul, Mazar i Shari y Kandahar conmemorando Ashura, uno de los días más santos en el calendario religioso chiíta.
Así que ¿quién fue responsable? El talibán negó rápidamente que hubieran sido ellos, condenando los “actos inhumanos”, y no hay nada que sugiera que estuvieran involucrados. Un estudio reciente del movimiento hizo notar, sin embargo, un crecimiento de tensión comunal y tribal y se culpó –aparte del habitual castigo a los Estados Unidos, país ocupante– a dos de los países vecinos, el Pakistán sunnita y el Irán chiíta. Algunos ya decidieron dónde está la culpa. Cuando llegó a Bonn la noticia del ataque ayer a la mañana, un miembro de la delegación afgana a la conferencia declaró amargamente: “Otro regalo de nuestros vecinos paquistaníes”.
No parece haber una razón lógica por la que Pakistán e Irán comenzarían una guerra religiosa. Las bombas y los disparos sectarios son, sin embargo, algo común con los militantes sunnitas, incluyendo a los talibán paquistaníes, que llevan a cabo repetidos ataques contra los chiítas. Los cuarteles de Al Qaida en Pakistán también han estado involucrados en ataques y fue Al Qaida en la Mesopotamia, conducida por Abu Musab al Zarqawi, que comenzó la más sangrienta guerra sectaria musulmana en tiempos recientes en Irak.
El conflicto salvaje en Irak entre sunnitas y chiítas tuvo un efecto positivo para las fuerzas conducidas por Estados Unidos, que recibieron una suerte de tregua mientras las dos facciones se mataban entre sí. Las bombas de ayer no significan que Afganistán necesariamente seguirá los pasos de Irak y las tropas británicas y estadounidenses se enfrentarán a un peligro menor. Pero la introducción de ese factor incendiario en un conflicto ya brutal se encontrará con la aprehensión de una población ya golpeada por años de violencia implacable.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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