EL MUNDO › EL PARLAMENTO VOTó UN AUSTERO PRESUPUESTO 2012
El nuevo premier, el tecnócrata Lucas Papademos,recordó que Atenas debe reducir las deudas y combatir la evasión fiscal. Protestas afuera del Parlamento.
Con la mirada firme en un futuro que parece cada vez más incierto, los legisladores griegos votaron un tijeretazo que cala hondo en la sociedad helena y prevé sensibles recortes para el próximo año en el gasto público. El documento fue respaldado por 258 parlamentarios socialistas, conservadores y ultraconservadores y rechazado por 41 representantes de agrupaciones de izquierda e independientes. El nuevo primer ministro, Lucas Papademos, recordó que Grecia debe reducir las deudas y combatir la evasión fiscal. “Si no lo hacemos, la historia no nos lo perdonará”, advirtió antes de que el presupuesto fuese sometido a votación. De este modo, el gobierno de coalición liderado por el tecnócrata, que reemplazó al socialista Giorgos Papandreu, no tuvo mayores inconvenientes (ni reparos) en sacar adelante el Presupuesto 2012 con un objetivo crucial: lograr un superávit primario del 1,1 por ciento que, tras el pago de deuda e intereses, llevará a un déficit del 5,5 por ciento del Producto Interno Bruto, frente al 9 por ciento que se espera para 2011. Todo esto, claro está, gracias a la abultada mayoría que el Partido Socialista Panhelénico (Pasok), Nueva Democracia (ND) y Laos detentan en el Parlamento –suman 252 de los 300 escaños disponibles–.
Antonis Samaras, líder de la segunda fuerza parlamentaria, ND, insistió en el carácter de gobierno de transición del actual Ejecutivo y exigió que se celebren elecciones generales en febrero. El referente de los conservadores achacó el peso de los recortes incluidos en el presupuesto 2012 a los pecados cometidos por el ex ministro Papandreu. “Grecia ya ha exportado la crisis de la deuda a Europa. No debe exportar también una explosión social”, ironizó Samaras, quien pidió que se recurra al Banco Central Europeo para acceder a más créditos y que se reduzcan las exigencias de austeridad, que podrían provocar el fin de la Eurozona.
En el intercambio de gentilezas, Papandreu defendió su gestión y cargó contra ND por haber aumentado la deuda griega de 180.000 millones de euros en 2004 a más de 300.000 millones. “La oposición no sólo no ha apoyado las reformas que eran necesarias, no sólo hizo todo lo posible para desacreditar al país en el extranjero, sino que incluso ha adoptado formas extremas de violencia”, denunció el ex premier. Yorgos Karatzaferis, líder del partido ultraderechista LAOS, dirigió su discurso hacia un escenario de elecciones en las que, según manifestó, los griegos deberán elegir entre permanecer en Europa siendo dependientes o ser independientes, como propone la izquierda, pero con mucha pobreza. Karatzaferis pidió que los cambios en los tratados europeos –propuestos por la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy– sean aprobadas mediante la consulta popular en toda Europa.
Antes de la votación y hasta entrada la noche, cientos de jóvenes se enfrentaron en las calles a las fuerzas de seguridad al cumplirse tres años de la muerte de Alexandros Grigoropoulos, un joven de 15 años asesinado en Atenas por la policía el 6 de diciembre de 2008. La asistencia a la manifestación de la tarde convocada en Atenas por grupos anarquistas y de izquierda fue masiva. Al llegar frente al Parlamento un grupo de manifestantes lanzó piedras y bombas molotov contra los agentes que custodiaban el edificio. La policía respondió lanzando gases lacrimógenos sobre plaza Syntagma.
Entonces la protesta comenzó a disolverse, aunque nuevos choques se produjeron en el barrio ateniense de Exarjia, conocido por su activismo anarquista y por ser el lugar donde Grigoropulos fue asesinado. Cerca de las 22 del sábado 6 de diciembre de 2008, dos policías que hacían una ronda de rutina en el barrio ateniense mantuvieron una fuerte discusión con un grupo de jóvenes. En el entredicho, uno de los oficiales sacó su arma reglamentaria y disparó contra el joven griego, cuyo cuerpo cayó sin vida sobre el asfalto.
Epaminondas Korkoreas, autor de los disparos que dieron muerto al joven griego, fue condenado el año pasado a cadena perpetua más 15 meses adicionales por posesión de un arma ilegal. Vasilis Saraliotis, su compañero en aquella noche, recibió una condena de 10 años. El crimen de Grigoropoulos desató una ola de protestas y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad que comenzó en Atenas y se extendió como reguero de pólvora por todo el país durante varias semanas. En aquel entonces, miles de griegos se manifestaron contra la violencia policial y exigieron la dimisión del ministro del Interior. Los presos de las 23 cárceles helenas se sumaron a una huelga de hambre en solidaridad con las movilizaciones. Las protestas, que se extendieron a Barcelona y Madrid, arrojaron un saldo de nueve detenciones.
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