EL MUNDO › EL GOBIERNO MEXICANO AFIRMA HABER FRUSTRADO LA ENTRADA DE SAADI KHADAFI AL PAíS; OTRA VERSIóN INVOLUCRA A CALDERóN EN LA TRAMA
En el caso conocido como Operación Huésped se mencionan soplones, conspiradores, drogas, policías y dinero. El hijo del asesinado coronel libio intentó entrar a Canadá, pero no pudo. Lo mismo pensaba hacer en México. Hay detenidos.
› Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, D. F.
Alguna vez, México fue refugio de tiranos derrocados. Como Mohamed Reza Pahlevi, el sha de Irán, que a principios de 1979 se alojó en la siempre primaveral ciudad de Cuernavaca, a menos de una hora de la capital del país, luego de ser derrocado por la revolución que lideraba desde París el ayatola Jomeini. Ayer, Saadi Khadafi, el tercer hijo del derrocado y asesinado líder libio Muammar Khadafi, no sólo no pudo entrar al país, sino que han sido detenidos todos aquellos que de una u otra forma trataron de introducirlo ilegalmente junto con su esposa y sus dos hijos.
La historia da para una película de espías. La trama es compleja. Hay soplones, policías, conspiradores, drogas, prostitutas y dinero, mucho dinero. Los hechos ocurrieron en Estados Unidos, Canadá, Kosovo, varios países de Medio Oriente... y México. Todo el caso es conocido como Operación Huésped.
Según la administración de Felipe Calderón, la red que intentó trasladar a Khadafi a México fue detenida hace un mes gracias a “la capacidad de las instituciones del Estado mexicano para salvaguardar la integridad del territorio nacional”, dijo ayer el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré. Y esto, “sumado a otros logros de la Estrategia Nacional de Seguridad, es prueba de la capacidad creciente de nuestras instituciones, en particular de nuestras áreas de inteligencia civil”, presumió la vocera presidencial, Alejandra Sota.
Sin embargo, según otra versión, el gobierno derechista de Felipe Calderón había considerado la posibilidad de alojar a Khadafi y a su familia. Gary Peters, presidente de la empresa canadiense Can/Aust Security and Investigations International, aseguró que él personalmente estuvo involucrado en la operación y que había visitado la mansión en la que viviría Saadi, en un centro turístico en Punta Mita, Nayarit, en la costa noroeste de México (ver recuadro). Según declaraciones que hizo al diario canadiense National Post, “la operación contaba con la aprobación del gobierno mexicano”.
Según Peters, Khadafi habría intentado asilarse en Canadá, alegando que los rebeldes libios que derrocaron y asesinaron a su padre estaban cometiendo “atrocidades y crímenes de guerra”. Una asociada de Peters, Cinthia Vanier, tramitó documentos de Khadafi ante el gobierno canadiense, que no permitió prosperar la solicitud. Hoy, Cinthia Vanier se encuentra detenida en México junto con otras tres personas, dos mexicanos y un danés. El hijo del depuesto líder incluso llegó a viajar varias veces a Montreal y Toronto. El propio Peters se encargó de contratar cuerpos de seguridad para protegerlo. Según el diario canadiense, los guardaespaldas de Khadafi “quedaron alarmados por su apetito por las drogas y prostitutas”. Los mismos guardaespaldas habrían sido contactados para proteger a Khadafi y a su familia en Punta Mita, pero se negaron, declaró Peters. Saadi Khadafi tuvo una vida dispendiosa antes de dedicarse a la ingeniería y a los negocios: fue jugador de fútbol profesional.
Peters dijo al National Post no saber por qué el plan nunca se llevó a cabo, aunque a partir de febrero la ONU impuso una prohibición de viaje a Saadi por comandar unidades militares que formaron parte de la represión a los manifestantes rebeldes. En marzo, la Interpol emitió una alerta en contra de Saadi y otros miembros de la familia Khadafi, mientras que la ONU congeló sus bienes.
Según el secretario de Gobernación Alejandro Poiré, el 6 de septiembre pasado “inteligencia civil mexicana detectó un plan” para la internación ilegal de Saadi Khadafi y su familia a México. “Ante tal situación, las instituciones del Estado mexicano procedieron conforme con los protocolos y los procedimientos correspondientes, y con su capacidad y reacción oportuna, lograron evitar este riesgo, desarticularon la organización criminal de dimensión internacional que pretendía operar este ilícito y obtuvieron el arraigo de los presuntos responsables”, contó Poiré.
Las autoridades mexicanas desmantelaron la “conspiración” entre el 10 y el 11 de noviembre pasados. Los detenidos se encuentran en calidad de “arraigados”, es decir, no están sujetos todavía a un proceso penal, sino que se encuentran bajo custodia para investigación. El gobierno puede tenerlos en ese limbo jurídico durante 40 días, sin abrirles ninguna causa penal.
El contraste con la historia de Mohamed Reza Pahlevi es notorio. El sha de Irán vivió en Cuernavaca durante 122 días, en casa de su hermana, la princesa Shams. Era 1979, eran otros tiempos. Hoy, Saadi Khadafi se encuentra “bajo custodia” en Níger, según dijo el secretario de Gobernación mexicano, luego de presumir de las supuestas capacidades de inteligencia del Centro de Investigación de Seguridad Nacional.
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