EL MUNDO › LA CARISMáTICA DIRIGENTE NO LOGRó LA REELECCIóN EN LA FECH
La joven perdió la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), columna vertebral del movimiento estudiantil. Su sucesor, Gabriel Boric, se autodefine libertario anarquista.
› Por Christian Palma
Desde Santiago
A pesar de los análisis en caliente, que incluso hablan de un debilitamiento del movimiento estudiantil chileno, lo cierto es que al interior de los planteles universitarios, existe más confianza que desesperanza luego de que la carismática Camila Vallejo perdiera la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), una de las columnas del proceso social y político articulado este año en este país.
Y es que, contrariamente a lo que pretenden instalar los medios de corte oficialista y de la derecha en general, los resultados en la principal casa de estudios chilena viene a consolidar el futuro que tendrán las demandas de los estudiantes para recuperar la educación pública e impedir el paso arrollador del mercado en este sector, situación que va más allá de rostros e individualidades.
Fue la propia estudiante de geografía la primera en aclarar que en ningún caso es una derrota. “Como todas las listas (de candidatos), apostábamos a la presidencia, pero no vemos como una derrota integrar a dos miembros de la mesa directiva y posicionarnos en la vicepresidencia con más de 1600 votos, lo cual supera la votación de cualquier otro candidato de otra lista”. Eso en lo particular. A nivel general, la dirigente destacó que el proceso de articulación del movimiento estudiantil no atisba nubes negras para el próximo año, como apuestan los sectores conservadores y del gobierno de Sebastián Piñera.
Según Vallejo, las exigencias de los estudiantes continuarán: “Este es un proyecto que requiere un largo plazo, sobre todo la demanda del movimiento. Si tenemos la convicción de avanzar y darle un triunfo al movimiento, vamos a seguir aquí hasta el final y no va a depender de que estemos un año y chau. Es una gran apuesta”, sostuvo.
Pero los jóvenes esperan ir a ganador, pues esta elección fue la que registró la mayor cantidad de votantes en los casi 180 años de la Universidad de Chile. Este hecho de seguro encendió las alarmas en el Palacio de La Moneda, debido a que el proyecto que permite la inscripción automática de los chilenos para votar en las elecciones políticas avanza en el Congreso. De aprobarse, dejaría la pelota en el área chica para que los jóvenes –descontentos con el sistema imperante– hagan sentir su postura en los comicios municipales de fines de año y presidenciales de 2014.
El sucesor de Camila Vallejo es Gabriel Boric. El egresado de la Facultad de Derecho, oriundo de la zona austral de Chile, representó a la lista Izquierda Autónoma, sin compromisos con ningún partido político. Esto lo diferencia de Camila, confesa militante del Partido Comunista.
Boric se autodefine como un libertario anarquista, una agrupación que desde hace 80 años no se tomaba la dirigencia de la Universidad de Chile. Y esta tendencia la explica sin tapujos: “Nosotros tenemos vocación de poder, creemos que la disputa no puede darse sólo en las universidades. Nuestra apuesta es a nivel nacional, no sólo universitario. Tenemos un sentido de urgencia con los cambios que hay que hacer en Chile, pero tenemos claro que los procesos sociales son más lentos”, dijo con desparpajo.
Lo que queda claro es que la experiencia de articulación, movilización y visibilidad del movimiento de estudiantes chilenos se curtió en los últimos meses. En 2012, dicen los dirigentes, volverá a “tomar vuelo”, prometiendo no dar tregua a las autoridades del actual gobierno derechista ni a los tradicionales miembros de la sociedad política, Concertación incluida.
El recién asumido Boric así lo demostró al señalar en su discurso de vencedor que los verdaderos adversarios se encuentran “en La Moneda y en el Parlamento”, con lo que dejó claro que el supuesto alivio que pretendía tener el presidente Piñera con la derrota de Vallejo es sólo pasajero.
“Nuestra apuesta es por constituir nuevos sectores políticos, creemos que el Parlamento y la actual institucionalidad en Chile no da el ancho para contener las demandas del movimiento social que comienza a aparecer hoy día en Chile”, afirmó el nuevo dirigente estudiantil que promete retomar la posta que dejó Vallejo, en la Confederación Nacional de Estudiantes de Chile (Confech) que articula a todos los planteles tradicionales.
“Nosotros tenemos diferencias políticas con el Partido Comunista, pero entendemos que los adversarios del movimiento estudiantil y de la educación pública están en La Moneda y en el Parlamento y no dentro de la Universidad de Chile, por lo tanto, más allá de las diferencias que tenemos sabemos que hay que trabajar unidos. Vamos a tener que trabajar codo a codo con Camila, con Felipe Ramírez (de la lista I Luchar, creando universidad popular) y no nos perdemos en eso. El tema es la unidad y cómo enfrentamos a este gobierno que no nos representa”, arengó Boric.
Desde la otra vereda, la respuesta del gobierno fue la esperada. En un oficialista tono conciliador, que no se ha plasmado a la hora de recibir las demandas de los estudiantes al momento de redactar los proyectos de ley que se enviaron al Congreso, el vocero de La Moneda, Andrés Chadwick, señaló que no ven “a nadie como enemigos ni adversarios. El gobierno no tiene ni utiliza esos parámetros y, por consiguiente, no vemos a ningún dirigente social, menos de carácter estudiantil, como adversario o como enemigo”.
Pero lo dicho no borra la realidad que espera a la clase política una vez que terminen las fiestas de fin de año y las vacaciones de verano. A todas luces las reformas consensuadas entre el gobierno con la opositora Concertación de centroizquierda no dejaron satisfechos a los estudiantes, razón por la cual el período estival será de rearticulación para continuar su lucha por una educación pública de calidad y gratuita. Boric será la nueva voz y Camila acompañará desde la vicepresidencia de la FECH. Ambos deberán demostrar que lo importante de los movimientos sociales es el mensaje que envían a la población y no los rostros que los emiten.
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