En la primera reunión que Sebastián Piñera mantuvo con un ex presidente chileno sólo hubo reconocimiento y admiración de ambos lados. Con la visita de Patricio Aylwin a La Moneda, el mandatario conservador inició ayer una serie de encuentros con ex presidentes para evaluar reformas políticas, en medio de supuestos rumores sobre la posibilidad de recambios en su gabinete. Las reuniones, según trascendió oficialmente, serán de carácter privado, sin la presencia de ministros ni asesores, y su agenda incluiría temas como el cambio del sistema electoral y los eventuales efectos que podría ocasionar en Chile el avance de la crisis económica en Europa y Estados Unidos. “Hemos tenido una conversación grata”, destacó el ex presidente demócrata cristiano, que gobernó el país trasandino entre 1990 y 1994, luego de reunirse durante una hora con Piñera.

Según informó el diario El Mercurio, Aylwin, de 93 años, ingresó a La Moneda cerca del mediodía, por el estacionamiento subterráneo. Sin realizar declaraciones a la prensa, se dirigió de inmediato rumbo al despacho de Piñera. Al recibirlo, el presidente le manifestó su especial cariño, respeto y admiración por el aporte que, según dijo, hizo Aylwin a la recuperación y consolidación de la democracia. El ex mandatario agradeció las palabras y también le expresó su admiración a Piñera. “Correspondo de todo corazón sus conceptos, muy generosos para mí y usted sabe que cuenta con un admirador de mi parte”, le devolvió la gentileza.

Al término de la reunión, Piñera dijo que había escuchado las apreciaciones y las sugerencias que “reflejan la experiencia y el conocimiento de don Patricio Aylwin”. “Ha sido un privilegio conversar con él grandes temas, como seguir perfeccionando nuestra democracia y los temas de la situación económica internacional”, afirmó el presidente, quien por la conflictividad social iniciada a partir de las protestas estudiantiles que demandan educación gratuita y de calidad, vio descender su imagen hasta llegar al 30 por ciento de aceptación, el nivel más bajo desde la recuperación de la democracia.

La convocatoria que Piñera realizó a sus antecesores en el cargo, como si se tratara de una mano extendida, se produce en momentos de una baja aprobación ciudadana no sólo a la gestión del gobierno sino también de la oposición. Esto último enciende una señal de alerta para su administración porque en 2012 habrá comicios municipales y en 2013, elecciones presidenciales. Desde la casa de gobierno, sin embargo, el vocero del gobierno, el ministro Andrés Chadwick, descartó que en La Moneda se esté cocinando un cambio de gabinete, como indican los rumores que fueron alimentados por líderes del oficialismo durante los últimos días.

“Me atrevería a decir, salvo que esté muy perdido, que cambios de ese tipo no creo que estén ni siquiera para efectos de rumores”, afirmó el funcionario, primo de Piñera.

Aunque Aylwin fue el primer presidente desde el retorno de los gobiernos constitucionales a Chile, los encuentros no seguirán un orden cronológico. Este jueves será el turno del socialista Ricardo Lagos, que gobernó entre 2000 y 2006. Se espera que durante los encuentros de enero, a los cuales asistirán la ex presidenta Michelle Bachelet y el líder demócrata cristiano Eduardo Frei, se aborden también temas de política exterior.

La situación con Perú, país con el que existe un litigio marítimo fronterizo elevado ante la Corte Internacional de La Haya, que en 2012 entra en su fase oral, estará entre los principales temas que abordará la agenda de cuestiones exteriores pendientes. El entorno de Bachelet, actual responsable de ONU Mujer, que se encuentra en Chile para pasar las fiestas de fin de año junto a su familia, se habría mostrado reticente al encuentro, debido a las constantes críticas de la actual administración en su contra y al declarado propósito de la ex presidenta de no inmiscuirse en cuestiones de política local.

Otro de los temas claves a profundizar, luego de que se aprobara la inscripción automática y el voto voluntario –que significará la incorporación de 4,5 millones de nuevos votantes para las elecciones municipales de octubre próximo– es el cambio del sistema electoral binominal, que privilegia la existencia de dos grandes conglomerados políticos y un virtual empate técnico entre ellos que ha impedido profundizar los cambios. También se espera que las primarias para la elección de candidatos se institucionalicen. Por su parte, el movimiento social aspira al cambio de la Constitución de 1980, heredada de la dictadura pinochetista, que significó la implantación de un sistema que privilegia el mercado y reduce el papel del Estado, ahondando de este modo las desigualdades.