Por pocas –pero intensas– horas, el coronel Pedro Soto pareció una verdadera amenaza a Hugo Chávez. Amagó con liderar el reclamo de sus opositores. Sin embargo, el militar opositor aceptó ayer un nuevo cargo en la Fuerza Aérea, y elogió el discurso de Chávez del martes, por lo que su rebelión parece, por el momento, neutralizada. Los problemas para Chávez ahora vienen desde el frente de tormenta que permitió el surgimiento de Soto en primer lugar: la economía. Ayer fue el primer día de libre flotación cambiaria para la moneda venezolana, y su depreciación en un 19 por ciento, generó temores inflacionarios en la población.
El martes por la noche, Chávez había anunciado las nuevas medidas económicas en su primera presentación pública luego de las declaraciones de Soto. En esa ocasión no hizo mención al militar rebelde. Se ocupó de detallar las medidas de ajuste con las que piensa contrarrestar el efecto negativo que generará el menor ingreso de divisas provenientes del petróleo, cuyo precio se redujo de 18,5 dólares por barril a 16. Ayer comenzó la libre flotación cambiaria luego de cinco años de un sistema de fluctuación entre bandas. El bolívar sufrió los efectos de una abundante y nerviosa demanda de dólares y cerró el día con un desplome de 19,2 por ciento frente al dólar, lo que se sumó al 3,3 por ciento de depreciación la semana pasada. Según los datos del Banco Central, el bolívar cerró a 980/981 unidades por dólar, 188 bolívares más por dólar que en el cierre del viernes, última jornada hábil antes del feriado de carnaval. Al mismo tiempo la consultora Standard and Poor’s calculó que la fuga de divisas fue de 700 millones de dólares en sólo tres días, totalizando 3000 millones desde enero.
“La devaluación acaba con la meta inflacionaria de 10 por ciento para este año. Vamos a tener estancamiento económico e inflación”, dijo el analista Teodoro Petkoff, quien fue ministro de Planificación del anterior gobierno. Chávez anunció recortes de 22 por ciento en las estimaciones de ingresos para este año, entre las que incluyó un menor endeudamiento, y de 7,0 por ciento en los gastos. Dijo que la brecha sería compensada con impuestos, utilidades operativas del Banco Central y recursos de un fondo para contingencias. El déficit fiscal se calcula en 7000 millones de dólares.
Según algunos analistas, la fortaleza del bolívar fue clave para la estrategia de Chávez de mantener controlada la inflación. Cualquier alza en los precios puede socavar el apoyo que ha tenido de las clases menos beneficiadas económicamente, justo cuando aumenta el sentimiento de descontento de las clases medias y altas hacia el mandatario. Ayer abundaron las colas de venezolanos apostados frente a bancos y casas de cambios para comprar dólares. Algunas casas de cambio limitaron las ventas. Los operadores dijeron que llegaron a venderse dólares hasta por 1060 bolívares la unidad, mientras que el Banco Central intervino esporádicamente y uno de sus directores dijo que no estaban dispuestos a utilizar las reservas internacionales para alimentar una mayor fuga de capitales.
A todo esto, el coronel rebelde de la Fuerza Aérea, Pedro Soto, elogió ayer el discurso “conciliador” de Chávez –donde el presidente llamó a evitar la polarización política– y expresó su confianza en que el mandatario rectificará su manera de gobernar. Soto, que será investigado el viernes por sus dichos, reveló ayer que cuando se presentó a su comando, el pasado lunes, le asignaron un nuevo cargo como jefe de adiestramiento en el departamento de personal de la aviación. Soto tuvo este mensaje conciliador un día después de darle un ultimátum a Chávez para que rectifique su gobierno o enfrente una rebelión civil para después del 19 de abril. Soto también dijo que es posible que salgan otros militares a presionar la renuncia de Chávez, pero no quiso comentar el caso del teniente coronel de la Aviación Hugo Sánchez, quien expresó su solidaridad con las exigencias del coronel. Sánchez fue llamado a declarar a la Dirección de Inteligencia Militar y luego dejado en libertad.