EL MUNDO
› BASORA, PRIMERA CIUDAD DEL SUR IRAQUI, FUE PENETRADA POR LOS BRITANICOS
Una fortaleza empieza a ceder tras 10 días
Basora, que se encuentra en el corazón de la zona de unos chiítas que detestan a Saddam Hussein, y que es clave para el dominio de los pozos petroleros del sur, fue objeto ayer de incursiones decisivas de las fuerzas británicas. Según se dijo, la resistencia fue mínima.
Después de cercarla durante 10 días, unos 8 mil soldados británicos lograron controlar la “mayor parte” de la ciudad de Basora, al sur de Irak. Durante el combate murieron tres soldados británicos, uno de ellos de sólo 18 años. Hubo poca resistencia, salvo en el corazón de la ciudad, donde hasta hoy a la madrugada los milicianos que defienden a Saddam seguían resistiendo desesperadamente. No se sabe cuántos son, aunque los británicos calculan que vieron a “30 o 40”. Muchos habitantes de Basora están huyendo de la ciudad y hay saqueos en casas y oficinas.
La guerra entró ayer en una nueva fase cuando los tanques británicos entraron a Basora. Después del cerco, y de realizar una serie de operaciones que incluyeron incursiones exploratorias, vigilancia aérea y operaciones psicológicas, los comandantes británicos decidieron cambiar de táctica el domingo a la mañana. Tres divisiones de la 7ª Brigada Acorazada británica, las “Ratas del Desierto”, se movieron hacia la ciudad desde tres posiciones. La Guardia Real de Dragones Escoceses llevó sus tanques Challenger 2. El Regimiento Real de Fusileros y el primer batallón fueron a bordo de vehículos de combate blindados. Más tarde, tres brigadas comando empezaron a tomar posiciones en el sur de la segunda ciudad de Irak. En las puertas de Basora, encontraron poca resistencia. Los cuarenta tanques y vehículos blindados bombardearon las sedes del partido Baaz y los lugares donde se suponía que estaban atrincherados los milicianos leales a Saddam.
Sólo encontraron resistencia en el centro de la ciudad, donde hasta hoy a la madrugada los milicianos seguían luchando encarnizadamente. No son soldados sino combatientes que están dispuestos a morir por Saddam antes que abandonar Basora. Muchos de ellos se han escondido en viviendas y pelean desde allí. Otros abandonaron las armas y se mezclaron entre los ciudadanos para evitar ser arrestados. Los que siguen peleando están desesperados. Siguen apostados en casas y esquinas mientras ven que los cuerpos de sus compañeros caen sobre las veredas. Frente a una panadería yacía el cadáver de un miliciano. Estaba bañado en sangre y lleno de moscas, pero sus manos seguían aferradas al fusil Kalashnikov. Otro con el estómago destrozado a balazos se arrastraba hasta un auto abandonado en medio de la calle. Increíblemente, todavía tiene fuerzas como para seguir disparando recostado contra una de las ruedas del auto. Nadie sabe cuántos son porque se mueven rápido. Los civiles se quejan de que los milicianos que se esconden en casas particulares los ponen en peligro, convertidos en una especie de escudo humano. “Gente inocente puede morir. Nos obligan a luchar, así que, ¿qué podemos hacer? Huir”, dice Ahmad, que huye hacia Al Zubair, donde lo espera su familia. Docenas de pobladores están escapando de la ciudad. Otros aprovechan para saquear casas y oficinas. Entran, agarran todo lo que pueden y llenan sus autos con lo que encontraron: colchones, lámparas, lavarropas, percheros, mesas y hasta vacas y cabras.
Los británicos no esperaban que la batalla de Basora fuese tan larga y dura. “Es difícil acabar con la defensa iraquí, que no es una fuerza militar. Además, siempre es más fácil defender un territorio que conquistarlo”, dijeron fuentes militares británicas. En los combates murieron tres militares británicos. Uno de los muertos, Kelan Turrington, apenas tenía 18 años. “Controlamos la mayor parte de la ciudad”, informó el coronel Chris Vernon, vocero del ejército británico. El objetivo no era “ocupar viviendas” sino “limpiar” los focos de resistencia y “devolver la ciudad a sus habitantes”, indicó el capitán Michael Garraway. Según él, la presencia británica en Basora por ahora se limita a tanques y a inspecciones y ataques desde helicópteros. “Las operaciones consisten en atacar las posiciones del enemigo y después volver a nuestra base”, agregó Garraway. Por su parte, Vernon explicó que las tropas no están “presentes” en la parte antigua de la ciudad porque “poner tanques allí sería delicado”. También dijo que las condiciones “no permiten” enviar soldados a pie a las calles. “Ahora tenemos tres frentes de combate: en el sur, centro y norte de la ciudad”, aseguró Vernon. El canal qatarí Al-Jazeera informó que las tropas británicas están ahora en distintos puntos de la segunda ciudad. Y subrayó que ésta todavía no ha sido tomada. Según la cadena, después que entraron estas fuerzas, la ciudad se llenó de una “tranquilidad expectante”. Las tropas británicas “no encontraron ningún tipo de resistencia porque las fuerzas iraquíes se han retirado”. Aparentemente, ésta es una táctica destinada a sorprender más tarde al enemigo. La ofensiva británica sobre Basora se hizo un día después de que aviones estadounidenses bombardearan el palacio del general Ali Hassan Al Majid, íntimo de Saddam. Los iraquíes lo conocen como “Alí el químico”, porque hace unos años ordenó gasear a centenares de civiles kurdos en el norte. En Basora, muchos le tenían miedo y una multitud festejó cuando bombardearon su mansión. El cuerpo de uno de sus guardaespaldas fue identificado, pero los comandantes británicos todavía no pudieron establecer si Al Majid murió durante el ataque. Eliminarlo era un paso clave para que las tropas británicas pudieran entrar con más tranquilidad en la ciudad. El brigadier Graham Binns declaró que “la moral de los defensores de la ciudad es baja, la población está contenta de vernos y la oposición está descoordinada”. Pero los británicos no están tranquilos. Saben que para una fuerza tan pequeña como la británica, controlar una ciudad de 1,6 millón de habitantes es una misión complicada.