Jue 12.01.2012

EL MUNDO  › TEHERáN ACUSó A ISRAEL POR EL ASESINATO DE MOSTAFá AHMADI ROSHAN

Mataron a un científico nuclear iraní

El ataque no es el primero y se da en momentos en que EE.UU. presiona para que Irán frene su programa nuclear.

› Por Patrick Cockburn *

Un científico nuclear iraní fue asesinado ayer en Teherán por una bomba magnética colocada en su auto en un ataque por el que las autoridades culparon a Israel y que profundizará la confrontación sobre el programa nuclear iraní. Irán dice que la muerte Mostafá Ahmadi Roshan, un experto químico y un director del centro de enriquecimiento de uranio de Natanz, es parte de una guerra encubierta peleada por los servicios de inteligancia israelíes, británicos y estadounidenses.

Los testigos dijeron que dos personas en una moto habían pegado la bomba al Peugeot 405 del científico cerca de la calle Gol Nabi, en el norte de Teherán. El explosivo estalló matándolo, hiriendo a otra persona en el auto, que murió más tarde en el hospital, e hiriendo a un transeúnte de 85 años. “La bomba era la misma que las usadas para el asesinato de otros científicos, y es el trabajo de los sionistas”, le dijo el vicegobernador de Teherán, Safarali Baratlou, a la agencia de noticias semioficial Fars. Los funcionarios dijeron que esa última muerte no afectaría el programa nuclear.

Una bomba similar estalló en una motocicleta especialmente armada el 12 de enero de 2010 –matando al profesor de física cuántica de Teherán Massoud Alí Mohammadi–. Más tarde ese año, uno de los científicos nucleares más importantes, Majid Shahriyari, un experto en reacciones nucleares en cadena, fue asesinado mientras se dirigía en su auto al trabajo. El y su mujer fueron blancos de una bomba magnética colocada en la puerta del conductor por un motociclista el 29 de noviembre. El hecho de que los asesinos supieran los movimientos de sus víctimas tan precisamente sugiere la participación de los servicios de inteligencia extranjeros.

Un misterio es por qué Roshan no estaba protegido por guardaespaldas y era tan fácil de atacar, si era importante para el programa nuclear iraní. La nación persa dijo esta semana que estaba expandiendo una instalación para hacer uranio enriquecido al sur de Teherán en un bunker protegido por 10 metros de roca. Esto es lo que hace que sea más sorprendente que las autoridades hubieran permitido que científicos en puestos clave condujeran sus autos sin seguridad.

Irán tiene una tradición de buscar venganza por cualquier ataque desde que con el derrocamiento del sha en 1979 comenzaron décadas de confrontación con Estados Unidos en las que se derribaron aviones, se hundieron barcos, se secuestraron funcionarios y militantes y partidarios de ambos lados resultaron muertos. Hasta ahora, no ha tomado represalias por los asesinatos de los científicos, aunque su incapacidad de mantenerlos a salvo pronto será vista como un signo de debilidad.

Mientras la identidad de aquellos que llevan a cabo los asesinatos permanece como un misterio, lo más probable es que pertenezcan al servicio de inteligencia extranjero de Israel, el Mo-ssad, que supuestamente trabaja con el Mojahedin-e-Khalq, un opositor de larga data del gobierno islámico en Teherán. Durante muchos años estuvo aliado a Sa-ddam Hussein y establecido en Irak, pero se cree que todavía tiene agentes en Irán.

Los ataques “ojo por ojo” y amenazas intercambiadas entre Wa-shington y Teherán han alcanzado una intensidad que no se veía desde 1988, cuando la Marina de Estados Unidos casi se sumó a la guerra entre Irán e Irak del lado de Irak. La creencia de que la retórica belicista y la guerra encubierta de bajo nivel entre Irán y sus enemigos extranjeros podrían escalar hasta llegar a un verdadero conflicto militar ha hecho subir el precio del barril de petróleo a 113 dólares para el Brent crudo desde principios de año.

Estados Unidos está muy involucrado en esta guerra secreta contra Irán. A comienzos de 2008, el presidente Bush ganó una aprobación secreta del Congreso para gastar 400 millones de dólares y lanzar una campaña de desestabilización del liderazgo del ayatolá. Al mismo tiempo que buscaba información sobre un posible programa de armas nucleares, apuntaba a apoyar a las minorías disidentes dentro de Irán como los baluchis, los kurdos y los árabes en el sudoeste del país.

Operaciones clandestinas fueron llevadas a cabo dentro de Irán, que incluían capturar a miembros de Al-uds, un comando armado de la Guardia Revolucionaria Iraní. Grupos baluchis establecidos en Pakistán se adjudicaron la responsabilidad por los ataques de bombas en el sudeste de Irán contra los objetivos de la Guardia Revolucionaria.

Estados Unidos también ha sido acusado de apoyar a Pejak, un grupo kurdo con base en el Kurdistán iraquí que está conectado al PKK kurdo turco y lleva a cabo ataques en la frontera con Irán. Aunque los funcionarios de Pejak afirman tener contactos con Estados Unidos,el grupo es pequeño y tiene una influencia limitada. Algunos de sus ex líderes afirman que está infiltrado por la inteligencia iraní. A pesar de la creciente crisis sobre el programa nuclear de Irán, Estados Unidos no ha encontrado ninguna evidencia de que Teherán esté tratando de hacer una bomba nuclear, aunque los políticos norteamericanos a menudo hablan de ello como un hecho consumado. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, se esforzó la semana pasada en negar que Irán estuviera tratando de construir un dispositivo nuclear. Dijo que si fuera así, sería la “línea roja” para Estados Unidos.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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