Sáb 21.01.2012

EL MUNDO  › EL PRESIDENTE ALEMAN, A SETENTA AÑOS DE LA CONFERENCIA DE WANNSEE

Pidió perdón por la vergüenza

En la misma aldea a orillas del lago Wannsee en las afueras de Berlín, donde se anunció la Solución Final, Wulff dijo que Alemania nunca deberá olvidar su responsabilidad en el genocidio de seis millones de judíos europeos.

El presidente alemán, Christian Wulff, se avergonzó ayer de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el nazismo, en el 70º aniversario de la Conferencia de Wannsee, donde se anunció la Solución Final que significó el plan sistemático de matanza de judíos.

En la misma aldea a orillas del lago Wannsee en las afueras de Berlín, donde el mitin tuvo lugar originalmente, el presidente dijo que aunque pasaron muchos años, Alemania nunca deberá olvidar su responsabilidad en el genocidio de seis millones de judíos europeos. “Es una tarea nacional mantener la memoria viva”, dijo. Wulff afirmó que se había vuelto incomprensible entender cómo el genocidio se había transformado en una política de Estado. “Lo abominable y lo inimaginable ocurrieron.”

La aldea de Wannsee fue convertida en un centro para la memoria del Holocausto. Mandatarios de todo el mundo se reunieron ayer para conmemorar el triste aniversario de los seis millones de judíos muertos durante la Segunda Guerra Mundial. El 20 de enero de 1942, altos funcionarios del Partido Nacional Socialista y otros burócratas se dieron cita en aquella aldea para orquestar los planes de exterminio de judíos. Simultáneamente, cientos de miles de judíos ya habían sido asesinados, pero muchos historiadores marcan que esa conferencia fue el punto en el que los planes de matanza sistemática de Adolf Hitler fueron expuestos explícitamente por sus altos funcionarios.

El plan contemplaba detalles organizativos en torno del traslado y registro de judíos de alrededor de Europa para ser asesinados en campos de concentración. Se cree que Reinhard Heydrich, el cabecilla de la Policía Secreta, organizó la reunión para asegurarse de que todos supieran que Hitler quería que la SS lleve a cabo el proceso de industrializar la matanza de judíos en vez de solamente deportarlos.

“Este lugar y el nombre Wannsee se convirtieron en un símbolo para la decisión burocráticamente organizada entre la vida que valía la pena y la que no; y para el exterminio organizado desde el Estado, y planeamiento de la matanza sistemática de judíos europeos”, dijo Wulff. “Este lugar se convirtió en un lugar de crueldad, un gatillo que disparó el genocidio sistemático”, aseveró.

Wulff se refirió a ese plan de matanza sistemática como el capítulo más oscuro en la historia alemana, y llamó al centro de memoria que se inauguró como museo en 1992, como un lugar de vergüenza alemana.

Les aseguró a los mandatarios presentes que la Alemania actual podría funcionar de refugio para los judíos en el mundo si fueran perseguidos. Wulff prometió que el odio hacia los extranjeros no sería tolerado por el gobierno. Haciendo referencia a una serie de ataques neonazis recientes, el presidente pidió combatir la xenofobia. En noviembre se supo que un grupo de fascistas estuvo detrás de los asesinatos irresueltos de diez personas, principalmente comerciantes de origen turco, entre 2000 y 2007. El presidente prometió a las familias de las víctimas que las autoridades alemanas harían lo imposible para que el asesinato promovido por el odio hacia los extranjeros no vuelva a tener lugar en Alemania.

Dieter Graumann, presidente del Concejo Central de Judíos de Alemania, advirtió en una pieza editorial en el diario Bild que aún existen personas que rinden tributo a la doctrina insana del Tercer Reich. Según él, el Partido Nacional Demócrata de extrema derecha tiene dos escaños en la Legislatura, aunque permanece marginado a nivel nacional.

“El antisemitismo y la xenofobia aún envenenan a mucha gente hoy en día”, escribió. Wulff dijo que el antisemitismo de Estado fue alimentado y sostenido por el antisemitismo en la sociedad. Al acto también asistió el ministro israelí Yossi Peled, quien sobrevivió al Holocausto bajo falsa identidad en la Bélgica ocupada por los nazis. De su familia sólo sobrevivió su madre en el campo de concentración nazi.

Al tiempo que participaba de la ceremonia, la situación del presidente de Alemania se agravó al ser acusado de no declarar un préstamo otorgado por un empresario. Esto hizo aumentar las sospechas de que conocía las actividades de su ex vocero, acusado de corrupción y cohecho. Autoridades alemanas efectuaron allanamientos en las oficinas y en la vivienda de Olaf Glaeseker, ex vocero de Wulff hasta el 22 de diciembre, cuando el funcionario fue despedido. El presidente está acusado de tomarse vacaciones pagas en mansiones de amigos millonarios y de tratar de acallar a la prensa para que no lo desenmascare.

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