EL MUNDO
› OTRO DIALOGO DE SORDOS BUSH-BLAIR SOBRE LA POSGUERRA IRAQUI
El me dijo, yo le dije, nos dijimos
Ya es un clásico: Blair va a pedir a Bush por la ONU en la posguerra y Bush dice ni. Pero ayer importó, porque la posguerra se acerca.
Por Walter Oppenheimer
Desde Londres
George W. Bush y Tony Blair proclamaron ayer de manera reiterada y casi eufórica que la ONU tendrá “un papel vital” en Irak cuando acabe la guerra. Y aunque ahora está por ver en qué acciones concretas cristaliza ese papel vital reservado para la comunidad internacional, el comunicado conjunto hecho público tras la cumbre que han mantenido en Belfast subraya que ambos países promoverán una resolución en el Consejo de Seguridad para que la ONU “confirme” la administración interina que gobernará Irak durante un tiempo indefinido.
El tercer encuentro de ambos mandatarios en poco más de tres semanas y el segundo desde que empezó la invasión de Irak se cerró de acuerdo con las previsiones. Bush ha aceptado el mínimo que necesitaba Blair: una inequívoca declaración política en defensa del papel de la ONU en la gestión de Irak tras el conflicto y el compromiso de que la autoridad provisional que gobierne el país de manera provisional, aunque se formará de acuerdo con los planes de EE.UU., tendrá el aval del Consejo de Seguridad. “Sería un error discutir si Irak tiene que estar gobernado por la ONU o por la coalición porque son los iraquíes quienes tienen que hacerlo”, subrayó Blair ante la complacencia de Bush.
Pero el “papel vital” de la ONU fue definido por Bush de manera más bien pobre: “Ayudar a la gente a vivir libremente haciéndole llegar alimentos, medicinas, ayuda, contribuciones; y sugerir nombres para formar parte de la autoridad provisional de Irak”. Y no hubo ni una sola referencia a la conferencia que el gobierno británico quiere que se celebre bajo mandato de las Naciones Unidas para formar el primer gobierno propiamente iraquí, en lo que sería la tercera fase hacia la normalidad: primero estabilización bajo la autoridad directa de la coalición; luego administración provisional formada por iraquíes, controlada por la coalición y respaldada por la ONU; finalmente primer gobierno iraquí.
Pero más allá de la letra de las declaraciones, para Tony Blair ha sido un triunfo que el presidente George W. Bush defendiera con tanto énfasis el papel de Naciones Unidas. Más de media docena de veces repitieron entre uno y otro la expresión “papel vital”, que se reproduce también en el comunicado final. “Cuando decimos un papel vital para Naciones Unidas queremos decir un papel vital”, subrayó Bush. “Sé que en Europa hay cierto escepticismo sobre qué quiero decir cuando digo lo que digo. Saddam Hussein ya sabe qué quiero decir cuando digo lo que digo”, dijo el presidente.
Hubo euforia en el lenguaje corporal de presidente y primer ministro, arropados por las buenas noticias llegadas desde el frente y por un estridente despliegue de banderas de ambos países que daba un toque estrictamente angloamericano a una coalición militar que el comunicado final aclaraba que está compuesta también por “las valientes tropas de Australia y Polonia”.
Bush no dio por físicamente muerto a Saddam, pero sí por acabado políticamente. “No sé si ha sobrevivido (a los últimos bombardeos), pero sé que está perdiendo el poder”, dijo. Blair, siempre preocupado por la legitimidad moral de la invasión, destacó que “cualquiera que haya visto la alegría en las caras de la gente de Basora sabe que ésta era una guerra de liberación y no de conquista”.
El presidente Bush fundió los otros dos temas de la cumbre, el nuevo plan de paz de Medio Oriente y el proceso de paz en Irlanda del Norte al hacer votos por poner tanta energía para solucionar el enfrentamiento entre israelíes y palestinos como Blair ha puesto para promover la paz entre católicos y protestantes. Ambos líderes, acompañados por el primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, se reunieron luego con los dirigentesde los tres grandes partidos del proceso de paz en Irlanda del Norte. Blair y Ahern celebrarán mañana en Belfast una reunión que parece destinada a marcar el inicio del final definitivo del conflicto en la provincia.