Las autoridades sirias expresaron su satisfacción ayer por los resultados del referéndum sobre la nueva Constitución, aprobada según ellos por el 90 por ciento de los votantes, pero Estados Unidos lo calificó de “absoluto cinismo”. La nueva Carta Magna siria, que pone fin a la supremacía del Partido Baas, en el poder desde hace medio siglo, aunque mantiene las grandes prerrogativas del jefe del Estado, fue aprobada con 89,4 por ciento de los votos, afirmó ayer el ministro del Interior, Mohamad Nidal al Shaar.

Victoria Nuland, vocera del Departamento de Estado de Estados Unidos, se preguntó cómo se podía poner en marcha un proceso de democratización cuando los tanques y las tropas del régimen de Bashar al Assad siguen disparando contra la población civil. La ONU puso en duda la credibilidad de la consulta del domingo “en el contexto de violencia generalizada y de violaciones masivas de los derechos humanos” que prevalece en Siria. China y Rusia, aliados de Damasco, hicieron frente común ayer ante las críticas de los occidentales por la represión de las protestas en Siria.

La modificación de la ley fundamental forma parte de las reformas prometidas por el régimen que, negándose a admitir la magnitud de la revuelta, se jacta del apoyo de su pueblo para reprimir las protestas, calificadas de “terroristas” y organizadas por “bandas armadas subvencionadas por el extranjero”.

La violencia dejó ayer más de cien muertos. Los ataques contra los feudos rebeldes seguían siendo intensos. En Homs, la Cruz Roja y los diplomáticos mantenían la esperanza de poder evacuar a los heridos, incluidos dos periodistas extranjeros, después de varios días de negociaciones. Ayer un total de 109 sirios, entre ellos once soldados, perdieron la vida, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Entre ellos, 68 fueron asesinados a balazos o cuchilladas en la región de Homs. En Alepo, decenas de milicianos prorrégimen entraron en la Facultad de Odontología para dispersar una sentada de cientos de estudiantes y en un barrio del oeste de Damasco las fuerzas de seguridad dispararon granadas lacrimógenas para dispersar a “miles” de participantes en los funerales de tres manifestantes muertos el domingo, añadió el OSDH.