EL MUNDO › UNA CáMARA OCULTA COMPLICA AL GOBIERNO BRITáNICO DE CAMERON
El jefe del Tesoro del Partido Conservador pedía donaciones a cambio de favores de la coalición gobernante. Tuvo que renunciar.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
El primer ministro David Cameron calificó de “totalmente inaceptable” la conducta del jefe de Tesoro del Partido Conservador, Peter Cruddas, filmado secretamente mientras pedía donaciones a cambio de favores de la coalición Conservadora-Liberal Demócrata.
En la filmación con cámara oculta, Cruddas garantiza que por un pago de 250 mil libras esterlinas los donantes tendrían acceso a la “Premier League”, metáfora futbolística para aludir al primer ministro y su gabinete, mientras que unas 100 mil libras abrirían la puerta a “los últimos puestos de la Premier League”, presumiblemente diputados y secretarios de Estado. La revelación le costó el puesto a Cruddas quien renunció ayer como Tesorero del Partido Conservador. El primer ministro prometió una investigación interna para “asegurar que esto no vuelva a ocurrir”. Pero a los conservadores el pasado los condena: hace 15 años fueron el centro de un escándalo similar, comienzo del fin del entonces primer ministro John Major.
Los dos reporteros del dominical Sunday Times se presentaron ante Cruddas como inversionistas de un Fondo con sede en el paraíso fiscal de Liechtenstein. En la Cámara Oculta, el ahora ex tesorero del Partido Conservador les asegura enfáticamente que las 250 mil libras les darían acceso a cenas con el premier a quien le podrán expresar sus preocupaciones con la política gubernamental. Cruddas prometía además que estos temas encontrarían una vía de acceso al Comité que formula la política en 10 Downing Street, residencia oficial de Cameron. “Si no están contentos con algo, les escucharemos y llevaremos su preocupación al Comité de Política de Downing Street. Siempre lo hacemos”, dice Cruddas. La ley sobre donaciones partidarias exige que las donaciones por encima de 7500 libras sean declaradas públicamente y autoriza la realización de cenas y galas para la recaudación. El gran problema de la investigación del Sunday Times es la promesa que hace Cruddas de influir la política gubernamental por medio de un acceso al primer ministro, su gabinete y el Comité de Política.
Un ejemplo de este acceso es el que Cruddas les prometió en relación a la compañía estatal de correos, Royal Mail, una de las pocas joyas de la Corona que siguen en manos del Estado y que hace tiempo está en la mira de los conservadores. El Fondo de Inversión de Lichtenstein, Zenith, quería adquirir la Royal Mail, un tema que Cruddas les aseguró que podrían abordar con el primer ministro y hacer llegar al Comité de Política. En su renuncia Cruddas desmiente que sea posible este tipo de acceso y el Partido Conservador señaló que las mismas reglas partidarias impedirían que una donación de esta naturaleza se concretara, pero que habría una investigación para determinar si es necesario ajustar los mecanismos internos para asegurar una mayor transparencia y claridad en el tema.
El daño político está hecho. El foco estará colocado ahora en los donantes del Partido Conservador y en los vínculos que tiene con el mundo del dinero. Los laboristas exigieron una investigación independiente y preguntaron qué donantes pudieron beneficiarse con la reducción impositiva a los más ricos anunciada en el presupuesto el pasado miércoles. El affaire recuerda el ocurrido en 1994 cuando el diario The Guardian denunció que dos diputados conservadores habían aceptado dinero a cambio de realizar preguntas en el Parlamento sobre temas de interés empresario. Así las cosas, Cameron tendrá que transpirar mucho la camiseta para evitar que se consolide una conclusión inevitable: que el Partido Conservador es irredimible.
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