Mié 04.04.2012

EL MUNDO  › BRASIL LANZó UN PLAN DE INCENTIVOS TRIBUTARIOS Y CRéDITOS A LAS EMPRESAS POR UNOS TREINTA MIL MILLONES DE DóLARES

Dilma cuida la industria de las importaciones

Las medidas incluyen un nuevo régimen automotor y un aumento de impuestos para algunos productos del exterior.

Brasil lanzó un megaplán de incentivos tributarios y créditos a las empresas industriales, por unos 30 mil millones de dólares, con el objetivo de aumentar su competitividad frente a Estados Unidos y Europa y el avance de las manufacturas chinas. El paquete de medidas crea un nuevo régimen automotor, aumenta impuestos para algunos productos importados y establece preferencia para productos nacionales en las compras gubernamentales. La presidenta Dilma Rousseff fue la encargada del anuncio. “No estamos haciendo proteccionismo, es defensa comercial, que es radicalmente diferente”, dijo la mandataria brasileña ante 400 empresarios y sindicalistas. Se trata del tercer plan proindustrial lanzado desde que asumiera como presidenta. Asimismo, la jefa de Estado diferenció la respuesta de incentivo al sector productivo de Brasil frente al europeo: “La mejor salida a la crisis, generada en los países desarrollados y que afecta a esos países, no es la vieja receta de recesión y precarización del empleo, porque ésa ya fue para nosotros la fórmula del fracaso en otra época”, señaló.

El nuevo estímulo a la industria brasileña también se da en otros sectores, con la eliminación de aportes patronales al sistema previsional en el recibo del trabajador para quince sectores, una renuncia fiscal anual que representa 4000 millones de dólares, más líneas de crédito público a tasas blandas para la innovación por unos 25 mil millones de dólares. El gobierno anunció que también recortará hasta 30 puntos porcentuales en el Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI), para fábricas de automóviles que utilicen piezas nacionales o producidas en el Mercosur e inviertan en innovación en el marco del nuevo régimen automotor, que regirá entre 2013 y 2017. “Brasil es el cuarto mayor fabricante de automóviles y el segundo en camiones. Queremos asegurar que las empresas que están acá o que deseen venir acá estén a la altura de este mercado, que se vuelve más diverso y busca nuevos productos”, expresó el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Fernando Pimentel.

El anuncio del plan, para el ministro de Economía, Guido Mantega, apunta a impactar de lleno en el crecimiento económico de Brasil para 2012. Según Mantega, estas medidas representan una renuncia fiscal calculada en casi 10.000 millones de reales (unos 5460 millones de dólares) por año, que será compensada mediante un aumento de los impuestos que inciden sobre algunos productos, como bebidas y tabaco. Los sindicatos pidieron, y Rousseff ratificó en su discurso, que el nivel de empleo y de salario no se vean perjudicados por la reducción del 20 por ciento de los aportes patronales. Las empresas de sectores beneficiados, las que más emplean en el país y las más afectadas por un dólar de 1,80 real frente a los productos importados, deberán pagar entre uno y tres por ciento de impuesto en la facturación final, pero dejarán de aportar al sistema previsional. El Tesoro Nacional aportará cuatro mil millones de dólares a la caja jubilatoria. Tanto Rousseff como Mantega coincidieron en culpar a las potencias –el ministro identificó a Estados Unidos, Europa y Japón– por provocar devaluaciones encubiertas de sus monedas para ganar competitividad en mercados emergentes y así poder salir de la crisis que afecta al mundo desarrollado. La presidenta brasileña afirmó que su país quiere competir en el mercado internacional en condiciones justas y equilibradas. “Exigimos que la llamada devaluación competitiva de monedas sea considerada como una práctica predatoria y desleal”, afirmó, en un reclamo que en marzo le hizo en Alemania a la canciller Angela Merkel. “No dudaremos en hacer todo lo que haya que hacer para defender empleos, industrias y crecimiento”, agregó la mandataria.

El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) aportará unos 25 mil millones de dólares en créditos, con reducción de tasas por debajo del mercado, destinados a la innovación tecnológica. El plan fue consensuado con los principales empresarios del país y las centrales sindicales ante el bajo crecimiento de la industria en 2011, que fue del 1,6 por ciento, frente a un avance del PIB del 2,7 por ciento. El gobierno celebró que la industria en febrero avanzara al 1,3 por ciento frente al rojo existente en el primer mes del año. En el interanual, la actividad industrial cayó en febrero al 3,9 por ciento.

La ironía brasileña se instaló frente al Palacio del Planalto. Tres actores contratados por la central sindical centrista Fuerza Sindical lucieron ropas típicas chinas con un cartel que rezaba: “Gracias por generar empleos en China”. Es que el gigante asiático es el primer socio comercial de Brasil y compra el 80 por ciento de la materia prima que produce ese país. En el intercambio comercial, vende la misma proporción de sus importaciones en concepto de manufacturas.

“Tenemos que luchar también contra el dumping, la competencia desleal y las prácticas proteccionistas ilegítimas –clamó Rousseff–. Vamos a actuar en los organismos internacionales contra eso y adoptar todas las salvaguardas posibles para defender el empleo y el salario.” La jefa de Estado recordó que durante su visita a Nueva Delhi estuvo en la cumbre de los Brics (Brasil, India, Rusia, China y Sudáfrica) y consideró que sus mercados internos son “altamente atractivos”. El próximo lunes, Rousseff emprenderá un viaje al segundo socio comercial de Brasil, Estados Unidos, donde tiene previsto reunirse con su par Barack Obama.

Por otra parte, la mandataria defendió un ajuste por unos 30 mil millones de dólares, dispuestos por ella en el presupuesto, y afirmó que esa medida no es antagónica con el crecimiento de Brasil. De ese modo, hizo una defensa de su perfil de férrea gestora. “No es incompatible cortar gasto e invertir en el crecimiento, es posible gastar bien con buena gestión de resultados y concentrar parte de la recaudación para estimular la economía”, dijo. La cifra mágica que el gobierno busca obtener en 2012 es un avance del 4,5 por ciento del PIB, frente al 2,7 por ciento alcanzado en 2011. “Estas medidas apuntan a ese número”, dijo el ministro Mantega.

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