Lun 21.04.2003

EL MUNDO

¿Quién dijo que George W. apuntaba ahora a derrocar al régimen sirio?

“Siria parece haber entendido el mensaje”, dijo ayer George W. Bush. Y Siria hizo su parte, entregando a un dirigente iraquí fugado. Con esto, las posibilidades de una invasión a Siria desde Irak parecen suspendidas. Pero –como siempre con Bush–, por el momento.

George W. Bush bajó el tono de sus amenazas contra Siria: ayer dijo que ve “signos positivos” de que Damasco obedecerá a Washington y no refugiará a ex funcionarios del régimen de Saddam Hussein. Al mismo tiempo, un vocero del Congreso Nacional Iraquí (CNI), partido opositor a Saddam, anunció que el yerno del derrocado presidente iraquí se entregó en Damasco. Y dos enviados norteamericanos a la capital siria recibieron garantías verbales de que el gobierno sirio no asilará a ningún criminal de guerra iraquí. Fue la primera charla entre funcionarios estadounidenses y sirios después de que Washington acusara a Siria de apoyar al terrorismo, refugiar a funcionarios de Saddam Hussein y tener armas de destrucción masiva.
“Hay signos positivos. Parece que el mensaje de que Siria no debe acoger a altos responsables iraquíes está llegando”, declaró Bush después de asistir a una misa de Pascua en la base militar de Fort Hood, en Texas. Poco después, el vocero del Congreso Nacional Iraquí (CNI), opositor de Saddam Hussein, anunciaba que el yerno del derrocado presidente iraquí se entregó en Damasco. Jamal Mustafa Abdallah Sultan Al Tikriti, esposo de Hala, la hija menor de Saddam, e integrante del círculo íntimo del ex presidente, está bajo custodia y “será entregado a los estadounidenses” en Irak, sostuvo el vocero del partido. Paralelamente a este anuncio, dos congresistas estadounidenses se reunían en Damasco con el presidente sirio, Bashar al Assad. El legislador republicano por el estado de California y enviado a Siria, Darrell Issa, dijo que Assad se comprometió a no dar refugio a ningún criminal de guerra iraquí buscado por Washington. “Assad declaró que actuaba con los británicos y otros amigos de Estados Unidos para resolver las cuestiones”, dijo el otro enviado norteamericano, el legislador demócrata por el estado de Virginia del Este Nick Rahall al referirse a las amenazas de Estados Unidos contra Siria. Rahall destacó que el presidente sirio no es enemigo de Estados Unidos y que en la reunión se habló sobre Medio Oriente y las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Esto pareció marcar un deshielo después de las acusaciones de Washington contra Damasco de apoyar al terrorismo internacional, refugiar a funcionarios de Saddam y tener armas de destrucción masiva. El viernes pasado, un grupo de legisladores norteamericanos demócratas y republicanos presentaron en el Congreso un proyecto de ley que prevé sanciones económicas y políticas contra Siria. El proyecto buscaba “obligar a Siria a cesar la ocupación del Líbano, su apoyo al terrorismo y a renunciar a las armas de destrucción masiva”. En el 2002, una iniciativa parecida había fracasado por la oposición de la Casa Blanca, lo que podría repetirse ahora. De hecho, Bush se mostró “confiado en que el gobierno sirio nos ha escuchado, y les creo cuando dicen que quieren cooperar con nosotros”, lo que debilita el proyecto de ley contra Siria.
Los presidentes de Siria, Assad, y Egipto, Hosni Mubarak, se reunieron ayer en Damasco para discutir las recientes amenazas de Estados Unidos contra Siria. Los dos insistieron en que las tropas de Estados Unidos deben abandonar Irak y dejar a los iraquíes que formen su propio gobierno. “La visión de ambos líderes sobre la situación en Irak es idéntica: hay que acabar con la ocupación militar y formar un gobierno iraquí que represente a todo el pueblo”, dijo un vocero presidencial al finalizar la reunión entre los dos presidentes. “También coincidieron en la necesidad de consultarse en este crítico momento que atraviesa la región y prestar atención a las repercusiones de la guerra en los países árabes”, añadió. Con su visita sorpresa Mubarak quiso mostrar el apoyo de Egipto a Siria “pese a las diferencias que afectaron sus relaciones poco antes del estallido de la guerra en Irak”, dijo el vocero. Por otro lado, si se confirma la visita a Damasco del secretario de Estado norteamericano Colin Powell, el diálogo entre Estados Unidos y Siria podría reanudarse, a pesar de que en teoría el objetivo del viaje de Powell es reactivar las conversaciones entre Israel y los palestinos.

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