EL MUNDO › OPINION
› Por Leandro Morgenfeld *
La prensa habla de la reunión de presidentes americanos. A lo sumo, hay una mención a los foros temáticos y sociales que transcurren desde el 9 de abril en Cartagena. Pero poco y nada se conoce de un fenómeno popular que se llevará adelante entre el 12 y el 14 de abril, la Cumbre de los Pueblos, una reunión alternativa organizada por diversos movimientos sociales, y que desarrolla una agenda totalmente distinta a la del encuentro oficial.
Primero, un poco de historia. Las Cumbres de las Américas nacieron en 1994, por iniciativa de Estados Unidos, para establecer el ALCA. Ya en el segundo encuentro de mandatarios, se realizó una reunión paralela, la de quienes no estaban invitados ni incluidos en la iniciativa de Washington. La primera Cumbre de los Pueblos se realizó en Santiago de Chile en 1998, con una agenda propia, y una explícita oposición al ALCA, los tratados de libre comercio, el pago de la deuda externa, la militarización continental, las políticas neoliberales y el consecuente aumento de la pobreza en América latina. Estas cumbres populares se sucedieron en forma paralela a las oficiales (Quebec, 2001, Mar del Plata, 2005 y Puerto España, 2009). Convocadas por la Alianza Social Continental (ASC) –una heterogénea coalición de organizaciones sindicales, religiosas, campesinas, de derechos humanos, de mujeres, y otros movimientos sociales– se transformaron en una instancia de coordinación y de lucha contra la avanzada imperialista en América latina.
El encuentro de noviembre de 2005, en Mar del Plata, marcó un hito. En foros y en movilizaciones multitudinarias se repudiaron las políticas de Bush en el continente, y en especial su proyecto del ALCA, que allí fracasó y debió ser abandonado. En la siguiente cumbre, en 2009, hubo una movilización de solidaridad con Cuba, que seguía excluida de los encuentros presidenciales, por presión de Estados Unidos, ya entonces bajo la administración Obama. La inclusión de Cuba y el fin del bloqueo son dos de las demandas que se vienen profundizando en cada encuentro.
¿Cuál es la agenda de la actual Cumbre de los Pueblos? Hay siete ejes temáticos: Modelo de desarrollo (gran minería, megaproyectos, trasnacionales, educación, sociales y culturales); Integración (Cuba, procesos alternativos y derechos humanos); Militarización, derechos humanos (criminalización de la protesta social, guerra contra las drogas, bases militares en el continente); Cambio climático (economía verde y Río+20); Tierra, territorio y soberanía alimentaria; Tratados de Libre Comercio (negociaciones, impactos e implementación); Crisis económica. Lejos de las formalidades de la reunión de presidentes, en los foros de la reunión alternativa se abordan algunas de las principales problemáticas de los pueblos de la región.
¿Por qué decimos que en la cumbre oficial no se abordan los temas relevantes? En general, los cónclaves de presidentes fueron la instancia máxima impulsada por Washington para imponer el ALCA. Fracasado ese proyecto, muchos se preguntan qué sentido tienen encuentros en los que se busca un consenso en torno de declaraciones generales y sin consecuencias concretas y tangibles. Parte del hartazgo de los movimientos sociales fue expresado crudamente, el pasado lunes 2 de abril, en la carta de Correa a Santos en la que se explicaba la negativa del mandatario ecuatoriano a participar de la Cumbre de Cartagena: “... es inaceptable que en estas cumbres se soslayen temas tan fundamentales como el inhumano bloqueo a Cuba, así como la aberrante colonización de las islas Malvinas, los cuales han merecido el rechazo casi unánime de las naciones del mundo. (...) no volveré a asistir a ninguna Cumbre de las ‘Américas’, hasta que se tomen las decisiones que la Patria Grande nos exige”. Por primera vez, la máxima autoridad de uno de los 34 países participantes boicotea abiertamente la reunión, reivindicando la agenda de la Cumbre de los Pueblos.
¿Qué alcances y límites tienen estos encuentros paralelos? Las contracumbres fueron positivas, en tiempos de avance neoliberal, para resistir frente a los embates del gran capital y del imperio estadounidense. Las contracumbres, en este sentido, se debaten en los mismos dilemas que encuentros como el Foro Social Mundial, alternativo al de Davos.
¿Cuáles son los desafíos para las Cumbres de los Pueblos? Volver a cobrar el protagonismo alcanzado entre 2001 y 2005, y avanzar en la concreción de un mecanismo de organización continental. Para concretar los objetivos de los movimientos sociales y políticos populares del continente debe avanzarse más allá de las críticas al neoliberalismo, debatiendo sobre los problemas sociales vinculados con la opresión imperialista y a la propia dinámica del capitalismo.
* Docente UBA e ISEN. Investigador del Conicet. Autor de Vecinos en conflicto.
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