Julian Assange: de Wikileaks a conductor en la televisión rusa. Ese podría ser el título de un próximo libro sobre el hombre de los cables encriptados, a partir de la incursión del australiano como conductor de un programa periodístico que arrancó este martes en la cadena de TV Russia Today de Moscú. En el primer programa del ciclo de entrevistas, Assange mantuvo un contacto por videoconferencia con Hassan Nasrallah, líder del grupo libanés Hezbolá, quien le concedió al fundador de Wikileaks la primera entrevista con un medio occidental desde el conflicto entre Israel y Hezbolá, desatado en el Líbano en 2006. La primera transmisión del programa El mundo del mañana salió al aire, en los tres canales de RT, en inglés, árabe y español, informó la agencia de noticias RIA Novosti.

Durante la entrevista, el líder libanés se refirió, entre otros temas, a la revuelta llevada a cabo contra el gobierno de Siria y le reveló a Assange que Hezbolá se puso en contacto con algunos partidos de la oposición siria, pero que éstos se negaron a dialogar. “En Siria lo que pedimos es negociar, es el diálogo o llevar a cabo varias reformas. Porque la alternativa actual a esto es empujar al país a la guerra civil, que es precisamente lo que quieren Estados Unidos e Israel”, subrayó el líder del grupo chiíta. Las grabaciones del programa se realizaron en Londres, donde Assange se encuentra cumpliendo arresto domiciliario, desde hace más de un año, aunque hasta el momento no se le presentaron cargos formales.

Otro de los entrevistados de Assange fue el presidente de Ecuador, Rafael Correa. En diálogo con el creador de Wikileaks, el mandatario ecuatoriano habló sobre la sublevación policial e intento de golpe de Estado contra su gobierno del 30 de septiembre de 2010. El canciller Ricardo Patiño estuvo presente durante la grabación de la entrevista, que se realizó también a través de una videoconferencia, según confirmó el funcionario desde su cuenta de Twitter.

Según Assange, todos sus invitados formarán parte de la agenda internacional de su programa. “Gran parte de lo que ellos me contaron no pudieron exponerlo en los canales principales de televisión”, dijo el experto en informática. “En general, de todos los canales internacionales, sólo se pueden tomar en serio dos: RT y Al Jazeera. Pero, en primer lugar, nos fijamos en la representación de la cobertura del canal en Estados Unidos y RT está mejor representado en América”, justificó Assange las razones de la elección del canal ruso, como señal primaria para el estreno del programa El mundo del mañana. La información de 24 horas del canal RT, que se emite desde Moscú y Washington, ya está disponible a 480 millones de espectadores o a un 25 por ciento de todos los suscriptores de cable del mundo, según la cadena rusa. En el Reino Unido, a RT lo ve más gente que al canal Bloomberg. Según consultoras de rating, RT se convirtió en el primer telecanal de noticias en el mundo que superó los 700 millones de visitas en YouTube.

Pese al próspero panorama que ofrece el canal ruso, en cuanto a su caudal de televidentes, el debut televisivo del carismático fundador de Wikileaks decepcionó a muchos analistas, incluso entre los que se expresaron a favor del proyecto Wikileaks, no sólo por su corte y formato, sino también por el modo en el cual se manejó en el mano a mano con su primer invitado. El problema, según algunos expertos, estuvo en lo que dijo el líder de Hezbolá, quien subrayó que ese grupo apoyó las revueltas de la bautizada Primavera Arabe en Túnez, Yemen y Egipto, pero no en Siria, porque el régimen encabezado por Bashar Al Assad “sirvió muy bien a la causa palestina”, apoyando la resistencia en el Líbano, “sin dar marcha atrás ante las presiones de Israel y Estados Unidos”.

Para el líder de Hezbolá, la única alternativa a la supuesta voluntad de diálogo de Assad es “la guerra civil, que es exactamente lo que desean Israel y Estados Unidos”. El hecho de que Assange no rebatiera las afirmaciones de Nasrallah, apuntando a posibles contradicciones, asombró a muchos admiradores del afamado hacker. Su actitud no fue apreciada por muchos especialistas, como Luke Harding, del diario británico The Guardian –uno de los primeros medios que difundió los cables diplomáticos norteamericanos conseguidos y filtrados por Wikileaks–, quien llegó a definir al australiano como “un idiota útil”.