La reestructuración de la deuda soberana griega, negociada entre Atenas y sus acreedores privados, provocó pérdidas record en 2011 para los cuatro principales bancos del país, que más que nunca requieren ayuda europea para asegurar su supervivencia. El Banco Nacional de Grecia (BNG), primera entidad comercial del país, por delante de Alpha Bank, Eurobank y Banco del Pireo, anunciaron ayer pérdidas acumuladas de 27.900 millones de euros.

De esa cifra, más de 23.000 millones fueron provocados por la desvalorización que padecieron debido a las obligaciones soberanas griegas que tenían en cartera. En primer lugar está el BNG, que poseía el mayor número de obligaciones del Estado griego, que perdió 12.300 millones de euros en 2011 (de los que 11.700 millones fueron causados por la reestructuración de la deuda). Le siguen el Banco del Pireo, con pérdidas de 6300 millones, Eurobank (5500 millones) y Alpha Bank (3800 millones).

La reestructuración bautizada PSI (private sector involvement) permitió a Grecia eliminar unos 105.000 millones de euros de la deuda pública del país, es decir, casi la mitad de las obligaciones soberanas griegas en manos de los acreedores privados, entre los que se encuentran los bancos comerciales del país, que han perdido el 70 por ciento del valor contable de los títulos que poseían.

Ahora estos bancos intentan un proceso de recapitalización para mantenerse a flote. Este proceso, equivalente a una nacionalización ya que el grueso de los fondos son de origen público, fue previsto ya desde la cumbre europea de octubre de 2011 y confirmado en el segundo plan de ayuda acordado a Grecia, a mediados de marzo, por la zona euro y el FMI.

Una primera entrega de 25.000 millones de euros por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEFF) llegó el jueves a Atenas. Le corresponde ahora al Ejecutivo heleno dirigir la delicada tarea de repartir los fondos entre los bancos. El primer ministro, Lucas Papademos, opinó el viernes que esta operación será decisiva para reactivar la economía nacional.